viernes, 31 de enero de 2014

LA RAPIÑA

Eze.34.22. Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Eze.34.23. Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Eze.34.24. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado. Eze.34.25. Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques. Eze.34.26. Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán. Eze.34.27. Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo, y los libre de mano de los que se sirven de ellos. Eze.34.28. No serán más por despojo de las naciones, ni las fieras de la tierra las devorarán; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante. Eze.34.29. Y levantaré para ellos una planta de renombre, y no serán ya más consumidos de hambre en la tierra, ni ya más serán avergonzados por las naciones. Eze.34.30. Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor. Eze.34.31. Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor. Amó.3.10. No saben hacer lo recto, dice Jehová, atesorando rapiña y despojo en sus palacios. Amó.3.11. Por tanto, Jehová el Señor ha dicho así: Un enemigo vendrá por todos lados de la tierra, y derribará tu fortaleza, y tus palacios serán saqueados. Amó.3.12. Así ha dicho Jehová: De la manera que el pastor libra de la boca del león dos piernas, o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel que moran en Samaria en el rincón de una cama, y al lado de un lecho. Amó.3.13. Oíd y testificad contra la casa de Jacob, ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Amó.3.14. Que el día que castigue las rebeliones de Israel, castigaré también los altares de Bet-el; y serán cortados los cuernos del altar, y caerán a tierra. Amó.3.15. Y heriré la casa de invierno con la casa de verano, y las casas de marfil perecerán; y muchas casas serán arruinadas, dice Jehová. Jon.3.1. Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: Jon.3.2. Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. Jon.3.3. Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. Jon.3.4. Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. Jon.3.5. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Jon.3.6. Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. Jon.3.7. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; Jon.3.8. sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. Jon.3.9. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? Jon.3.10. Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo. Miq.6.1. Oíd ahora lo que dice Jehová: Levántate, contiende contra los montes, y oigan los collados tu voz. Miq.6.2. Oíd, montes, y fuertes cimientos de la tierra, el pleito de Jehová; porque Jehová tiene pleito con su pueblo, y altercará con Israel. Miq.6.3. Pueblo mío, ¿qué te he hecho, o en qué te he molestado? Responde contra mí. Miq.6.4. Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y de la casa de servidumbre te redimí; y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María. Miq.6.5. Pueblo mío, acuérdate ahora qué aconsejó Balac rey de Moab, y qué le respondió Balaam hijo de Beor, desde Sitim hasta Gilgal, para que conozcas las justicias de Jehová. Miq.6.6. ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? Miq.6.7. ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Miq.6.8. Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. Miq.6.9. La voz de Jehová clama a la ciudad; es sabio temer a tu nombre. Prestad atención al castigo, y a quien lo establece. Miq.6.10. ¿Hay aún en casa del impío tesoros de impiedad, y medida escasa que es detestable? Miq.6.11. ¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa y bolsa de pesas engañosas? Miq.6.12. Sus ricos se colmaron de rapiña, y sus moradores hablaron mentira, y su lengua es engañosa en su boca. Miq.6.13. Por eso yo también te hice enflaquecer hiriéndote, asolándote por tus pecados. Miq.6.14. Comerás, y no te saciarás, y tu abatimiento estará en medio de ti; recogerás, mas no salvarás, y lo que salvares, lo entregaré yo a la espada. Miq.6.15. Sembrarás, mas no segarás; pisarás aceitunas, mas no te ungirás con el aceite; y mosto, mas no beberás el vino. Miq.6.16. Porque los mandamientos de Omri se han guardado, y toda obra de la casa de Acab; y en los consejos de ellos anduvisteis, para que yo te pusiese en asolamiento, y tus moradores para burla. Llevaréis, por tanto, el oprobio de mi pueblo. Hab.2.1. Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja. Hab.2.2. Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Hab.2.3. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. Hab.2.4. He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá. Hab.2.5. Y también, el que es dado al vino es traicionero, hombre soberbio, que no permanecerá; ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se saciará; antes reunió para sí todas las gentes, y juntó para sí todos los pueblos. Hab.2.6. ¿No han de levantar todos éstos refrán sobre él, y sarcasmos contra él? Dirán: ¡Ay del que multiplicó lo que no era suyo! ¿Hasta cuándo había de acumular sobre sí prenda tras prenda? Hab.2.7. ¿No se levantarán de repente tus deudores, y se despertarán los que te harán temblar, y serás despojo para ellos? Hab.2.8. Por cuanto tú has despojado a muchas naciones, todos los otros pueblos te despojarán, a causa de la sangre de los hombres, y de los robos de la tierra, de las ciudades y de todos los que habitan en ellas. Hab.2.9. ¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para escaparse del poder del mal! Hab.2.10. Tomaste consejo vergonzoso para tu casa, asolaste muchos pueblos, y has pecado contra tu vida. Hab.2.11. Porque la piedra clamará desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá. Hab.2.12. ¡Ay del que edifica la ciudad con sangre, y del que funda una ciudad con iniquidad! Hab.2.13. ¿No es esto de Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano. Hab.2.14. Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar. Hab.2.15. ¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu hiel, y le embriagas para mirar su desnudez! Hab.2.16. Te has llenado de deshonra más que de honra; bebe tú también, y serás descubierto; el cáliz de la mano derecha de Jehová vendrá hasta ti, y vómito de afrenta sobre tu gloria. Hab.2.17. Porque la rapiña del Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras te quebrantará, a causa de la sangre de los hombres, y del robo de la tierra, de las ciudades y de todos los que en ellas habitaban. Hab.2.18. ¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿la estatua de fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra? Hab.2.19. ¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él. Hab.2.20. Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra.

CUAL ES NUESTRA NATURALEZA ?

