facebook un encuentro con la palabra
Lucas 18:11 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Parábola del fariseo y el publicano
9 Refirió también esta
parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y
despreciaban a los demás: 10 Dos
hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de
impuestos[d]. 11 El
fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta
manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres:
estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. 12 “Yo
ayuno dos
veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano.” 13 Pero
el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia,
no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho,
diciendo: “Dios, ten piedad de[e] mí, pecador.” 14 Os
digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que
se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado.
LUN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Trabaja En El Nombre
De Jesús
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“Y TODO LO QUE HACÉIS, SEA DE PALABRA O DE HECHO,
HACEDLO TODO EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS” (Colosenses 3:17)
Escribe John Ortberg: “Todos trabajamos. Todos creamos valor”de eso se trata el trabajo. ¿Pero cómo sería si lo hiciéramos en el nombre de Jesús? En primer lugar, el trabajo se convertiría en algo que haríamos junto con Él. No estás destinado a trabajar solo. Por ello, saca mañana un tiempo antes de comenzar la jornada laboral, cuando te vayas a sentar delante de la mesa de trabajo en tu despacho o delante del ordenador en tu casa, e invita a Jesús a que trabaje contigo. Dile así: “Hoy no voy a trabajar solo”. Y a lo largo del día cuando tengas que resolver un problema difícil, pídele que te ayude. Si tienes que tomar una decisión importante, pídele sabiduría “y luego escucha y sé abierto a su respuesta. Cuando se te vayan acabando las energías, pídele que te dé nuevas fuerzas. Cuando te des cuenta de que tu actitud se está volviendo negativa, pídele que vuelva a dirigir tu corazón”.
Escribe John Ortberg: “Todos trabajamos. Todos creamos valor”de eso se trata el trabajo. ¿Pero cómo sería si lo hiciéramos en el nombre de Jesús? En primer lugar, el trabajo se convertiría en algo que haríamos junto con Él. No estás destinado a trabajar solo. Por ello, saca mañana un tiempo antes de comenzar la jornada laboral, cuando te vayas a sentar delante de la mesa de trabajo en tu despacho o delante del ordenador en tu casa, e invita a Jesús a que trabaje contigo. Dile así: “Hoy no voy a trabajar solo”. Y a lo largo del día cuando tengas que resolver un problema difícil, pídele que te ayude. Si tienes que tomar una decisión importante, pídele sabiduría “y luego escucha y sé abierto a su respuesta. Cuando se te vayan acabando las energías, pídele que te dé nuevas fuerzas. Cuando te des cuenta de que tu actitud se está volviendo negativa, pídele que vuelva a dirigir tu corazón”.
Pon una señal visible
en tu mesa de trabajo o en la pared que sirva de recordatorio de que hoy Jesús
y tú estáis trabajando juntos. Cada dos o tres horas, haz una pausa de dos o
tres minutos y agradécele su ayuda.
Entrégale tus
preocupaciones, pídele su energía. Todo momento es una oportunidad de estar con
Jesús. Cuando se te olvida- y se te va a olvidar cuando te metas en problemas,
que seguro lo harás, recuerda esta regla importante: ¡no seas demasiado duro
contigo mismo! Cada momento es una nueva oportunidad. Y Dios sigue
enviándotelas. Así es la gracia. Toda tu jornada laboral de hoy es una nueva
oportunidad de estar con Él.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Quédate quieto
En ocasiones, debido
a los problemas no somos capaces de ver claramente, tenemos una percepción muy
limitada de las cosas.
Una historia relata que un barco a vapor costero que
se dirigía a Nueva York, cierta noche se vio rodeado de tan espesa niebla que
hubo que parar, echar el ancla y aguardar la mañana.
Cuando al amanecer se
disipó la niebla, se vio rodeado de multitud de barcos grandes y pequeños. Si
se hubiera movido, de seguro habría ocurrido una catástrofe.
Lo mismo sucede con
nuestras vidas cuando sentimos que las circunstancias nos abruman, que los
problemas limitan nuestra visión y empezamos a desesperar porque no vemos una
salida y no tenemos idea de a dónde dirigirnos. Es justamente ahí, cuando la
niebla es más densa, que debemos detenernos y estar quietos, permitiendo que
sea Dios quien tome el control porque seguir avanzando podría ser desastroso.
“Estad quietos, y
conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en
la tierra”. Salmos 46:10 (RVR1960)
A veces Dios permite que una densa niebla nos rodee para que aprendamos a confiar y descansar en Él. Quizás Dios ha querido mostrarte su amor y misericordia hacia tu vida durante mucho tiempo y no se los has permitido pensando que eres autosuficiente.
A veces Dios permite que una densa niebla nos rodee para que aprendamos a confiar y descansar en Él. Quizás Dios ha querido mostrarte su amor y misericordia hacia tu vida durante mucho tiempo y no se los has permitido pensando que eres autosuficiente.
Es tiempo de
descansar en Él, ya no pelees más, entrégale tus batallas a Dios porque Él
nunca ha perdido ni lo hará; ¡Tu victoria está asegurada!
Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ
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