martes, 31 de diciembre de 2013

LA RELIGION

Hec.25.19. sino que tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su religión, y de un cierto Jesús, ya muerto, el que Pablo afirmaba estar vivo. Hec.25.20. Yo, dudando en cuestión semejante, le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas. Hec.25.21. Mas como Pablo apeló para que se le reservase para el conocimiento de Augusto, mandé que le custodiasen hasta que le enviara yo a César. Hec.25.22. Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él le dijo: Mañana le oirás. Hec.25.23. Al otro día, viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa, y entrando en la audiencia con los tribunos y principales hombres de la ciudad, por mandato de Festo fue traído Pablo. Hec.26.5. los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo. Hec.26.6. Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; Hec.26.7. promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. Hec.26.8. ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? Hec.26.9. Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; Hec.26.10. lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Hec.26.11. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. Hec.26.12. Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, Hec.26.13. cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Hec.26.14. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Hec.26.15. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Hec.26.16. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, Hec.26.17. librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, Hec.26.18. para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. Hec.26.19. Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, Hec.26.20. sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Hec.26.21. Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. Hec.26.22. Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Hec.26.23. Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles. Hec.26.24. Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. Hec.26.25. Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. Hec.26.26. Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. Hec.26.27. ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. Hec.26.28. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. Hec.26.29. Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! San.1.17. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. San.1.18. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas. San.1.19. Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; San.1.20. porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. San.1.21. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. San.1.22. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. San.1.23. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. San.1.24. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. San.1.25. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. San.1.26. Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. San.1.27. La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

MAGNIFICAR

Éxo.15.1. Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete. Éxo.15.2. Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. Éxo.15.3. Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre. Éxo.15.4. Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo. Éxo.15.5. Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra. Éxo.15.6. Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo. Éxo.15.7. Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca. Éxo.15.8. Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar. Éxo.15.9. El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano. Éxo.15.10. Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas. Éxo.15.11. ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios? Éxo.15.12. Extendiste tu diestra; La tierra los tragó. Éxo.15.13. Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada. Núm.14.17. Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo hablaste, diciendo: Núm.14.18. Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos. Núm.14.19. Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí. Núm.14.20. Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho. Isa.42.21. Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. Hec.10.37. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: Hec.10.38. cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Hec.10.39. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. Hec.10.40. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; Hec.10.41. no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Hec.10.42. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. Hec.10.43. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. Hec.10.44. Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Hec.10.45. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Hec.10.46. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Hec.10.47. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Hec.10.48. Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días. Hec.19.11. Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, Hec.19.12. de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. Hec.19.13. Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Hec.19.14. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Hec.19.15. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Hec.19.16. Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. Hec.19.17. Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. Hec.19.18. Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Hec.19.19. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. Hec.19.20. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor. Fil.1.15. Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Fil.1.16. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; Fil.1.17. pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. Fil.1.18. ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún. Fil.1.19. Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, Fil.1.20. conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Fil.1.21. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

lunes, 30 de diciembre de 2013

NUESTRA CIUDADANIA

Hec.22.6. Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; Hec.22.7. y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Hec.22.8. Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. Hec.22.9. Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. Hec.22.10. Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. Hec.22.11. Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. Hec.22.12. Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, Hec.22.13. vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. Hec.22.14. Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Hec.22.15. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Hec.22.16. Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre. Hec.22.17. Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. Hec.22.18. Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. Hec.22.19. Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; Hec.22.20. y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban. Hec.22.21. Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles. Hec.22.22. Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. Hec.22.23. Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, Hec.22.24. mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. Hec.22.25. Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? Hec.22.26. Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. Hec.22.27. Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. Hec.22.28. Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. Hec.22.29. Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado. Efe.2.4. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, Efe.2.5. aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), Efe.2.6. y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, Efe.2.7. para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Efe.2.8. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; Efe.2.9. no por obras, para que nadie se gloríe. Efe.2.10. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efe.2.11. Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. Efe.2.12. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Efe.2.13. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Efe.2.14. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, Efe.2.15. aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, Efe.2.16. y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Efe.2.17. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; Efe.2.18. porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Efe.2.19. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, Efe.2.20. edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, Efe.2.21. en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; Efe.2.22. en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. Fil.3.4. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: Fil.3.5. circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; Fil.3.6. en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Fil.3.7. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Fil.3.8. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, Fil.3.9. y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; Fil.3.10. a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, Fil.3.11. si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. Fil.3.12. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Fil.3.13. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, Fil.3.14. prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Fil.3.15. Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Fil.3.16. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa. Fil.3.17. Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Fil.3.18. Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; Fil.3.19. el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal. Fil.3.20. Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; Fil.3.21. el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. Fil.4.1. Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.