Hec.28.1. Estando ya a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Hec.28.2. Y los naturales nos trataron con no poca humanidad; porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. Hec.28.3. Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; y una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano. Hec.28.4. Cuando los naturales vieron la víbora colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir. Hec.28.5. Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. Hec.28.6. Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. Rom.1.21. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Rom.1.22. Profesando ser sabios, se hicieron necios, Rom.1.23. y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Rom.1.24. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, Rom.1.25. ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Rom.1.26. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, Rom.1.27. y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Rom.1.28. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; Rom.1.29. estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; Rom.1.30. murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, Rom.1.31. necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; Rom.1.32. quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Rom.11.16. Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Rom.11.17. Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, Rom.11.18. no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Rom.11.19. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Rom.11.20. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Rom.11.21. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Rom.11.22. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Rom.11.23. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Rom.11.24. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? Rom.11.25. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; Rom.11.26. y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. 1Co.2.1. Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 1Co.2.2. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 1Co.2.3. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; 1Co.2.4. y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 1Co.2.5. para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 1Co.2.6. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. 1Co.2.7. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 1Co.2.8. la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. 1Co.2.9. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1Co.2.10. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 1Co.2.11. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 1Co.2.12. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 1Co.2.13. lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 1Co.2.14. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1Co.2.15. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 1Co.2.16. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

jueves, 30 de enero de 2014

EL SER CONSTANTE

Rom.12.1. Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Rom.12.2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Rom.12.3. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Rom.12.4. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, Rom.12.5. así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. Rom.12.6. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; Rom.12.7. o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; Rom.12.8. el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. Rom.12.9. El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Rom.12.10. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. Rom.12.11. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; Rom.12.12. gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; Rom.12.13. compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. 1Co.15.33. No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. 1Co.15.34. Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo. 1Co.15.35. Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? 1Co.15.36. Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. 1Co.15.37. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; 1Co.15.38. pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. 1Co.15.39. No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. 1Co.15.40. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. 1Co.15.41. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. 1Co.15.42. Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. 1Co.15.43. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. 1Co.15.44. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. 1Co.15.45. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. 1Co.15.46. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. 1Co.15.47. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 1Co.15.48. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. 1Co.15.49. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. 1Co.15.50. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 1Co.15.51. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 1Co.15.52. en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 1Co.15.53. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 1Co.15.54. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 1Co.15.55. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 1Co.15.56. ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. 1Co.15.57. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 1Co.15.58. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

EL INTERIOR

Rom.2.1. Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Rom.2.2. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. Rom.2.3. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? Rom.2.4. ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Rom.2.5. Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, Rom.2.6. el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: Rom.2.7. vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, Rom.2.8. pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; Rom.2.9. tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, Rom.2.10. pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; Rom.2.11. porque no hay acepción de personas para con Dios. Rom.2.12. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; Rom.2.13. porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Rom.2.14. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, Rom.2.15. mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, Rom.2.16. en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. Rom.2.17. He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios, Rom.2.18. y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor, Rom.2.19. y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, Rom.2.20. instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad. Rom.2.21. Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Rom.2.22. Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Rom.2.23. Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? Rom.2.24. Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. Rom.2.25. Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión. Rom.2.26. Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión? Rom.2.27. Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. Rom.2.28. Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; Rom.2.29. sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios. Rom.7.14. Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Rom.7.15. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Rom.7.16. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. Rom.7.17. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Rom.7.18. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Rom.7.19. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Rom.7.20. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Rom.7.21. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Rom.7.22. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; Rom.7.23. pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. Rom.7.24. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Rom.7.25. Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. 2Co.4.6. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2Co.4.7. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, 2Co.4.8. que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 2Co.4.9. perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 2Co.4.10. llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 2Co.4.11. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. 2Co.4.12. De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida. 2Co.4.13. Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 2Co.4.14. sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros. 2Co.4.15. Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios. 2Co.4.16. Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 2Co.4.17. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 2Co.4.18. no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

