miércoles, 8 de octubre de 2014

JOB 1:5 INTEGRIDA Y RIQUEZAS DE JOB

Job 1:5 La Biblia de las Américas (LBLA) Integridad y riquezas de Job 1 Hubo un hombre en la tierra de Uz llamado Job; y era aquel hombre intachable[a], recto, temeroso de[b] Dios y apartado del mal. 2 Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 3 Su hacienda era de siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas y muchísima servidumbre; y era aquel hombre el más grande de todos los hijos del oriente. 4 Sus hijos solían ir y hacer un banquete en la casa de cada uno por turno, e invitaban[c] a sus tres hermanas para que comieran y bebieran con ellos. 5 Y sucedía que cuando los días del banquete habían pasado[d], Job enviaba a buscarlos y los santificaba, y levantándose temprano, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque Job decía: Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en sus corazones. Así hacía Job siempre. 6 Hubo un día cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse delante del Señor, y Satanás[e] vino también entre ellos. 7 Y el Señor dijo a Satanás: ¿De dónde vienes? Entonces Satanás respondió al Señor, y dijo: De recorrer la tierra y de andar por ella. 8 Y el Señor dijo a Satanás: ¿Te has fijado[f] en mi siervo Job? Porque no hay ninguno como él sobre la tierra, hombre intachable[g] y recto, temeroso de[h] Dios y apartado del mal. 9 Respondió Satanás al Señor[i]: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No has hecho tú una valla alrededor de él, de su casa y de todo lo que tiene, por todos lados? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus posesiones han aumentado en la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, verás si no te maldice en tu misma cara. 12 Entonces el Señor dijo a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu poder[j]; pero no extiendas tu mano sobre él. Y Satanás salió de la presencia del Señor. Un Encuentro Con la Palabra REFLEXION A pesar del dolor A Zac Smith, a los 32 años, casado y con hijos, le diagnosticaron cáncer de colon de grado 4, él no entendía por qué lo tenía pero sabía que Dios estaba al mando. Después de un tratamiento de quimioterapia los resultados fueron positivos, ya no había cáncer en su cuerpo, su familia y él estaban felices. Sin embargo después un nuevo análisis mostró que el cáncer había reaparecido pero ahora en otra área de su cuerpo. Él cuenta que fue un tiempo de mucha confusión, más que todo porque ahora la quimioterapia ya no era efectiva, prácticamente los médicos no le dieron esperanza. Zac, recuerda Mateo 7:11 “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Él comenta: “Dios no puede darme un regalo malo, el cáncer es lo mejor que me ha pasado… soy un mejor esposo y un mejor padre, mejor jefe, mejor amigo y un mejor seguidor de Jesús”. Termina su historia diciendo… Esto sé: Si Dios escoge sanarme, entonces Dios es Dios y es bueno. Si Dios escoge no sanarme y permite que yo muera, Dios es aún Dios y es aún bueno. A Dios sea la Gloria. Este testimonio me conmovió mucho y me hizo reflexionar acerca de cómo debería ser un seguidor de Jesús, que a pesar de los obstáculos y batallas deberíamos mantenernos firmes, sin desmayar en nuestra fe y sobretodo sin desanimarnos. Es cierto que las enfermedades son causa de mucho dolor, tormento, incertidumbre y hasta depresión y que Dios tiene todo el poder para sanarnos, pero si no fuera su voluntad sanarnos por alguna razón que desconocemos y que incluso no llegáramos a saber en vida? ¿Seguiremos siendo sus fieles seguidores? Deuteronomio 29:29 (NTV) dice: “El Señor nuestro Dios tiene secretos que nadie conoce. No se nos pedirá cuenta de ellos. Sin embargo, nosotros y nuestros hijos somos responsables por siempre de todo lo que se nos ha revelado, a fin de que obedezcamos todas las condiciones de estas instrucciones.” A pesar del dolor nuestra actitud debería ser como la de Zac, que aunque Dios no le dio una respuesta positiva hasta el fin de sus días, reconoció que Dios es Dios y que es bueno. Piensa, si Dios no te sanara o si no te diera lo que tanto anhelas ¿Seguirías amándolo? Dios ya nos dio lo más importante que es la salvación, y si está dentro sus propósitos darte aquello que tanto ansías, lo hará, solo no te concentres en lo que te dará sino en quién es Él para ti. A pesar de todo Dios siempre es bueno. Soraida Fuentes CVCLAVOZ Un Encuentro Con la Palabra REFLEXION Jovenes Cristianos – PROTEGIDOS Pasaje clave: Éxodo 15. Tal vez te preguntes, ¿por qué, si Dios nos protege, algunos de sus hijos son maltratados, abusados o sufren accidentes? No es fácil responder esto. No hay respuestas tan simples. Es cierto, Dios nos guarda, pero a veces nosotros mismos buscamos el riesgo y nos metemos es situaciones peligrosas. Es cierto, Dios nos guarda, pero mientras fuimos niños (y aún de adolescentes) la mayor responsabilidad sobre nuestras vidas era de nuestros padres. Ellos debían cuidarnos y librarnos de personas con malas intenciones (aún cuando fueran familiares), y a veces no lo hicieron (o nunca); entonces indefensos como niños y con miedos, sufrimos maltratos, golpes o abuso sexual. Pero, ¿por qué esos padres que deben proteger a sus hijos, como representantes de Dios, no lo hacen? A veces, porque ellos mismos ignoran a Dios y no actúan como sus representantes. A veces por exceso de confianza y descuido, porque ellos mismos no recibieron de sus padres el cuidado necesario. Otras veces por pasar demasiadas horas fuera del hogar dejando solos a sus hijos, sin saber con quiénes están y qué hacen. Otras veces, por miedo, se vuelven cómplices de aquellos que lastiman o abusan y no hacen nada, aún sabiendo la verdad. Piénsalo. Lo importante ahora es que tengas algo muy en claro: Dios no maltrata y no abusa. Y tú no fuiste responsable de aquellas cosas desagradables que sufriste en tu infancia. No fue tu culpa lo que te tocó vivir. No fue por algo malo que hiciste o dijiste, sino por la falta de protección y cuidado. No busques vengarte, Dios mismo tratará con aquellos que de alguna manera te lastimaron. No tengas miedo, ni vergüenza de abrir tu corazón delante de Dios y de alguna persona madura y espiritual para sacar todo el dolor que aún tengas adentro y para aprender a perdonar. Hoy, por amor, Dios mismo se hizo cargo de ti para cuidarte y librarte del mal. Si no te metes en nada raro, Él será tu fortaleza y tu cuidador siempre (15:2, 6-7, 11-13, 16-18). Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico” Por Edgardo Tosoni

No hay comentarios:

Publicar un comentario