LO COMUN

Ecl.6.1. Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres: Ecl.6.2. El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso. Ecl.6.3. Aunque el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que él. Ecl.6.4. Porque éste en vano viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su nombre es cubierto. Ecl.6.5. Además, no ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél. Ecl.6.6. Porque si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al mismo lugar? Ecl.6.7. Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia. Hec.2.34. Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hec.2.35. Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Hec.2.36. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Hec.2.37. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Hec.2.38. Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hec.2.39. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Hec.2.40. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Hec.2.41. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Hec.2.42. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Hec.2.43. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Hec.2.44. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; Hec.2.45. y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Hec.2.46. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, Hec.2.47. alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. Hec.10.9. Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Hec.10.10. Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; Hec.10.11. y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; Hec.10.12. en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Hec.10.13. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Hec.10.14. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Hec.10.15. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Hec.10.16. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. Hec.10.17. Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. Hec.10.18. Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por sobrenombre Pedro. Hec.10.19. Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. Hec.10.20. Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado. Hec.10.21. Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? Hec.10.22. Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras. Hec.10.23. Entonces, haciéndoles entrar, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope. Hec.10.24. Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. Hec.10.25. Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. Hec.10.26. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre. Hec.10.27. Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido. Hec.10.28. Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; Hec.10.29. por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir? Hec.10.30. Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, Hec.10.31. y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. Hec.10.32. Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te hablará. Hec.10.33. Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado. Hec.10.34. Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, Hec.10.35. sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. Hec.11.5. Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí. Hec.11.6. Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo. Hec.11.7. Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come. Hec.11.8. Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca. Hec.11.9. Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.

domingo, 29 de diciembre de 2013

LA CERTIDUMBRE

Pro.22.20. ¿No te he escrito tres veces En consejos y en ciencia, Pro.22.21. Para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad, A fin de que vuelvas a llevar palabras de verdad a los que te enviaron? Pro.22.22. No robes al pobre, porque es pobre, Ni quebrantes en la puerta al afligido; Pro.22.23. Porque Jehová juzgará la causa de ellos, Y despojará el alma de aquellos que los despojaren. Pro.22.24. No te entremetas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos, Pro.22.25. No sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma. Pro.22.26. No seas de aquellos que se comprometen, Ni de los que salen por fiadores de deudas. Pro.22.27. Si no tuvieres para pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti? Pro.22.28. No traspases los linderos antiguos Que pusieron tus padres. Pro.22.29. ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición. 1Te.1.4. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; 1Te.1.5. pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. 1Te.1.6. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, 1Te.1.7. de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. 1Te.1.8. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; 1Te.1.9. porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, 1Te.1.10. y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. 1Te.2.1. Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana; 1Te.2.2. pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición. 1Te.2.3. Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, 1Te.2.4. sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. 1Te.2.5. Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; 1Te.2.6. ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. 1Te.2.7. Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. 1Te.2.8. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. 1Te.2.9. Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios. 1Te.2.10. Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes; 1Te.2.11. así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, 1Te.2.12. y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria. Heb.10.1. Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. Heb.10.2. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Heb.10.3. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; Heb.10.4. porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Heb.10.5. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Heb.10.6. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Heb.10.7. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí. Heb.10.8. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), Heb.10.9. y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. Heb.10.10. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Heb.10.11. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; Heb.10.12. pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, Heb.10.13. de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; Heb.10.14. porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Heb.10.15. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Heb.10.16. Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, Heb.10.17. añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Heb.10.18. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. Heb.10.19. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, Heb.10.20. por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, Heb.10.21. y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, Heb.10.22. acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