miércoles, 29 de enero de 2014

ESTAR LIGADO

Gén.44.27. Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que dos hijos me dio a luz mi mujer; Gén.44.28. y el uno salió de mi presencia, y pienso de cierto que fue despedazado, y hasta ahora no lo he visto. Gén.44.29. Y si tomáis también a éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol. Gén.44.30. Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él, Gén.44.31. sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor al Seol. Gén.44.32. Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre; Gén.44.33. te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos. Gén.44.34. Porque ¿cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre. Gén.45.1. No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos. Gén.45.2. Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón. Gén.45.3. Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. Gén.45.4. Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Gén.45.5. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. Núm.36.1. Llegaron los príncipes de los padres de la familia de Galaad hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de los hijos de José; y hablaron delante de Moisés y de los príncipes, jefes de las casas paternas de los hijos de Israel, Núm.36.2. y dijeron: Jehová mandó a mi señor que por sorteo diese la tierra a los hijos de Israel en posesión; también ha mandado Jehová a mi señor, que dé la posesión de Zelofehad nuestro hermano a sus hijas. Núm.36.3. Y si ellas se casaren con algunos de los hijos de las otras tribus de los hijos de Israel, la herencia de ellas será así quitada de la herencia de nuestros padres, y será añadida a la herencia de la tribu a que se unan; y será quitada de la porción de nuestra heredad. Núm.36.4. Y cuando viniere el jubileo de los hijos de Israel, la heredad de ellas será añadida a la heredad de la tribu de sus maridos; así la heredad de ellas será quitada de la heredad de la tribu de nuestros padres. Núm.36.5. Entonces Moisés mandó a los hijos de Israel por mandato de Jehová, diciendo: La tribu de los hijos de José habla rectamente. Núm.36.6. Esto es lo que ha mandado Jehová acerca de las hijas de Zelofehad, diciendo: Cásense como a ellas les plazca, pero en la familia de la tribu de su padre se casarán, Núm.36.7. para que la heredad de los hijos de Israel no sea traspasada de tribu en tribu; porque cada uno de los hijos de Israel estará ligado a la heredad de la tribu de sus padres. Núm.36.8. Y cualquiera hija que tenga heredad en las tribus de los hijos de Israel, con alguno de la familia de la tribu de su padre se casará, para que los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres, Núm.36.9. y no ande la heredad rodando de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de los hijos de Israel estará ligada a su heredad. Núm.36.10. Como Jehová mandó a Moisés, así hicieron las hijas de Zelofehad. Núm.36.11. Y así Maala, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, hijas de Zelofehad, se casaron con hijos de sus tíos paternos. Núm.36.12. Se casaron en la familia de los hijos de Manasés, hijo de José; y la heredad de ellas quedó en la tribu de la familia de su padre. Jue.20.2. Y los jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada. Jue.20.3. Y los hijos de Benjamín oyeron que los hijos de Israel habían subido a Mizpa. Y dijeron los hijos de Israel: Decid cómo fue esta maldad. Jue.20.4. Entonces el varón levita, marido de la mujer muerta, respondió y dijo: Yo llegué a Gabaa de Benjamín con mi concubina, para pasar allí la noche. Jue.20.5. Y levantándose contra mí los de Gabaa, rodearon contra mí la casa por la noche, con idea de matarme, y a mi concubina la humillaron de tal manera que murió. Jue.20.6. Entonces tomando yo mi concubina, la corté en pedazos, y la envié por todo el territorio de la posesión de Israel, por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel. Jue.20.7. He aquí todos vosotros sois hijos de Israel; dad aquí vuestro parecer y consejo. Jue.20.8. Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros irá a su tienda, ni volverá ninguno de nosotros a su casa. Jue.20.9. Mas esto es ahora lo que haremos a Gabaa: contra ella subiremos por sorteo. Jue.20.10. Tomaremos diez hombres de cada ciento por todas las tribus de Israel, y ciento de cada mil, y mil de cada diez mil, que lleven víveres para el pueblo, para que yendo a Gabaa de Benjamín le hagan conforme a toda la abominación que ha cometido en Israel. Jue.20.11. Y se juntaron todos los hombres de Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre. 1Sa.18.1. Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. 1Sa.18.2. Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. 1Sa.18.3. E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. 1Sa.18.4. Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte. 1Sa.18.5. Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl. 1Sa.18.6. Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música. 1Sa.18.7. Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl hirió a sus miles, Y David a sus diez miles. 1Sa.18.8. Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. 1Sa.18.9. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David. Hec.20.22. Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; Hec.20.23. salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Hec.20.24. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Hec.20.25. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. Hec.20.26. Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; Hec.20.27. porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. Hec.20.28. Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Hec.20.29. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Hec.20.30. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Hec.20.31. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. Hec.20.32. Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.

LA PLAZA

Mar.11.15. Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; Mar.11.16. y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno. Mar.11.17. Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Mar.11.18. Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina. Mat.20.1. Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. Mat.20.2. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Mat.20.3. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; Mat.20.4. y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. Mat.20.5. Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Mat.20.6. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? Mat.20.7. Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. Mat.20.8. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Mat.20.9. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Mat.20.10. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. Mat.20.11. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, Mat.20.12. diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. Mat.20.13. El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Mat.20.14. Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. Mat.20.15. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? Mat.20.16. Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Mat.23.1. Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: Mat.23.2. En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Mat.23.3. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Mat.23.4. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Mat.23.5. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; Mat.23.6. y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, Mat.23.7. y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. Mat.23.8. Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Mat.23.9. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Mat.23.10. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. Mat.23.11. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Mat.23.12. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Hec.17.16. Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría. Hec.17.17. Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. Hec.17.18. Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. Hec.17.19. Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? Hec.17.20. Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. Hec.17.21. (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) Hec.17.22. Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; Hec.17.23. porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. Hec.17.24. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, Hec.17.25. ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Hec.17.26. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; Hec.17.27. para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Hec.17.28. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. Hec.17.29. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. Hec.17.30. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; Hec.17.31. por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. Hec.17.32. Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.

martes, 28 de enero de 2014

EL RATIFICAR

Sal.119.105. [Nun] Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. Sal.119.106. Juré y ratifiqué Que guardaré tus justos juicios. Sal.119.107. Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra. Sal.119.108. Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca, Y me enseñes tus juicios. Sal.119.109. Mi vida está de continuo en peligro, Mas no me he olvidado de tu ley. Sal.119.110. Me pusieron lazo los impíos, Pero yo no me desvié de tus mandamientos. Sal.119.111. Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón. Sal.119.112. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos De continuo, hasta el fin. Gál.3.15. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Gál.3.16. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Gál.3.17. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Gál.3.18. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. Gál.3.19. Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Gál.3.20. Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. Gál.3.21. ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Gál.3.22. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Gál.3.23. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. Gál.3.24. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Gál.3.25. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, Gál.3.26. pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; Gál.3.27. porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Gál.3.28. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Gál.3.29. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

