jueves, 9 de octubre de 2014

SAMO 84:1-4 ANHELO POR LA ADORACION EN EL TEMPLO

Salmos 84:1-4 La Biblia de las Américas (LBLA) Anhelo por la adoración en el templo Para el director del coro; sobre[a] Gitit. Salmo de los hijos de Coré. 84 ¡Cuán preciosas[b] son tus moradas, oh Señor de los ejércitos! 2 Anhela mi alma, y aun desea con ansias los atrios del Señor; mi corazón y mi carne cantan con gozo al Dios vivo. 3 Aun el ave[c] ha hallado casa, y la golondrina nido para sí donde poner sus polluelos: ¡tus altares, oh Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío! 4 ¡Cuán bienaventurados son los que moran en tu casa! Continuamente te alaban. (Selah[d]) 5 ¡Cuán bienaventurado es el hombre cuyo poder está en ti, en cuyo corazón están los caminos a Sion! 6 Pasando por el valle de Baca[e] lo convierten en manantial[f], también las lluvias tempranas lo cubren de bendiciones. 7 Van de poder en poder, cada uno de ellos comparece ante Dios en Sion[g]. 8 ¡Oh Señor, Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob! (Selah) 9 Mira, oh Dios, escudo nuestro, y contempla el rostro de tu ungido. 10 Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Prefiero estar en el umbral de la casa de mi Dios que morar en las tiendas de impiedad. 11 Porque sol y escudo es el Señor Dios; gracia y gloria da el Señor; nada bueno niega a los que andan en integridad[h]. 12 Oh Señor de los ejércitos, ¡cuán bienaventurado es el hombre que en ti confía! Un Encuentro Con la Palabra REFLEXION ¿Te encuentras deprimido? Estamos constituidos de tal manera que los sentimientos y emociones juegan en nosotros un papel predominante. Uno de los más grandes problemas de nuestra vida en este mundo y no solo para los cristianos sino para toda la gente, es el adecuado control de cada uno de ellos, puesto que muchas personas son propensas a dejarse llevar por lo que sienten en un momento determinado; incluso aún después de su conversión tienen que seguir batallando con tal condición. Creo que todos los cristianos en algún momento mencionaron no sentirse bien, o dijeron que están tristes, pero lo curioso de esto es que “Cristiano y Depresión” son palabras totalmente opuestas, y ni siquiera ellos mismos pueden explicar porque están con ese estado de ánimo. Lo que nadie puede negar es que: ¡Todos tienen una experiencia particular con sus emociones! Muchos pueden estar muy felices un día y al siguiente con otro estado de ánimo, porque lo que más varía en nuestras vidas son las emociones y sentimientos y todos corremos el riego de que ellos nos controlen. Los sentimientos siempre están buscando controlarnos, y a menos que nos demos cuenta de esto lo conseguirán. "¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío". Salmos 42:5 (RVR 1960) Si permitimos que ellos nos controlen habremos perdido la batalla, por tanto, debemos hacer lo que hizo el Rey David, él se alentó así mismo, habló consigo mismo y dijo: ¿Porque voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza. No debemos dar lugar a que los sentimientos nos dominen más bien debemos decir, “es verdad, no tengo ganas; pero con o sin sentimientos, yo obedeceré la Palabra de Dios y en ella pondré mi confianza, venga lo que venga en ella confiaré”. Muchos se encuentran caminando en la tormenta, pero siguen adelante, no se sientan a compadecerse de sí mismos y esa es la diferencia de un hijo de Dios, que avanza a pesar de lo que enfrenta. ¡Aunque en ese momento no ve el rostro de su Señor, sabe que Él está allí y por lo tanto sigue adelante! “Paciencia y Confianza” ese es el camino. Digámonos a nosotros mismos: ¡No tengo tiempo para preocuparme por mis sentimientos, debo avanzar aunque sea fuerte la prueba que esté atravesando! Shirley Chambi CVCLAVOZ Un Encuentro Con la Palabra ¡LA MANERA EN QUE DIOS CALIFICA LAS PRUEBAS! Recuerdo cuando estaba en la universidad que un profesor en una ocasión nos tomó por sorpresa y nos dijo que nos haría unexamen, inmediatamente todo el grupo empezó a reclamar el por qué no nos había informado con anticipación, entonces el profesor nos respondió: “Ustedes tienen