PROTESTAR

Gén.43.1. El hambre era grande en la tierra; Gén.43.2. y aconteció que cuando acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, les dijo su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento. Gén.43.3. Respondió Judá, diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros. Gén.43.4. Si enviares a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento. Gén.43.5. Pero si no le enviares, no descenderemos; porque aquel varón nos dijo: No veréis mi rostro si no traéis a vuestro hermano con vosotros. Gén.43.6. Dijo entonces Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano? Gén.43.7. Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra familia, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano? Y le declaramos conforme a estas palabras. ¿Acaso podíamos saber que él nos diría: Haced venir a vuestro hermano? Gén.43.8. Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños. Gén.43.9. Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta. Si yo no te lo vuelvo a traer, y si no lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable para siempre; Gén.43.10. pues si no nos hubiéramos detenido, ciertamente hubiéramos ya vuelto dos veces. Gén.43.11. Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros sacos, y llevad a aquel varón un presente, un poco de bálsamo, un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras. 1Sa.8.7. Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos. 1Sa.8.8. Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, dejándome a mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo. 1Sa.8.9. Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos. 1Sa.8.10. Y refirió Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey. 1Sa.8.11. Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro; 1Sa.8.12. y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. 1Sa.8.13. Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras. 1Sa.8.14. Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos. 1Sa.8.15. Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos. 1Sa.8.16. Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras. 1Sa.8.17. Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos. 1Sa.8.18. Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día. Jer.11.2. Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén. Jer.11.3. Y les dirás tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto, Jer.11.4. el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios; Jer.11.5. para que confirme el juramento que hice a vuestros padres, que les daría la tierra que fluye leche y miel, como en este día. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová. Jer.11.6. Y Jehová me dijo: Pregona todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Oíd las palabras de este pacto, y ponedlas por obra. Jer.11.7. Porque solemnemente protesté a vuestros padres el día que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles desde temprano y sin cesar hasta el día de hoy, diciendo: Oíd mi voz. Jer.11.8. Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación de su malvado corazón; por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron. Hec.20.25. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. Hec.20.26. Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; Hec.20.27. porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. Hec.20.28. Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Hec.20.29. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Hec.20.30. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Hec.20.31. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. Hec.20.32. Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.