HASTIADO

Job.10.1. Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma. Job.10.2. Diré a Dios: No me condenes; Hazme entender por qué contiendes conmigo. Job.10.3. ¿Te parece bien que oprimas, Que deseches la obra de tus manos, Y que favorezcas los designios de los impíos? Job.10.4. ¿Tienes tú acaso ojos de carne? ¿Ves tú como ve el hombre? Job.10.5. ¿Son tus días como los días del hombre, O tus años como los tiempos humanos, Job.10.6. Para que inquieras mi iniquidad, Y busques mi pecado, Job.10.7. Aunque tú sabes que no soy impío, Y que no hay quien de tu mano me libre? Job.10.8. Tus manos me hicieron y me formaron; ¿Y luego te vuelves y me deshaces? Job.10.9. Acuérdate que como a barro me diste forma; ¿Y en polvo me has de volver? Job.10.10. ¿No me vaciaste como leche, Y como queso me cuajaste? Job.10.11. Me vestiste de piel y carne, Y me tejiste con huesos y nervios. Job.10.12. Vida y misericordia me concediste, Y tu cuidado guardó mi espíritu. Job.10.13. Estas cosas tienes guardadas en tu corazón; Yo sé que están cerca de ti. Job.10.14. Si pequé, tú me has observado, Y no me tendrás por limpio de mi iniquidad. Job.10.15. Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza, Estando hastiado de deshonra, y de verme afligido. Job.10.16. Si mi cabeza se alzare, cual león tú me cazas; Y vuelves a hacer en mí maravillas. Job.10.17. Renuevas contra mí tus pruebas, Y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo. Job.10.18. ¿Por qué me sacaste de la matriz? Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto. Job.10.19. Fuera como si nunca hubiera existido, Llevado del vientre a la sepultura. Job.10.20. ¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco, Job.10.21. Antes que vaya para no volver, A la tierra de tinieblas y de sombra de muerte; Job.10.22. Tierra de oscuridad, lóbrega, Como sombra de muerte y sin orden, Y cuya luz es como densas tinieblas. Isa.1.1. Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Isa.1.2. Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. Isa.1.3. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. Isa.1.4. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. Isa.1.5. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Isa.1.6. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Isa.1.7. Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Isa.1.8. Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. Isa.1.9. Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra. Isa.1.10. Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. Isa.1.11. ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. Isa.1.12. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? Isa.1.13. No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Isa.1.14. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Isa.1.15. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Isa.1.16. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; Isa.1.17. aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Isa.1.18. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

lunes, 27 de enero de 2014

LA PROEZA

Deu.3.18. Y os mandé entonces, diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado esta tierra por heredad; pero iréis armados todos los valientes delante de vuestros hermanos los hijos de Israel. Deu.3.19. Solamente vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados (yo sé que tenéis mucho ganado), quedarán en las ciudades que os he dado, Deu.3.20. hasta que Jehová dé reposo a vuestros hermanos, así como a vosotros, y hereden ellos también la tierra que Jehová vuestro Dios les da al otro lado del Jordán; entonces os volveréis cada uno a la heredad que yo os he dado. Deu.3.21. Ordené también a Josué en aquel tiempo, diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos a los cuales pasarás tú. Deu.3.22. No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros. Deu.3.23. Y oré a Jehová en aquel tiempo, diciendo: Deu.3.24. Señor Jehová, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas? Deu.3.25. Pase yo, te ruego, y vea aquella tierra buena que está más allá del Jordán, aquel buen monte, y el Líbano. Deu.3.26. Pero Jehová se había enojado contra mí a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó; y me dijo Jehová: Basta, no me hables más de este asunto. Deu.3.27. Sube a la cumbre del Pisga y alza tus ojos al oeste, y al norte, y al sur, y al este, y mira con tus propios ojos; porque no pasarás el Jordán. Sal.60.1. [Al músico principal; sobre Lirios. Testimonio. Mictam de David, para enseñar, cundo tuvo guerra contra Aram-Naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, y destrozó a doce mil de Edom en el valle de la Sal.] Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste; Te has airado; ¡vuélvete a nosotros! Sal.60.2. Hiciste temblar la tierra, la has hendido; Sana sus roturas, porque titubea. Sal.60.3. Has hecho ver a tu pueblo cosas duras; Nos hiciste beber vino de aturdimiento. Sal.60.4. Has dado a los que te temen bandera Que alcen por causa de la verdad. Selah Sal.60.5. Para que se libren tus amados, Salva con tu diestra, y óyeme. Sal.60.6. Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré; Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot. Sal.60.7. Mío es Galaad, y mío es Manasés; Y Efraín es la fortaleza de mi cabeza; Judá es mi legislador. Sal.60.8. Moab, vasija para lavarme; Sobre Edom echaré mi calzado; Me regocijaré sobre Filistea. Sal.60.9. ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me llevará hasta Edom? Sal.60.10. ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado, Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos? Sal.60.11. Danos socorro contra el enemigo, Porque vana es la ayuda de los hombres. Sal.60.12. En Dios haremos proezas, Y él hollará a nuestros enemigos. Sal.118.14. Mi fortaleza y mi cántico es JAH, Y él me ha sido por salvación. Sal.118.15. Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos; La diestra de Jehová hace proezas. Sal.118.16. La diestra de Jehová es sublime; La diestra de Jehová hace valentías. Sal.118.17. No moriré, sino que viviré, Y contaré las obras de JAH. Sal.150.1. [Aleluya.] Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento. Sal.150.2. Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza. Sal.150.3. Alabadle a son de bocina; Alabadle con salterio y arpa. Sal.150.4. Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y flautas. Sal.150.5. Alabadle con címbalos resonantes; Alabadle con címbalos de júbilo. Sal.150.6. Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya. Luc.1.46. Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Luc.1.47. Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Luc.1.48. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Luc.1.49. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, Luc.1.50. Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen. Luc.1.51. Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Luc.1.52. Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. Luc.1.53. A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. Luc.1.54. Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia Luc.1.55. De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre.

