Filipenses 1:11 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Pablo ora por los filipenses
3 Doy gracias a mi Dios
siempre que me acuerdo[b] de vosotros,4 orando[c] siempre con gozo en
cada una de mis oraciones por todos vosotros, 5 por vuestra
participación en el evangelio[d] desde el primer día
hasta ahora, 6 estando
convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra,
la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. 7 Es justo que yo sienta[e] esto acerca de todos
vosotros, porque os llevo en el corazón, pues tanto en mis prisiones[f] como en la defensa y
confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la
gracia. 8 Porque
Dios me es testigo de
cuánto os añoro a todos con el entrañable amor[g] de Cristo Jesús. 9 Y esto pido en
oración: que vuestro amor abunde aún más y más en conocimiento verdadero
y en todo discernimiento, 10 a fin de que escojáis
lo mejor[h], para que seáis
puros e irreprensibles para el día de Cristo; 11 llenos del fruto de
justicia que es por medio de
Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.
UN ENCUENTROCON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cómo Combatir La
Depresión Según La Biblia?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0
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¿Cómo Combatir La Depresión Según La Biblia?
“ELÍAS ERA UN HOMBRE CON DEBILIDADES COMO LAS NUESTRAS…” (Santiago 5:17 NVI)
Elías, que había sido
un hombre valiente durante tres años, tuvo miedo cuando Jezabel amenazó con
matarlo. Así que huyó al desierto donde se deprimió y llegó a decir: “…¡Estoy
harto, Señor! … quítame la vida” (1 Reyes 19:4 NVI). Elías se convirtió en el
blanco perfecto de la depresión al encontrarse cansado físicamente, agotado
emocionalmente y amenazado de muerte. Era un manojo de nervios, lleno de
problemas emocionales: miedo, resentimiento, culpabilidad, rabia, soledad y
preocupación. La Biblia dice: “Elías era un hombre con debilidades como las
nuestras”, por lo que luchó contra los mismos problemas que nosotros. ¡Estaba
tan deprimido que se quería morir! ¿Por qué nos metemos en estos líos
emocionales? A veces, por algo que ha pasado (circunstancias adversas), pero
más a menudo se debe a una manera de pensar errónea.
Las emociones son
fruto de los pensamientos, por lo que si pensamos de forma negativa nos
sentiremos deprimidos. Nuestras emociones tienen que ver con la forma de
interpretar la vida, y si siempre ves las cosas con un prisma negativo, te
derrumbarás. Para deshacerte de las emociones negativas, debes modificar la
manera de pensar. Esto viene a ser lo que la Biblia quiere decir con
“transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Romanos
12:2). Para superar la depresión debes aprender a cambiar el enfoque equivocado
de la vida, con sus consiguientes actitudes. En palabras de Jesús: “Conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32 CST). Ver las cosas desde la
perspectiva correcta, la de Dios, es el camino para combatir la depresión.
“SE SENTÓ … CON GANAS
DE MORIRSE” (1 Reyes 19:4 NVI)
La Biblia dice: “Elías se asustó y huyó para ponerse a salvo. Cuando llegó a Berseba … dejó allí a su criado y caminó todo un día por el desierto. Llegó a donde había un arbusto, y se sentó a su sombra con ganas de morirse” (1 Reyes 19:3-4 NVI). ¿Cuál fue el error de Elías? El mismo que nosotros cometemos a veces cuando estamos deprimidos: Nos encerramos en nuestros sentimientos en lugar de ver los hechos. Así ocurre cuando nos derrumbamos. Elías se sintió como un fracasado debido a un incidente que lo intimidaba. Él pensó ‘Soy un cobarde … ¿Por qué estoy huyendo?’ y debido a que se veía como un perdedor, asumió que era un perdedor. A menudo los sentimientos engañan; por eso, cuando nos sumimos en ellos en lugar de centrarnos en la realidad, vienen los problemas.