sábado, 28 de diciembre de 2013

VOLUNTARIO

Lev.7.16. Mas si el sacrificio de su ofrenda fuere voto, o voluntario, será comido en el día que ofreciere su sacrificio, y lo que de él quedare, lo comerán al día siguiente; Lev.7.17. y lo que quedare de la carne del sacrificio hasta el tercer día, será quemado en el fuego. Lev.7.18. Si se comiere de la carne del sacrificio de paz al tercer día, el que lo ofreciere no será acepto, ni le será contado; abominación será, y la persona que de él comiere llevará su pecado. 1Cr.28.9. Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. 1Cr.29.1. Después dijo el rey David a toda la asamblea: Solamente a Salomón mi hijo ha elegido Dios; él es joven y tierno de edad, y la obra grande; porque la casa no es para hombre, sino para Jehová Dios. 1Cr.29.2. Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia. 1Cr.29.3. Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios: 1Cr.29.4. tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para cubrir las paredes de las casas; 1Cr.29.5. oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos de los artífices. ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová? 1Cr.29.6. Entonces los jefes de familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente. 1Cr.29.7. Y dieron para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro. 1Cr.29.8. Y todo el que tenía piedras preciosas las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel gersonita. 1Cr.29.9. Y se alegró el pueblo por haber contribuido voluntariamente; porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente. Esd.2.68. Y algunos de los jefes de casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio. Esd.2.69. Según sus fuerzas dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil libras de plata, y cien túnicas sacerdotales. Esd.3.1. Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén. Esd.3.2. Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios. Esd.3.3. Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, holocaustos por la mañana y por la tarde. Esd.3.4. Celebraron asimismo la fiesta solemne de los tabernáculos, como está escrito, y holocaustos cada día por orden conforme al rito, cada cosa en su día; Esd.3.5. además de esto, el holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová, y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová. Esd.8.24. Aparté luego a doce de los principales de los sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos diez de sus hermanos; Esd.8.25. y les pesé la plata, el oro y los utensilios, ofrenda que para la casa de nuestro Dios habían ofrecido el rey y sus consejeros y sus príncipes, y todo Israel allí presente. Esd.8.26. Pesé, pues, en manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata por cien talentos, y cien talentos de oro; Esd.8.27. además, veinte tazones de oro de mil dracmas, y dos vasos de bronce bruñido muy bueno, preciados como el oro. Esd.8.28. Y les dije: Vosotros estáis consagrados a Jehová, y son santos los utensilios, y la plata y el oro, ofrenda voluntaria a Jehová Dios de nuestros padres. Esd.8.29. Vigilad y guardadlos, hasta que los peséis delante de los príncipes de los sacerdotes y levitas, y de los jefes de las casas paternas de Israel en Jerusalén, en los aposentos de la casa de Jehová. Esd.8.30. Los sacerdotes y los levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los utensilios, para traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios. Esd.8.31. Y partimos del río Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino. Fim.1.4. Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones, Fim.1.5. porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos; Fim.1.6. para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús. Fim.1.7. Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos. Fim.1.8. Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, Fim.1.9. más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo; Fim.1.10. te ruego por mi hijo Onésimo [“útil, provechoso”], a quien engendré en mis prisiones, Fim.1.11. el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, Fim.1.12. el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo. Fim.1.13. Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio; Fim.1.14. pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario. Fim.1.15. Porque quizás para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; Fim.1.16. no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Fim.1.17. Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. Fim.1.18. Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta.

LA LLAMA

Jue.13.20. Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra. Isa.5.18. ¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, Isa.5.19. los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos! Isa.5.20. ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! Isa.5.21. ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! Isa.5.22. ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; Isa.5.23. los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! Isa.5.24. Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel. Isa.29.6. Por Jehová de los ejércitos serás visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor. Isa.29.7. Y será como sueño de visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los que la ponen en apretura. Isa.29.8. Y les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y sediento; así será la multitud de todas las naciones que pelearán contra el monte de Sion. Isa.43.1. Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Isa.43.2. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Isa.43.3. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Isa.43.4. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. Isa.43.5. No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. Isa.43.6. Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, Isa.43.7. todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice. Dan.3.1. El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. Dan.3.2. Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. Dan.3.3. Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Dan.3.4. Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, Dan.3.5. que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; Dan.3.6. y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Dan.3.7. Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado. Dan.3.8. Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos. Dan.3.9. Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. Dan.3.10. Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; Dan.3.11. y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Dan.3.12. Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado. Dan.3.13. Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. Dan.3.14. Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? Dan.3.15. Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? Dan.3.16. Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. Dan.3.17. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Dan.3.18. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Dan.3.19. Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Dan.3.20. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Dan.3.21. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Dan.3.22. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Dan.3.23. Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Dan.3.24. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Dan.3.25. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. Dan.3.26. Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Dan.3.27. Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. Dan.3.28. Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. Dan.3.29. Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste. Dan.3.30. Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia. Dan.4.1. Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada. Dan.4.2. Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. Dan.4.3. ¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación. Luc.16.19. Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Luc.16.20. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, Luc.16.21. y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Luc.16.22. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Luc.16.23. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Luc.16.24. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Luc.16.25. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Luc.16.26. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Luc.16.27. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, Luc.16.28. porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Luc.16.29. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Luc.16.30. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Luc.16.31. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Hec.7.30. Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. Hec.7.31. Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor: Hec.7.32. Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar. Hec.7.33. Y le dijo el Señor: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa. Apo.1.12. Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, Apo.1.13. y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Apo.1.14. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; Apo.1.15. y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Apo.1.16. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