AMPLIO

Sal.119.89. [Lámed] Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos. Sal.119.90. De generación en generación es tu fidelidad; Tú afirmaste la tierra, y subsiste. Sal.119.91. Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, Pues todas ellas te sirven. Sal.119.92. Si tu ley no hubiese sido mi delicia, Ya en mi aflicción hubiera perecido. Sal.119.93. Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, Porque con ellos me has vivificado. Sal.119.94. Tuyo soy yo, sálvame, Porque he buscado tus mandamientos. Sal.119.95. Los impíos me han aguardado para destruirme; Mas yo consideraré tus testimonios. Sal.119.96. A toda perfección he visto fin; Amplio sobremanera es tu mandamiento. 2Pe.1.1. Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: 2Pe.1.2. Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 2Pe.1.3. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 2Pe.1.4. por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; 2Pe.1.5. vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 2Pe.1.6. al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 2Pe.1.7. a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 2Pe.1.8. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 2Pe.1.9. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 2Pe.1.10. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 2Pe.1.11. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2Pe.1.12. Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.

domingo, 26 de enero de 2014

EL ODIO

Núm.35.20. Y si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere; Núm.35.21. o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare. Núm.35.22. Mas si casualmente lo empujó sin enemistades, o echó sobre él cualquier instrumento sin asechanzas, Núm.35.23. o bien, sin verlo hizo caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, y muriere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal; Núm.35.24. entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre conforme a estas leyes; Núm.35.25. y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo. Núm.35.26. Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió, Núm.35.27. y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello; Núm.35.28. pues en su ciudad de refugio deberá aquél habitar hasta que muera el sumo sacerdote; y después que haya muerto el sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión. Núm.35.29. Estas cosas os serán por ordenanza de derecho por vuestras edades, en todas vuestras habitaciones. Núm.35.30. Cualquiera que diere muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un solo testigo no hará fe contra una persona para que muera. Núm.35.31. Y no tomaréis precio por la vida del homicida, porque está condenado a muerte; indefectiblemente morirá. Núm.35.32. Ni tampoco tomaréis precio del que huyó a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, hasta que muera el sumo sacerdote. Núm.35.33. Y no contaminaréis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó. Sal.25.1. A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Sal.25.2. Dios mío, en ti confío; No sea yo avergonzado, No se alegren de mí mis enemigos. Sal.25.3. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; Serán avergonzados los que se rebelan sin causa. Sal.25.4. Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Sal.25.5. Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día. Sal.25.6. Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, Que son perpetuas. Sal.25.7. De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes; Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh Jehová. Sal.25.8. Bueno y recto es Jehová; Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino. Sal.25.9. Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera. Sal.25.10. Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, Para los que guardan su pacto y sus testimonios. Sal.25.11. Por amor de tu nombre, oh Jehová, Perdonarás también mi pecado, que es grande. Sal.25.12. ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger. Sal.25.13. Gozará él de bienestar, Y su descendencia heredará la tierra. Sal.25.14. La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto. Sal.25.15. Mis ojos están siempre hacia Jehová, Porque él sacará mis pies de la red. Sal.25.16. Mírame, y ten misericordia de mí, Porque estoy solo y afligido. Sal.25.17. Las angustias de mi corazón se han aumentado; Sácame de mis congojas. Sal.25.18. Mira mi aflicción y mi trabajo, Y perdona todos mis pecados. Sal.25.19. Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, Y con odio violento me aborrecen. Sal.25.20. Guarda mi alma, y líbrame; No sea yo avergonzado, porque en ti confié. Sal.25.21. Integridad y rectitud me guarden, Porque en ti he esperado. Sal.25.22. Redime, oh Dios, a Israel De todas sus angustias. Eze.23.1. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Eze.23.2. Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre, Eze.23.3. las cuales fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron. Allí fueron apretados sus pechos, allí fueron estrujados sus pechos virginales. Eze.23.4. Y se llamaban, la mayor, Ahola [“tabernáculo de ella”], y su hermana, Aholiba [“mi tabernáculo en ella”]; las cuales llegaron a ser mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y se llamaron: Samaria, Ahola; y Jerusalén, Aholiba. Eze.23.5. Y Ahola cometió fornicación aun estando en mi poder; y se enamoró de sus amantes los asirios, vecinos suyos, Eze.23.6. vestidos de púrpura, gobernadores y capitanes, jóvenes codiciables todos ellos, jinetes que iban a caballo. Eze.23.7. Y se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los asirios, y con todos aquellos de quienes se enamoró; se contaminó con todos los ídolos de ellos. Eze.23.8. Y no dejó sus fornicaciones de Egipto; porque con ella se echaron en su juventud, y ellos comprimieron sus pechos virginales, y derramaron sobre ella su fornicación. Eze.23.9. Por lo cual la entregué en mano de sus amantes, en mano de los hijos de los asirios, de quienes se había enamorado. Eze.23.10. Ellos descubrieron su desnudez, tomaron sus hijos y sus hijas, y a ella mataron a espada; y vino a ser famosa entre las mujeres, pues en ella hicieron escarmiento. Eze.23.11. Y lo vio su hermana Aholiba, y enloqueció de lujuria más que ella; y sus fornicaciones fueron más que las fornicaciones de su hermana. Eze.23.12. Se enamoró de los hijos de los asirios sus vecinos, gobernadores y capitanes, vestidos de ropas y armas excelentes, jinetes que iban a caballo, todos ellos jóvenes codiciables. Eze.23.13. Y vi que se había contaminado; un mismo camino era el de ambas. Eze.23.14. Y aumentó sus fornicaciones; pues cuando vio a hombres pintados en la pared, imágenes de caldeos pintadas de color, Eze.23.15. ceñidos por sus lomos con talabartes, y tiaras de colores en sus cabezas, teniendo todos ellos apariencia de capitanes, a la manera de los hombres de Babilonia, de Caldea, tierra de su nacimiento, Eze.23.16. se enamoró de ellos a primera vista, y les envió mensajeros a la tierra de los caldeos. Eze.23.17. Así, pues, se llegaron a ella los hombres de Babilonia en su lecho de amores, y la contaminaron, y ella también se contaminó con ellos, y su alma se hastió de ellos. Eze.23.18. Así hizo patentes sus fornicaciones y descubrió sus desnudeces, por lo cual mi alma se hastió de ella, como se había ya hastiado mi alma de su hermana. Eze.23.19. Aun multiplicó sus fornicaciones, trayendo en memoria los días de su juventud, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto. Eze.23.20. Y se enamoró de sus rufianes, cuya lujuria es como el ardor carnal de los asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos. Eze.23.21. Así trajiste de nuevo a la memoria la lujuria de tu juventud, cuando los egipcios comprimieron tus pechos, los pechos de tu juventud. Eze.23.22. Por tanto, Aholiba, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que yo suscitaré contra ti a tus amantes, de los cuales se hastió tu alma, y les haré venir contra ti en derredor; Eze.23.23. los de Babilonia, y todos los caldeos, los de Pecod, Soa y Coa, y todos los de Asiria con ellos; jóvenes codiciables, gobernadores y capitanes, nobles y varones de renombre, que montan a caballo todos ellos. Eze.23.24. Y vendrán contra ti carros, carretas y ruedas, y multitud de pueblos. Escudos, paveses y yelmos pondrán contra ti en derredor; y yo pondré delante de ellos el juicio, y por sus leyes te juzgarán. Eze.23.25. Y pondré mi celo contra ti, y procederán contigo con furor; te quitarán tu nariz y tus orejas, y lo que te quedare caerá a espada. Ellos tomarán a tus hijos y a tus hijas, y tu remanente será consumido por el fuego. Eze.23.26. Y te despojarán de tus vestidos, y te arrebatarán todos los adornos de tu hermosura. Eze.23.27. Y haré cesar de ti tu lujuria, y tu fornicación de la tierra de Egipto; y no levantarás ya más a ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto. Eze.23.28. Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo te entrego en mano de aquellos que aborreciste, en mano de aquellos de los cuales se hastió tu alma; Eze.23.29. los cuales procederán contigo con odio, y tomarán todo el fruto de tu labor, y te dejarán desnuda y descubierta; y se descubrirá la inmundicia de tus fornicaciones, y tu lujuria y tu prostitución. Eze.23.30. Estas cosas se harán contigo porque fornicaste en pos de las naciones, con las cuales te contaminaste en sus ídolos.