que estar preparados para el día de la prueba, si son buenos estudiantes no tendrán porque asustarse, sino, significa que no se han preparado lo suficiente para hacer parte de esta universidad”. En ese momento muchos de los estudiantes empezaron a manifestar su inconformidad y a expresar lo injusto que estaba siendo el profesor al realizar elexamen sin previo aviso. Lo particular de esta experiencia es que en ocasiones el Señor a nosotros también nos toma por sorpresa y no con la intensión de hacernos perder la prueba, más bien sus pruebas nos toman por sorpresa porque cuando llegan no estamos lo suficientemente preparados para afrontarlas; quizá es por eso que en algunas de ellas sentimos que nuestras fuerzas se derrumban, que por más que oramos y le buscamos nos sentimos incapaces de continuar peleando la batalla, que por más que anhelamos no sentimos su Presencia cerca de nosotros y hasta se nos llega a pasar por la mente que Él nos ha olvidado y entonces empezamos a juzgarlo así como estos estudiantes al profesor. Desde que decidimos hacer parte de la universidad de Dios; es decir, de aprender a vivir con Él, asumimos el compromiso de vivir en constante preparación a través de su palabra, de su verdad; entonces, si realmente lo hacemos así ¿por qué pensar que no vamos a ser capaz de pasar la prueba? ¿por qué se nos olvidan sus promesas en los tiempos difíciles? No importa sentirnos débiles, no importa sentir que se nos acaban las fuerzas, no somos perfectos y además no es pecado expresar nuestras debilidades, especialmente en aquellos momentos en los que pensamos que todas las puertas están cerradas. Precisamente es en esos momentos en los que debemos acércanos con humildad ante el Señor, para que sea Él quien nos fortalezca y nos ayude a salir adelante; esta es una manera de reconocer que nuestras fuerzas no son nada si no lo tenemos a Él, no importa si reprobaste el examen, hay carreras que simplemente Él necesita que corramos aunque no lleguemos en primer lugar a la meta. Lo ideal es que no esperemos a que lleguen las pruebas para pensar en prepararnos, no esperemos a que lleguen para empezar a orar y meditar en su palabra; sin embargo, si en este momento estas pasando por una prueba y te cogió por sorpresa, no te preocupes, no te desanimes, bienvenido al grupo; sólo créele a Dios, no desconfíes de Él, algo bueno saldrá de esa prueba que atraviesas, ten la plena seguridad. Él no te va a condenar ni te va a calificar mal porque no te preparaste, al contrario, Él te recordará lo grande que es su misericordia, te hará entender con esta prueba que debes depender en toda circunstancia de Él, en los buenos y en los malos momentos, así que cuando estés pasando por un buen tiempo no olvides esta prueba y recuerda que nuestro compromiso es estar en permanente preparación. Confía en Él y Él hará. “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. Isaías 41:10 (Nueva Versión Internacional). Lo lindo de nuestro Amado Padre Celestial, es que Él no va a calificarnos de la misma manera en que lo haría un profesor, con Él siempre vamos a ganar independientemente de que no acertemos en las respuestas; a Él lo único que le interesa es que mientras estemos presentando esas pruebas nuestro corazón este firme con Él, así sintamos que estamos a punto de desmayar, de tirar la toalla, lo más significativo es que en nuestro corazón conservemos la firme esperanza de seguir creyendo en sus promesas, de seguir creyendo en que Él nos sacará del estado en el que nos encontramos, Él lo único que espera de nosotros es que lo amemos y lo reconozcamos, este es nuestro único requisito para hacer parte de su universidad. “Los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”. Isaías 40:31 (Nueva Versión Internacional). Su misericordia es nueva cada mañana, Él nos levantará de cada prueba y nos hará mejores personas, más maduras, más especiales de lo que ya somos. ¡Él no es un Dios condenador, Él es un Dios Misericordioso y en cada prueba está con nosotros! Autora: Marisela Ocampo Otálvaro

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