viernes, 27 de diciembre de 2013

APROVECHAR

Job.21.1. Entonces respondió Job, y dijo: Job.21.2. Oíd atentamente mi palabra, Y sea esto el consuelo que me deis. Job.21.3. Toleradme, y yo hablaré; Y después que haya hablado, escarneced. Job.21.4. ¿Acaso me quejo yo de algún hombre? ¿Y por qué no se ha de angustiar mi espíritu? Job.21.5. Miradme, y espantaos, Y poned la mano sobre la boca. Job.21.6. Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro, Y el temblor estremece mi carne. Job.21.7. ¿Por qué viven los impíos, Y se envejecen, y aun crecen en riquezas? Job.21.8. Su descendencia se robustece a su vista, Y sus renuevos están delante de sus ojos. Job.21.9. Sus casas están a salvo de temor, Ni viene azote de Dios sobre ellos. Job.21.10. Sus toros engendran, y no fallan; Paren sus vacas, y no malogran su cría. Job.21.11. Salen sus pequeñuelos como manada, Y sus hijos andan saltando. Job.21.12. Al son de tamboril y de cítara saltan, Y se regocijan al son de la flauta. Job.21.13. Pasan sus días en prosperidad, Y en paz descienden al Seol. Job.21.14. Dicen, pues, a Dios: Apártate de nosotros, Porque no queremos el conocimiento de tus caminos. Job.21.15. ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos? ¿Y de qué nos aprovechará que oremos a él? Job.21.16. He aquí que su bien no está en mano de ellos; El consejo de los impíos lejos esté de mí. Job.21.17. ¡Oh, cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada, Y viene sobre ellos su quebranto, Y Dios en su ira les reparte dolores! Job.21.18. Serán como la paja delante del viento, Y como el tamo que arrebata el torbellino. Job.21.19. Dios guardará para los hijos de ellos su violencia; Le dará su pago, para que conozca. Job.21.20. Verán sus ojos su quebranto, Y beberá de la ira del Todopoderoso. Ecl.5.10. El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. Ecl.5.11. Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos? Ecl.5.12. Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia. Ecl.5.13. Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; Ecl.5.14. las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano. Ecl.5.15. Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano. Ecl.5.16. Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano? Ecl.5.17. Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria. Mal.3.13. Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? Mal.3.14. Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? Mal.3.15. Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon. Mal.3.16. Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Mal.3.17. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Mal.3.18. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Mat.16.24. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mat.16.25. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Mat.16.26. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Mat.16.27. Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. Jua.6.63. El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Rom.2.23. Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? Rom.2.24. Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. Rom.2.25. Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. Rom.2.26. Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? Rom.2.27. Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. Rom.3.1. ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión? Rom.3.2. Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios. Rom.3.3. ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? Rom.3.4. De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, Y venzas cuando fueres juzgado. Gál.5.1. Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Gál.5.2. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Gál.5.3. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. Gál.5.4. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Gál.5.5. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; Gál.5.6. porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Gál.5.7. Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Gál.5.8. Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Gál.5.9. Un poco de levadura leuda toda la masa. Efe.5.15. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, Efe.5.16. aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efe.5.17. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. Efe.5.18. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, Efe.5.19. hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; Efe.5.20. dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 1Ti.4.8. porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. 1Ti.4.9. Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. 2Ti.2.14. Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. 2Ti.2.15. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2Ti.2.16. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. San.2.12. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. San.2.13. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. San.2.14. Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? San.2.15. Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, San.2.16. y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? San.2.17. Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. San.2.18. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. San.2.19. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. San.2.20. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? San.2.21. ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? San.2.22. ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? San.2.23. Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. San.2.24. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. San.2.25. Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? San.2.26. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