HERIDO

1Re.22.20. Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. 1Re.22.21. Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera? 1Re.22.22. Él dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; vé, pues, y hazlo así. 1Re.22.23. Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti. 1Re.22.24. Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti? 1Re.22.25. Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás en aquel día, cuando te irás metiendo de aposento en aposento para esconderte. 1Re.22.26. Entonces el rey de Israel dijo: Toma a Micaías, y llévalo a Amón gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey; 1Re.22.27. y dirás: Así ha dicho el rey: Echad a éste en la cárcel, y mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo vuelva en paz. 1Re.22.28. Y dijo Micaías: Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo: Oíd, pueblos todos. 1Re.22.29. Subió, pues, el rey de Israel con Josafat rey de Judá a Ramot de Galaad. 1Re.22.30. Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó, y entró en la batalla. 1Re.22.31. Mas el rey de Siria había mandado a sus treinta y dos capitanes de los carros, diciendo: No peleéis ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel. 1Re.22.32. Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Ciertamente éste es el rey de Israel; y vinieron contra él para pelear con él; mas el rey Josafat gritó. 1Re.22.33. Viendo entonces los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él. 1Re.22.34. Y un hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura, por lo que dijo él a su cochero: Da la vuelta, y sácame del campo, pues estoy herido. 1Re.22.35. Pero la batalla había arreciado aquel día, y el rey estuvo en su carro delante de los sirios, y a la tarde murió; y la sangre de la herida corría por el fondo del carro. Job.24.12. Desde la ciudad gimen los moribundos, Y claman las almas de los heridos de muerte, Pero Dios no atiende su oración. Job.24.13. Ellos son los que, rebeldes a la luz, Nunca conocieron sus caminos, Ni estuvieron en sus veredas. Job.24.14. A la luz se levanta el matador; mata al pobre y al necesitado, Y de noche es como ladrón. Job.24.15. El ojo del adúltero está aguardando la noche, Diciendo: No me verá nadie; Y esconde su rostro. Job.24.16. En las tinieblas minan las casas Que de día para sí señalaron; No conocen la luz. Job.24.17. Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; Si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman. Job.24.18. Huyen ligeros como corriente de aguas; Su porción es maldita en la tierra; No andarán por el camino de las viñas. Job.24.19. La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve; Así también el Seol a los pecadores. Job.24.20. Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura; Nunca más habrá de ellos memoria, Y como un árbol los impíos serán quebrantados. Sal.102.4. Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan. Sal.102.5. Por la voz de mi gemido Mis huesos se han pegado a mi carne. Sal.102.6. Soy semejante al pelícano del desierto; Soy como el buho de las soledades; Sal.102.7. Velo, y soy Como el pájaro solitario sobre el tejado. Sal.102.8. Cada día me afrentan mis enemigos; Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado contra mí. Sal.102.9. Por lo cual yo como ceniza a manera de pan, Y mi bebida mezclo con lágrimas, Sal.102.10. A causa de tu enojo y de tu ira; Pues me alzaste, y me has arrojado. Sal.102.11. Mis días son como sombra que se va, Y me he secado como la hierba. Sal.102.12. Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria de generación en generación. Sal.102.13. Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado. Sal.102.14. Porque tus siervos aman sus piedras, Y del polvo de ella tienen compasión. Sal.102.15. Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová, Y todos los reyes de la tierra tu gloria; Sal.102.16. Por cuanto Jehová habrá edificado a Sion, Y en su gloria será visto; Sal.102.17. Habrá considerado la oración de los desvalidos, Y no habrá desechado el ruego de ellos. Sal.102.18. Se escribirá esto para la generación venidera; Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH, Sal.102.19. Porque miró desde lo alto de su santuario; Jehová miró desde los cielos a la tierra, Sal.102.20. Para oír el gemido de los presos, Para soltar a los sentenciados a muerte; Sal.102.21. Para que publique en Sion el nombre de Jehová, Y su alabanza en Jerusalén, Sal.102.22. Cuando los pueblos y los reinos se congreguen En uno para servir a Jehová. Hec.19.14. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Hec.19.15. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Hec.19.16. Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. Hec.19.17. Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. Hec.19.18. Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Hec.19.19. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. Hec.19.20. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor. Apo.13.1. Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Apo.13.2. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. Apo.13.3. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, Apo.13.4. y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? Apo.13.5. También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Apo.13.6. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Apo.13.7. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Apo.13.8. Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. Apo.13.9. Si alguno tiene oído, oiga.

