facebook un encuentro con la palabra
Jonás 2:9
La Biblia
de las Américas (LBLA)
Oración de Jonás
En[b] mi angustia clamé al Señor,
y El me respondió.
Desde el seno[c] del Seol[d] pedí auxilio,
y tú escuchaste mi voz;
3 pues me habías echado a lo profundo,
en el corazón de los mares,
y la corriente me envolvió[e];
todas tus encrespadas olas y tus ondas pasaron sobre mí.
4 Entonces dije: “He sido expulsado de delante de tus ojos;
sin embargo volveré a mirar hacia tu santo templo.”
5 Me rodearon las aguas hasta el alma,
el gran abismo me envolvió[f],
las algas se enredaron a mi cabeza.
6 Descendí hasta las raíces de los montes,
la tierra con sus cerrojos me ponía cerco para siempre;
pero tú sacaste de la fosa[g] mi vida, oh Señor, Dios mío.
7 Cuando en mí desfallecía mi alma,
del Señor me acordé;
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santo templo.
8 Los que confían en vanos ídolos[h]
su propia misericordia abandonan,
9 mas yo con voz de acción de gracias
te ofreceré sacrificios.
Lo que prometí, pagaré.
La salvación es del Señor.
y El me respondió.
Desde el seno[c] del Seol[d] pedí auxilio,
y tú escuchaste mi voz;
3 pues me habías echado a lo profundo,
en el corazón de los mares,
y la corriente me envolvió[e];
todas tus encrespadas olas y tus ondas pasaron sobre mí.
4 Entonces dije: “He sido expulsado de delante de tus ojos;
sin embargo volveré a mirar hacia tu santo templo.”
5 Me rodearon las aguas hasta el alma,
el gran abismo me envolvió[f],
las algas se enredaron a mi cabeza.
6 Descendí hasta las raíces de los montes,
la tierra con sus cerrojos me ponía cerco para siempre;
pero tú sacaste de la fosa[g] mi vida, oh Señor, Dios mío.
7 Cuando en mí desfallecía mi alma,
del Señor me acordé;
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santo templo.
8 Los que confían en vanos ídolos[h]
su propia misericordia abandonan,
9 mas yo con voz de acción de gracias
te ofreceré sacrificios.
Lo que prometí, pagaré.
La salvación es del Señor.
10 Entonces
el Señor dio orden al pez, y éste vomitó a Jonás en
tierra firme.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cómo Aprender a
Dejar Y Olvidar Según La Biblia?
Publicado por: Devocionales en Articulos Cristianos 0
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¿Cómo Aprender a Dejar Y Olvidar Según La Biblia?
“NO OS ACORDÉIS DE LAS COSAS PASADAS NI TRAIGÁIS A LA MEMORIA LAS COSAS ANTIGUAS”. (Isaías 43:18)
¿Qué haces cuando tu
memoria va al “baúl de los recuerdos”, saca de su contenido y lo trae al
presente, haciéndote revivir el mismo dolor? La Biblia tiene la respuesta: “No
os acordéis de las cosas pasadas ni traigáis a la memoria las cosas antiguas.
He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz, ¿no la conoceréis?”(Isaías
43:18,19).Tu pasado puede contaminar tu presente e influir en tu futuro, a
menos que decidas dejarlo y olvidarlo.Vamos a meditar en ello durante los
próximos días.
En primer lugar, deja ir todo aquello que Dios ya te ha perdonado. La única reacción de Dios ante el pecado confesado es perdonarlo y olvidarlo. Si vuelve a salir a la superficie, es porque tú lo sacas, no Él. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”. (1 Juan 1:9). Hay dos cosas que dificultan el “dejar y olvidar”:
En primer lugar, deja ir todo aquello que Dios ya te ha perdonado. La única reacción de Dios ante el pecado confesado es perdonarlo y olvidarlo. Si vuelve a salir a la superficie, es porque tú lo sacas, no Él. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”. (1 Juan 1:9). Hay dos cosas que dificultan el “dejar y olvidar”:
1) Tus sentimientos.
“No me siento
perdonado” dices. Pero has sido perdonado por la gracia de Dios, gracias al
sacrificio de Cristo, no importa cuáles sean tus emociones. No esperes a
sentirlo para aceptarlo; acéptalo y empezarás a sentirlo.
2) Un concepto
erróneo de Dios.
Tal vez digas: “Mi
padre dice que me perdona, pero cada vez que fallo, me vuelve a echar en cara
todos mis errores anteriores”. Pero tu Padre Celestial no actúa de esa forma.