Por ejemplo, cuando
cometemos un error en un ámbito, tendemos a creer que erramos en todos los
otros aspectos de nuestra vida, lo cual es una idea falsa. Todo el mundo tiene
derecho a equivocarse y a fallar en algo, sin ser por ello un fracasado. Los
expertos de salud mental nos animan a que expresemos nuestras emociones y a que
les demos rienda suelta, pero eso no siempre resuelve las cosas, porque las
emociones son poco fiables. Además, Dios no nos pide que estemos pendientes de
ellas sino de la verdad de Su Palabra, porque al final eso es lo que nos hará
libres (véase Juan 8:32). Para superar la depresión deberás estudiar la Palabra
de Dios y mantener a raya tus sentimientos para que estén en armonía con Sus
enseñanzas.
“…SEÑOR … QUÍTAME LA
VIDA, PUES NO SOY MEJOR QUE MIS ANTEPASADOS” (1 Reyes 19:4 NVI)
Otra causa de la depresión es compararnos con otros. Pensamos: ‘Si fuera como fulano o mengano sería feliz’. Cuando te comparas con otros te metes en problemas (véase 2 Corintios 10:12). Solo hay una persona que debes procurar ser: tú mismo. Cuando tratas de imitar a alguien y actuar como él o ella, te deprimes. Tienes que ser sincero contigo mismo y ser quién eres. Eso es lo único que Dios quiere y espera. Cuando nos comparamos con otros, caemos en otra trampa: equiparamos nuestras debilidades con sus habilidades. Nos olvidamos de que es probable que tal persona tenga puntos débiles ahí donde nosotros somos fuertes.
A veces hasta
intentamos motivarnos con autocrítica y condenación. Y lo hacemos a través de
muchos “debería”: ‘Debería ser como tal persona. Debería comportarme mejor.
Debería ser capaz de cumplir eso. Debería ser capaz de dejar aquello’. No nos
damos cuenta de que flagelarnos verbalmente no va a cambiar nada. Cuando
atosigamos a alguien, la persona no reacciona como esperamos; atosigarnos a
nosotros mismos tampoco funciona.
¿Qué hacer, entonces?
Vuelve a programar tu mente con la Palabra de Dios. “Mediante su divino poder,
Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo
esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó … y nos ha dado
grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que [participéis] de
la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los
deseos humanos” (2 Pedro 1:3-4 NTV).
“HE SERVIDO CON GRAN CELO AL SEÑOR…” (1 Reyes 19:10 NTV)
Cuando Elías huyó al
desierto y se escondió en una cueva, Dios le preguntó: “…¿Qué haces aquí,
Elías?” (1 Reyes 19:9), a lo que el profeta respondió: “…He sentido un vivo
celo por el Señor … porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han
derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Sólo yo he quedado
y me buscan para quitarme la vida” (1 Reyes 19:14). Otra causa de la depresión
es asumir culpas que no te corresponden. Cuando asumimos responsabilidades que
Dios nunca nos dio, la carga resulta demasiado pesada. Si estás acostumbrado a
ayudar a los demás, te habrás dado cuenta de que no siempre responden como
esperarías, ya se trate de tus hijos, tus amigos, tu cónyuge o los compañeros
de trabajo. La gente reacciona de muchas maneras diferentes y tú no puedes
asumir la responsabilidad de su comportamiento.
Dios nos ha concedido
a cada uno de nosotros libre albedrío, y cuando asumes responsabilidades por
las decisiones de otros, te pones una carga encima que lo único que hace es
deprimirte. En el mejor de los casos, podrás influir en otros, pero nunca
controlarlos.
La última decisión la
tienen ellos, así que no te dejes deprimir por algo que no puedes controlar.
Cuando sabes que has hecho lo que Dios te ha pedido, confía en que Él hará lo
que tú no puedes. Siempre que trates de convencer, controlar o cambiar a
alguien, te vas a desilusionar. La Biblia dice: “…Dios es el que en vosotros [y
en otros] produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”
(Filipenses 2:13). Entonces, cuando hayas hecho tu parte, retírate y deja que
Dios haga la suya.