sábado, 25 de enero de 2014

EL ENTERRAR

Gén.47.27. Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se aumentaron, y se multiplicaron en gran manera. Gén.47.28. Y vivió Jacob en la tierra de Egipto diecisiete años; y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años. Gén.47.29. Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto. Gén.47.30. Mas cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos. Y José respondió: Haré como tú dices. Gén.47.31. E Israel dijo: Júramelo. Y José le juró. Entonces Israel se inclinó sobre la cabecera de la cama. Eze.39.1. Tú pues, hijo de hombre, profetiza contra Gog, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal. Eze.39.2. Y te quebrantaré, y te conduciré y te haré subir de las partes del norte, y te traeré sobre los montes de Israel; Eze.39.3. y sacaré tu arco de tu mano izquierda, y derribaré tus saetas de tu mano derecha. Eze.39.4. Sobre los montes de Israel caerás tú y todas tus tropas, y los pueblos que fueron contigo; a aves de rapiña de toda especie, y a las fieras del campo, te he dado por comida. Eze.39.5. Sobre la faz del campo caerás; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor. Eze.39.6. Y enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que moran con seguridad en las costas; y sabrán que yo soy Jehová. Eze.39.7. Y haré notorio mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, y nunca más dejaré profanar mi santo nombre; y sabrán las naciones que yo soy Jehová, el Santo en Israel. Eze.39.8. He aquí viene, y se cumplirá, dice Jehová el Señor; este es el día del cual he hablado. Eze.39.9. Y los moradores de las ciudades de Israel saldrán, y encenderán y quemarán armas, escudos, paveses, arcos y saetas, dardos de mano y lanzas; y los quemarán en el fuego por siete años. Eze.39.10. No traerán leña del campo, ni cortarán de los bosques, sino quemarán las armas en el fuego; y despojarán a sus despojadores, y robarán a los que les robaron, dice Jehová el Señor. Eze.39.11. En aquel tiempo yo daré a Gog lugar para sepultura allí en Israel, el valle de los que pasan al oriente del mar; y obstruirá el paso a los transeúntes, pues allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y lo llamarán el Valle de Hamón-gog [“la multitud de Gog”]. Eze.39.12. Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra. Eze.39.13. Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos célebre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor. Mat.8.21. Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Mat.8.22. Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos. Hec.7.49. El cielo es mi trono, Y la tierra el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo? Hec.7.50. ¿No hizo mi mano todas estas cosas? Hec.7.51. ¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. Hec.7.52. ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; Hec.7.53. vosotros que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis. Hec.7.54. Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Hec.7.55. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, Hec.7.56. y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Hec.7.57. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Hec.7.58. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Hec.7.59. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Hec.7.60. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. Hec.8.1. Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. Hec.8.2. Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. Hec.8.3. Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.

LO OSCURO

Isa.59.10. Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros como muertos. Isa.59.11. Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación, y se alejó de nosotros. Isa.59.12. Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: Isa.59.13. el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira. Isa.59.14. Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Isa.59.15. Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Isa.59.16. Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia. Isa.59.17. Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, Isa.59.18. como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa. Isa.59.19. Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. Isa.59.20. Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. Isa.59.21. Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre. Isa.60.1. Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Isa.60.2. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Isa.60.3. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Isa.60.4. Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. Isa.60.5. Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti. Isa.60.6. Multitud de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová. Isa.60.7. Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria. Jua.20.1. El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Jua.20.2. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. Jua.20.3. Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. Jua.20.4. Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Jua.20.5. Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. Jua.20.6. Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, Jua.20.7. y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. Jua.20.8. Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. Jua.20.9. Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. Jua.20.10. Y volvieron los discípulos a los suyos. Jua.20.11. Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; Jua.20.12. y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Jua.20.13. Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. Jua.20.14. Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. Jua.20.15. Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. Jua.20.16. Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro). Jua.20.17. Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Jua.20.18. Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas. 2Pe.1.3. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, 2Pe.1.4. por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; 2Pe.1.5. vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 2Pe.1.6. al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 2Pe.1.7. a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 2Pe.1.8. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 2Pe.1.9. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 2Pe.1.10. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 2Pe.1.11. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2Pe.1.12. Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. 2Pe.1.13. Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; 2Pe.1.14. sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. 2Pe.1.15. También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas. 2Pe.1.16. Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 2Pe.1.17. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 2Pe.1.18. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. 2Pe.1.19. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 2Pe.1.20. entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 2Pe.1.21. porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