EL ARAR

Deu.22.9. No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña. Deu.22.10. No ararás con buey y con asno juntamente. Deu.22.11. No vestirás ropa de lana y lino juntamente. 1Re.19.8. Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. 1Re.19.9. Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? 1Re.19.10. Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 1Re.19.11. Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. 1Re.19.12. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 1Re.19.13. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 1Re.19.14. Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 1Re.19.15. Y le dio Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. 1Re.19.16. A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. 1Re.19.17. Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará. 1Re.19.18. Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron. 1Re.19.19. Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. 1Re.19.20. Entonces dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve, vuelve; ¿qué te he hecho yo? 1Re.19.21. Y se volvió, y tomó un par de bueyes y los mató, y con el arado de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo para que comiesen. Después se levantó y fue tras Elías, y le servía. Pro.20.4. El perezoso no ara a causa del invierno; Pedirá, pues, en la siega, y no hallará. Isa.28.23. Estad atentos, y oíd mi voz; atended, y oíd mi dicho. Isa.28.24. El que ara para sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra? Isa.28.25. Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado? Isa.28.26. Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto; Isa.28.27. que el eneldo no se trilla con trillo, ni sobre el comino se pasa rueda de carreta; sino que con un palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara. Isa.28.28. El grano se trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo. Isa.28.29. También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría. Jer.4.3. Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos. Jer.4.4. Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras. Ose.10.12. Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia. Ose.10.13. Habéis arado impiedad, y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira, porque confiaste en tu camino y en la multitud de tus valientes. Ose.10.14. Por tanto, en tus pueblos se levantará alboroto, y todas tus fortalezas serán destruidas, como destruyó Salmán a Bet-arbel en el día de la batalla, cuando la madre fue destrozada con los hijos. Ose.10.15. Así hará a vosotros Bet-el, por causa de vuestra gran maldad; a la mañana será del todo cortado el rey de Israel. Amó.9.11. En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; Amó.9.12. para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto. Amó.9.13. He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. Amó.9.14. Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Amó.9.15. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo. 1Co.9.9. Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, 1Co.9.10. o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. 1Co.9.11. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? 1Co.9.12. Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. 1Co.9.13. ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 1Co.9.14. Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. 1Co.9.15. Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria. 1Co.9.16. Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 1Co.9.17. Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada.

jueves, 26 de diciembre de 2013

LA LUMBRERA

Gén.1.1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Gén.1.2. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Gén.1.3. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Gén.1.4. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Gén.1.5. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. Gén.1.6. Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. Gén.1.7. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Gén.1.8. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. Gén.1.9. Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Gén.1.10. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. Gén.1.11. Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Gén.1.12. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Gén.1.13. Y fue la tarde y la mañana el día tercero. Gén.1.14. Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, Gén.1.15. y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. Gén.1.16. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Gén.1.17. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, Gén.1.18. y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Gén.1.19. Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. Sal.119.105. Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. Sal.119.106. Juré y ratifiqué Que guardaré tus justos juicios. Sal.119.107. Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra. Sal.119.108. Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca, Y me enseñes tus juicios. Sal.119.109. Mi vida está de continuo en peligro, Mas no me he olvidado de tu ley. Sal.119.110. Me pusieron lazo los impíos, Pero yo no me desvié de tus mandamientos. Sal.119.111. Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón. Sal.119.112. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos De continuo, hasta el fin. Apo.21.9. Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Apo.21.10. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, Apo.21.11. teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. Apo.21.12. Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; Apo.21.13. al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas. Apo.21.14. Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. Apo.21.15. El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. Apo.21.16. La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales. Apo.21.17. Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel. Apo.21.18. El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio; Apo.21.19. y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; Apo.21.20. el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista. Apo.21.21. Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio. Apo.21.22. Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. Apo.21.23. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Apo.21.24. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Apo.21.25. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Apo.21.26. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. Apo.21.27. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero. Apo.22.1. Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. Apo.22.2. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Apo.22.3. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, Apo.22.4. y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Apo.22.5. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Apo.22.6. Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Apo.22.7. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