“…ME BUSCAN PARA
QUITARME LA VIDA” (1 Reyes 19:10)
Otro error que desencadenó la depresión de Elías: exageró lo negativo.
Es esa forma de
pensar que dice ‘Todos están en contra de mí’. Pero en realidad casi nadie
estaba en contra de él. Solo una persona se le oponía y su amenaza era
ficticia. La reina Jezabel no osaba matar a Elías. Piénsalo bien: si hubiera
querido asesinarlo no habría enviado un mensajero para avisarle, ¡le habría
mandado un asesino a sueldo! Jezabel temía la influencia de Elías. Si este
acabara como mártir eso no haría más que incrementaría su influencia y acabaría
provocando una revolución. Además, habiendo sido testigo de lo que Dios había
hecho con los profetas de Baal, seguro que la reina tenía miedo de lo que Dios
haría con ella si se le ocurriera tocar a Su profeta. Sus palabras, entonces, eran
amenazas vanas. Pero en lugar de evaluar la situación con realismo, Elías huyó.
Cuando nos deprimimos
tendemos a exagerar lo negativo.
En realidad, Elías no era la única persona fiel a Dios. Quedaban otros siete mil profetas que no habían sucumbido al culto pagano (véase 1 Reyes 19:18). Sin embargo Elías exageró el problema y acabó totalmente abatido. Si estás deprimido en este día, pon tu confianza en Dios. Levántate y di ‘Esto también pasará. Lo que no me destruye me hace más fuerte’. Y aférrate a esta promesa con confianza: “Qué grande es la bondad que has reservado para los que te temen. La derramas en abundancia sobre los que acuden a ti en busca de protección, y los bendices ante la mirada del mundo” (Salmos 31:9 NTV).
En realidad, Elías no era la única persona fiel a Dios. Quedaban otros siete mil profetas que no habían sucumbido al culto pagano (véase 1 Reyes 19:18). Sin embargo Elías exageró el problema y acabó totalmente abatido. Si estás deprimido en este día, pon tu confianza en Dios. Levántate y di ‘Esto también pasará. Lo que no me destruye me hace más fuerte’. Y aférrate a esta promesa con confianza: “Qué grande es la bondad que has reservado para los que te temen. La derramas en abundancia sobre los que acuden a ti en busca de protección, y los bendices ante la mirada del mundo” (Salmos 31:9 NTV).
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Más allá de tus
capacidades.
El profeta Samuel fue
en busca del sucesor del rey Saúl, y como estaba en los planes de Dios ese
nuevo rey debía salir de la casa de Isaí y aunque el mismo padre de David no lo
consideró apto para ser rey, Dios lo escogió para gobernar a su pueblo porque
no vio su capacidad física o intelectual sino que miró su corazón.
“Pero el Señor le dijo a Samuel: —No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón” 1 Samuel 16:7Nueva Traducción Viviente (NTV).
“Pero el Señor le dijo a Samuel: —No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón” 1 Samuel 16:7Nueva Traducción Viviente (NTV).
Muchas personas sueñan y anhelan lograr grandes cosas
en su familia, en su profesión u oficio y en el ministerio, pero a veces se
encuentran con obstáculos que los desaniman y los enfocan en sus falencias
provocando el temor a fracasar y con ello dejan de soñar y luchar por alcanzar
sus anhelos.
Quizás te hayan
rechazado o tú mismo te hayas descalificado ante una excelente oportunidad
porque viste y pensaste que no estás preparado para hacer aquello que se te ha
encomendado, recuerda esta gran verdad “Dios no ve tus capacidades, sino la
disposición de tu corazón”, no tengas temor, porque si Dios te llamó para hacer
y algo grande que quizás supera tus fuerzas y expectativas, ¡Arriésgate! y toma
la oportunidad, pues si Dios te llamó también te capacitará y te apoyará en
todo lo que debes hacer.
No escuches lo que
otros dicen de ti (si podrás o no podrás) porque la opinión más importante y
determinante es la de Dios.
Judith Quisbert
CVCLAVOZ