viernes, 24 de enero de 2014

EL CONSIERVO

Mat.18.21. Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Mat.18.22. Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Mat.18.23. Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Mat.18.24. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Mat.18.25. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Mat.18.26. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mat.18.27. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Mat.18.28. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Mat.18.29. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mat.18.30. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Mat.18.31. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Mat.18.32. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. Mat.18.33. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Mat.18.34. Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Mat.18.35. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. Mat.24.37. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Mat.24.38. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, Mat.24.39. y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Mat.24.40. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Mat.24.41. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Mat.24.42. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Mat.24.43. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Mat.24.44. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. Mat.24.45. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Mat.24.46. Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. Mat.24.47. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. Mat.24.48. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; Mat.24.49. y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, Mat.24.50. vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, Mat.24.51. y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes. Apo.19.1. Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; Apo.19.2. porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Apo.19.3. Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. Apo.19.4. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! Apo.19.5. Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Apo.19.6. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Apo.19.7. Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Apo.19.8. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Apo.19.9. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Apo.19.10. Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. Apo.19.11. Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Apo.19.12. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Apo.19.13. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Apo.19.14. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. Apo.19.15. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Apo.19.16. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Apo.22.1. Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. Apo.22.2. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Apo.22.3. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, Apo.22.4. y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Apo.22.5. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Apo.22.6. Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Apo.22.7. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Apo.22.8. Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Apo.22.9. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

LA GENTE

Lev.25.39. Y cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo. Lev.25.40. Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. Lev.25.41. Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá. Lev.25.42. Porque son mis siervos, los cuales saqué yo de la tierra de Egipto; no serán vendidos a manera de esclavos. Lev.25.43. No te enseñorearás de él con dureza, sino tendrás temor de tu Dios. Lev.25.44. Así tu esclavo como tu esclava que tuvieres, serán de las gentes que están en vuestro alrededor; de ellos podréis comprar esclavos y esclavas. Lev.25.45. También podréis comprar de los hijos de los forasteros que viven entre vosotros, y de las familias de ellos nacidos en vuestra tierra, que están con vosotros, los cuales podréis tener por posesión. Lev.25.46. Y los podréis dejar en herencia para vuestros hijos después de vosotros, como posesión hereditaria; para siempre os serviréis de ellos; pero en vuestros hermanos los hijos de Israel no os enseñorearéis cada uno sobre su hermano con dureza. Lev.25.47. Si el forastero o el extranjero que está contigo se enriqueciere, y tu hermano que está junto a él empobreciere, y se vendiere al forastero o extranjero que está contigo, o a alguno de la familia del extranjero; Lev.25.48. después que se hubiere vendido, podrá ser rescatado; uno de sus hermanos lo rescatará. Lev.25.49. O su tío o el hijo de su tío lo rescatará, o un pariente cercano de su familia lo rescatará; o si sus medios alcanzaren, él mismo se rescatará. Lev.25.50. Hará la cuenta con el que lo compró, desde el año que se vendió a él hasta el año del jubileo; y ha de apreciarse el precio de su venta conforme al número de los años, y se contará el tiempo que estuvo con él conforme al tiempo de un criado asalariado. Lev.25.51. Si aún fueren muchos años, conforme a ellos devolverá para su rescate, del dinero por el cual se vendió. Lev.25.52. Y si quedare poco tiempo hasta el año del jubileo, entonces hará un cálculo con él, y devolverá su rescate conforme a sus años. Lev.25.53. Como con el tomado a salario anualmente hará con él; no se enseñoreará en él con rigor delante de tus ojos. Lev.25.54. Y si no se rescatare en esos años, en el año del jubileo saldrá, él y sus hijos con él. Lev.25.55. Porque mis siervos son los hijos de Israel; son siervos míos, a los cuales saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios. Sal.2.2. Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Sal.2.3. Rompamos sus ligaduras, Y echemos de nosotros sus cuerdas. Sal.2.4. El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos. Sal.2.5. Luego hablará a ellos en su furor, Y los turbará con su ira. Sal.2.6. Pero yo he puesto mi rey Sobre Sion, mi santo monte. Sal.2.7. Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Sal.2.8. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra. Sal.2.9. Los quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás. Sal.2.10. Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. Sal.2.11. Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Sal.2.12. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían. Isa.1.4. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. Isa.1.5. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Isa.1.6. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Isa.1.7. Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Isa.1.8. Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. Isa.1.9. Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra. Isa.1.10. Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. Isa.1.11. ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. Isa.1.12. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? Isa.1.13. No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Isa.1.14. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Isa.1.15. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Isa.1.16. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; Isa.1.17. aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Isa.1.18. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Isa.1.19. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; Isa.1.20. si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. Mar.8.1. En aquellos días, como había una gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: Mar.8.2. Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; Mar.8.3. y si los enviare en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. Mar.8.4. Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto? Mar.8.5. Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete. Mar.8.6. Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y los pusieron delante de la multitud. Mar.8.7. Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante. Mar.8.8. Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas. Mar.8.9. Eran los que comieron, como cuatro mil; y los despidió. Hec.4.18. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Hec.4.19. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; Hec.4.20. porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Hec.4.21. Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, Hec.4.22. ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años. Hec.4.23. Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Hec.4.24. Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; Hec.4.25. que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Hec.4.26. Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. Hec.4.27. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, Hec.4.28. para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Hec.4.29. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, Hec.4.30. mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Hec.4.31. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Hec.4.32. Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Hec.4.33. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Hec.4.34. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, Hec.4.35. y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.