MISERABLE

Sal.69.16. Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia; Mírame conforme a la multitud de tus piedades. Sal.69.17. No escondas de tu siervo tu rostro, Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme. Sal.69.18. Acércate a mi alma, redímela; Líbrame a causa de mis enemigos. Sal.69.19. Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; Delante de ti están todos mis adversarios. Sal.69.20. El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; Y consoladores, y ninguno hallé. Sal.69.21. Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre. Sal.69.22. Sea su convite delante de ellos por lazo, Y lo que es para bien, por tropiezo. Sal.69.23. Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, Y haz temblar continuamente sus lomos. Sal.69.24. Derrama sobre ellos tu ira, Y el furor de tu enojo los alcance. Sal.69.25. Sea su palacio asolado; En sus tiendas no haya morador. Sal.69.26. Porque persiguieron al que tú heriste, Y cuentan del dolor de los que tú llagaste. Sal.69.27. Pon maldad sobre su maldad, Y no entren en tu justicia. Sal.69.28. Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos entre los justos. Sal.69.29. Mas a mí, afligido y miserable, Tu salvación, oh Dios, me ponga en alto. Rom.7.12. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Rom.7.13. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. Rom.7.14. Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Rom.7.15. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Rom.7.16. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. Rom.7.17. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Rom.7.18. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Rom.7.19. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Rom.7.20. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Rom.7.21. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Rom.7.22. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; Rom.7.23. pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. Rom.7.24. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Rom.7.25. Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. Apo.3.15. Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Apo.3.16. Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apo.3.17. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Apo.3.18. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Apo.3.19. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. Apo.3.20. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apo.3.21. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. Apo.3.22. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

EL FRAUDE

Éxo.22.9. En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo. Sal.36.1. La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos. Sal.36.2. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, De que su iniquidad no será hallada y aborrecida. Sal.36.3. Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien. Sal.36.4. Medita maldad sobre su cama; Está en camino no bueno, El mal no aborrece. Sal.38.12. Los que buscan mi vida arman lazos, Y los que procuran mi mal hablan iniquidades, Y meditan fraudes todo el día. Sal.38.13. Mas yo, como si fuera sordo, no oigo; Y soy como mudo que no abre la boca. Sal.38.14. Soy, pues, como un hombre que no oye, Y en cuya boca no hay reprensiones. Sal.38.15. Porque en ti, oh Jehová, he esperado; Tú responderás, Jehová Dios mío. Sal.38.16. Dije: No se alegren de mí; Cuando mi pie resbale, no se engrandezcan sobre mí. Sal.38.17. Pero yo estoy a punto de caer, Y mi dolor está delante de mí continuamente. Sal.38.18. Por tanto, confesaré mi maldad, Y me contristaré por mi pecado. Sal.38.19. Porque mis enemigos están vivos y fuertes, Y se han aumentado los que me aborrecen sin causa. Sal.38.20. Los que pagan mal por bien Me son contrarios, por seguir yo lo bueno. Sal.38.21. No me desampares, oh Jehová; Dios mío, no te alejes de mí. Sal.38.22. Apresúrate a ayudarme, Oh Señor, mi salvación. Sal.55.1. Escucha, oh Dios, mi oración, Y no te escondas de mi súplica. Sal.55.2. Está atento, y respóndeme; Clamo en mi oración, y me conmuevo, Sal.55.3. A causa de la voz del enemigo, Por la opresión del impío; Porque sobre mí echaron iniquidad, Y con furor me persiguen. Sal.55.4. Mi corazón está dolorido dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído. Sal.55.5. Temor y temblor vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto. Sal.55.6. Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría. Sal.55.7. Ciertamente huiría lejos; Moraría en el desierto. Selah Sal.55.8. Me apresuraría a escapar Del viento borrascoso, de la tempestad. Sal.55.9. Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos; Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. Sal.55.10. Día y noche la rodean sobre sus muros, E iniquidad y trabajo hay en medio de ella. Sal.55.11. Maldad hay en medio de ella, Y el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas. Sal.101.1. Misericordia y juicio cantaré; A ti cantaré yo, oh Jehová. Sal.101.2. Entenderé el camino de la perfección Cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. Sal.101.3. No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; Ninguno de ellos se acercará a mí. Sal.101.4. Corazón perverso se apartará de mí; No conoceré al malvado. Sal.101.5. Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré; No sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso. Sal.101.6. Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; El que ande en el camino de la perfección, éste me servirá. Sal.101.7. No habitará dentro de mi casa el que hace fraude; El que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos.