“Yo, yo soy quien borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré
de tus pecados”. (Isaías 43:25). Dios no los saca a la luz, porque no los
recuerda. Todos tus pecados fueron juzgados y pagados en el Calvario. Una vez
que los has confesado, nunca más te va a acusar de ellos, así que alégrate y
déjalos en el pasado. El Tribunal del Cielo te ha juzgado y el veredicto es
“INOCENTE”.
“DIOS ME HIZO OLVIDAR TODOS MIS SUFRIMIENTOS” (Génesis 41:51)
“DIOS ME HIZO OLVIDAR TODOS MIS SUFRIMIENTOS” (Génesis 41:51)
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Dejar Y Olvidar Biblicamente?(Imagen) Compártela en tu red social favorita.
Segundo: Olvida lo
que te han hecho los demás.
Las rosas tienen espinas
y el dolor es parte íntegra de las relaciones humanas. Pocas heridas duelen
tanto como las ocasionadas por amigos y familiares. Si no lo crees, pregunta a
José, que fue vendido por sus hermanos y encarcelado en tierra extranjera por
un delito que nunca cometió. Ésas son cosas que dan lugar a la amargura, la
depresión, la desesperación y la derrota. Y podría justificarse el que José se
sintiera así. No obstante, este hombre sabía que era él, y no sus ofensores,
quien tenía la última palabra, y que era él, y no ellos, quien decidiría su
futuro. Los demás pueden herirte, pero nadie puede destruirte sin tu permiso y
cooperación. El desenlace no lo determina lo que hacen contra ti, sino lo que
tú haces luego con ello. José decidió olvidar las ofensas y hacerse cargo de su
propia reacción ante las mismas. Cuando emprendes ese camino, estás retomando
el control de la situación, te abres a nuevas posibilidades y tomas decisiones
que te permiten salir de tal situación más fuerte, más sabio y más bendecido.
Date cuenta que: a)
José vio las cosas desde la perspectiva de Dios. “No me enviasteis acá
vosotros, sino Dios” para daros vida por medio de una gran liberación. (Génesis
45:7-8); b) se liberó de su resentimiento. Se sobrepuso a sí mismo y ministró
las necesidades de los que le habían herido; c) se negó a ser víctima de las
acciones de otros. La consecuencia fue que Dios le hizo “gobernador en toda la
tierra de Egipto” (v.8); d) se preparó para el futuro. ¿Cómo? Sobresaliendo en
su don profético y en sus dotes administrativas, incluso cuando estaba en la
cárcel (Génesis 41:39). Por lo tanto, decide ver las cosas como Dios las ve.
Deja y olvida el pasado. Cumple tu llamado y verás como Dios te hará justicia
con una recompensa digna de reyes.
“PERSEGUÍA A LA
IGLESIA DE DIOS” (Gálatas 1:13)
Tercero: ¡Deja y
olvida el mal que has hecho a otros!
Las heridas que hemos
causado a otros pueden abrumarnos sobremanera. El accidente que tuvimos cuando
íbamos bebidos. La familia que destruimos cuando nos divorciamos. El niño dañado
por el abuso verbal en momentos de ira. El aborto que siguió a una relación
ilícita. El cónyuge fiel que fue infectado con el virus del sida. No podemos
hacer daño a otros sin ser afectados nosotros mismos, así que el “fantasma de
los errores del pasado” nos persigue durante el día, llena nuestras noches de
remordimiento y roba nuestra paz interior. ¿Cómo puedo vivir con los errores
del pasado? Consideremos a Pablo de Tarso, un hombre con un buen historial
delictivo. “Perseguía sobremanera a la iglesia de Dios y la asolaba”. (Gálatas
1:13). Había sacado de sus casas a la fuerza a muchos creyentes y dejado a
niños traumatizados, que vieron cómo sus padres eran llevados, azotados,
encarcelados y matados. Pero ahora Pablo se ha convertido al cristianismo y predica
el evangelio.
En las iglesias que
antes perseguía se encuentra después con esas viudas y esos huérfanos. ¿Cómo
reaccionó ante tal situación? Pablo se enfrentaba a una decisión crucial. O
bien se echaba encima toda la culpa de sus actos hasta que ésta le destruyera o
incluso le hiciera un drogadicto o alguien con tendencia suicidas, o ponía toda
esa enorme carga en unos hombros lo bastante grandes para llevarla, de forma
que él pudiera liberarse de ese peso. Pablo exclama: ¡Miserable de mí! ¿Quién me
librará de este cuerpo de muerte? (Romanos 7:24). Pero la respuesta sigue de
inmediato ¡Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro! (Romanos 7:25).
¿Cuál fue la consecuencia? “Habiendo yo sido antes” perseguidor e injuriador;
pero fui recibido a misericordia… (1 Timoteo 1:13). Hoy esa misma misericordia
está a tu disposición. Rectifica ahí donde te sea posible, confía en que Dios
va a sanar las heridas que causaste y déjale a Él la carga.
Cuarto: Deja y olvida
lo que no lograste hacer.
“Si pudiera volver
atrás” Según el poeta: Las palabras más tristes pronunciadas o escritas son
ésas que dicen: ¿Qué hubiera sido si? Nadie escapa de la larga sombra de las
“oportunidades perdidas”. A menudo fallamos más en lo que no hicimos que en lo
que hicimos. Podríamos haber ayudado, sanado, bendecido, hecho que las cosas
mejoraran. Pero al buscar nuestros propios intereses no llegamos a expresar
palabras de amor y gratitud. Tratando de evitar consecuencias no deseadas, no
reconocimos la cruda realidad. Para que no nos colgaran el sambenito de
“fanático”, callamos y no dimos nuestro testimonio. Esa responsabilidad que no
cumplimos, la decisión que eludimos, un padre anciano al que descuidamos, un
hijo al que rechazamos, el cónyuge del que nos separamos. ¡Qué distinta habría
sido mi vida si hubiera acabado mis estudios, aceptado aquel ascenso, hecho
aquella inversión, ido a vivir a otra ciudad o me hubiera enamorado!.
Cuando se cierra la
puerta, se va la persona y la oportunidad pasa para siempre, es hora de: a)
dejar que todo siga su curso. La misma cruz que perdonó todos tus pecados
cometidos, perdona también tus pecados omitidos. Es la confesión, y no el
remordimiento, la que nos trae el perdón y la limpieza de “todo pecado” (1 Juan
1:9); b) renovar tu fe en el Dios de las segundas oportunidades. Él te puede
“restituir los años que comió la oruga” (Joel 2:25). Créele a Dios; Él te puede
colocar de nuevo donde deberías haber estado si no hubieras perdido la
oportunidad; c) pedir a Dios un nuevo sueño, y luego “olvidando ciertamente lo
que queda atrás (viejos sueños no cumplidos) y extendiéndome a lo que está
delante (nuevos sueños), prosigo a la meta” a una vida de oportunidades
renovadas y de realización personal. (Filipenses 3:13,14).
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Preciosa Misericordia
Si tan solo
tuviéramos la humildad para reconocer que la misericordia de Dios es la que nos
sostiene día a día, las cosas serían muy diferentes.
Cuando oramos, a veces nos dedicamos a pedir y pedir e inclusive llegamos a exigirle cosas a Dios, pensando que es su deber darnos lo que pedimos, olvidando que de no ser por su misericordia muchos incluso deberíamos estar muertos.
Cuando oramos, a veces nos dedicamos a pedir y pedir e inclusive llegamos a exigirle cosas a Dios, pensando que es su deber darnos lo que pedimos, olvidando que de no ser por su misericordia muchos incluso deberíamos estar muertos.
Una historia cuenta que una madre solicitó a Napoleón
el perdón de su hijo. El emperador dijo que era el segundo delito que cometía
el hombre y que la justicia exigía su ejecución.
- "No pido
justicia", dijo la madre, "pido misericordia".
- "Pero
señora", respondió el emperador, "no merece misericordia
alguna".
- "Su
excelencia", prosiguió la madre, "si se la mereciera, no sería
misericordia, y misericordia es todo lo que le pido".
- "Muy
bien", dijo el emperador, "tendré misericordia".Y así se salvó
la vida de su hijo.
Con nosotros sucede
lo mismo, no merecíamos el perdón de Dios, pero Él en su misericordia envió a
su único Hijo para que muriera por nosotros. Asimismo nos da un día más de vida
para que podamos ver sus maravillas, es por su gracia que tenemos qué vestir,
qué comer y gozamos de su protección y cuidado.
Inclusive, es por su
misericordia que Dios nos prueba y nos da la fortaleza para salir adelante. Sí,
hasta en los tiempos difíciles vemos la mano de Dios. Una vez que pasa la
tormenta, cuando ya tenemos una visión más clara de las cosas, podemos ver que
Su misericordia nunca nos abandonó.
“¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas”. Salmos 36:7
Te invito a hacer un alto en tu vida, rememorar las bondades de Dios y a alabarle porque su misericordia es infinita.
“¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas”. Salmos 36:7
Te invito a hacer un alto en tu vida, rememorar las bondades de Dios y a alabarle porque su misericordia es infinita.
Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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