LA VIRTUD

Éxo.18.17. Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces. Éxo.18.18. Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. Éxo.18.19. Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios. Éxo.18.20. Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. Éxo.18.21. Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Éxo.18.22. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo. Éxo.18.23. Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar. Éxo.18.24. Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo. Éxo.18.25. Escogió Moisés varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez. Éxo.18.26. Y juzgaban al pueblo en todo tiempo; el asunto difícil lo traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto pequeño. Fil.4.4. Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Fil.4.5. Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Fil.4.6. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Fil.4.7. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Fil.4.8. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. 2Pe.1.1. Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: 2Pe.1.2. Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 2Pe.1.3. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 2Pe.1.4. por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; 2Pe.1.5. vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 2Pe.1.6. al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 2Pe.1.7. a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 2Pe.1.8. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 2Pe.1.9. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 2Pe.1.10. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 2Pe.1.11. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

martes, 24 de diciembre de 2013

HOY

Sal.95.1. Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Sal.95.2. Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos. Sal.95.3. Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. Sal.95.4. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. Sal.95.5. Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. Sal.95.6. Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Sal.95.7. Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, Sal.95.8. No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto, Sal.95.9. Donde me tentaron vuestros padres, Me probaron, y vieron mis obras. Sal.95.10. Cuarenta años estuve disgustado con la nación, Y dije: Pueblo es que divaga de corazón, Y no han conocido mis caminos. Sal.95.11. Por tanto, juré en mi furor Que no entrarían en mi reposo. Luc.23.38. Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. Luc.23.39. Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Luc.23.40. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Luc.23.41. Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Luc.23.42. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Luc.23.43. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Heb.3.7. Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, Heb.3.8. No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Heb.3.9. Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. Heb.3.10. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. Heb.3.11. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Heb.3.12. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; Heb.3.13. antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Heb.3.14. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, Heb.3.15. entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. Heb.3.16. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? Heb.3.17. ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? Heb.3.18. ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Heb.3.19. Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. Heb.4.1. Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Heb.4.2. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Heb.4.3. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Heb.4.4. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Heb.4.5. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Heb.4.6. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, Heb.4.7. otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. Heb.4.8. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Heb.4.9. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Heb.4.10. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Heb.4.11. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. Heb.4.12. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Heb.4.13. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

GANAR

Pro.11.30. El fruto del justo es árbol de vida; Y el que gana almas es sabio. Mat.16.24. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mat.16.25. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Mat.16.26. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Mat.16.27. Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. Mat.18.14. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. Mat.18.15. Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mat.18.16. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Mat.18.17. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. Mat.18.18. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Mat.18.19. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Mat.18.20. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Mat.25.14. Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. Mat.25.15. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Mat.25.16. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Mat.25.17. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Mat.25.18. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Mat.25.19. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Mat.25.20. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Mat.25.21. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Mat.25.22. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Mat.25.23. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Mat.25.24. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; Mat.25.25. por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Mat.25.26. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Mat.25.27. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Mat.25.28. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Mat.25.29. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 1Co.9.14. Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. 1Co.9.15. Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria. 1Co.9.16. Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 1Co.9.17. Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. 1Co.9.18. ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio. 1Co.9.19. Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Fil.3.7. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Fil.3.8. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, Fil.3.9. y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; Fil.3.10. a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, Fil.3.11. si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. San.4.13. ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; San.4.14. cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. San.4.15. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. San.4.16. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; San.4.17. y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. 1Pe.3.1. Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, 1Pe.3.2. considerando vuestra conducta casta y respetuosa. 1Pe.3.3. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 1Pe.3.4. sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 1Pe.3.5. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos; 1Pe.3.6. como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza. 1Pe.3.7. Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. 1Pe.3.8. Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; 1Pe.3.9. no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.