facebook un encuentro con la palabra
Jeremías 14:4
La Biblia
de las Américas (LBLA)
La gran sequía
14 Lo que vino como
palabra del Señor a Jeremías respecto a la sequía:
2 De
luto está Judá,
y sus puertas languidecen,
están por tierra enlutadas,
y sube el clamor de Jerusalén.
3 Sus nobles enviaban a sus siervos[a] por agua;
iban a las cisternas y no hallaban agua;
volvían con sus vasijas vacías.
Quedaron avergonzados y humillados,
y se cubrieron la cabeza.
4 El suelo está agrietado[b],
pues no ha habido lluvia sobre la tierra;
los labradores, avergonzados,
se han cubierto la cabeza.
5 Porque aun la cierva en el campo ha parido, pero abandona su cría
porque no hay hierba.
6 Y los asnos monteses se paran en las alturas desoladas,
jadeando por aire como chacales;
desfallecen sus ojos
porque no hay vegetación.
7 Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros,
oh Señor, obra por amor de tu nombre.
En verdad han sido muchas nuestras apostasías,
contra ti hemos pecado.
8 Tú, esperanza de Israel,
Salvador suyo en tiempo de angustia,
¿por qué has de ser como forastero en la tierra,
o como caminante que ha plantado su tienda para pasar la noche?
9 ¿Por qué has de ser como hombre desalentado,
como guerrero incapaz de salvar?
Sin embargo tú estás en medio nuestro, oh Señor,
y por tu nombre somos llamados;
¡no nos abandones!
y sus puertas languidecen,
están por tierra enlutadas,
y sube el clamor de Jerusalén.
3 Sus nobles enviaban a sus siervos[a] por agua;
iban a las cisternas y no hallaban agua;
volvían con sus vasijas vacías.
Quedaron avergonzados y humillados,
y se cubrieron la cabeza.
4 El suelo está agrietado[b],
pues no ha habido lluvia sobre la tierra;
los labradores, avergonzados,
se han cubierto la cabeza.
5 Porque aun la cierva en el campo ha parido, pero abandona su cría
porque no hay hierba.
6 Y los asnos monteses se paran en las alturas desoladas,
jadeando por aire como chacales;
desfallecen sus ojos
porque no hay vegetación.
7 Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros,
oh Señor, obra por amor de tu nombre.
En verdad han sido muchas nuestras apostasías,
contra ti hemos pecado.
8 Tú, esperanza de Israel,
Salvador suyo en tiempo de angustia,
¿por qué has de ser como forastero en la tierra,
o como caminante que ha plantado su tienda para pasar la noche?
9 ¿Por qué has de ser como hombre desalentado,
como guerrero incapaz de salvar?
Sin embargo tú estás en medio nuestro, oh Señor,
y por tu nombre somos llamados;
¡no nos abandones!
10 Así
dice el Señor de este pueblo: ¡Cómo
les ha gustado vagar! No han refrenado sus pies. El Señor, pues, no los acepta[c]; ahora se
acordará El de su iniquidad y castigará sus pecados. 11 Y el Señor me dijo: No ruegues
por el bienestar de este pueblo. 12 Cuando ayunen, no
escucharé su clamor; cuando ofrezcan holocausto y ofrenda de cereal, no los
aceptaré; sino que con espada, con hambre y con pestilencia los destruiré.
13 Y
yo dije: ¡Ah, Señor Dios[d]!
He aquí, los profetas les dicen: “No veréis espada ni tendréis hambre, sino que
os daré paz verdadera
en este lugar.” 14 Entonces
el Señor me dijo: Mentira
profetizan los profetas en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he dado
órdenes, ni les he hablado; visión falsa, adivinación, vanidad y engaño de sus
corazones ellos os profetizan. 15 Por tanto, así dice
el Señor: En cuanto a los
profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que dicen:
“No habrá espada ni hambre en esta tierra”, a espada y de hambre esos profetas
perecerán[e]. 16 También el pueblo a
quien profetizan estará tirado por las calles de Jerusalén a causa del hambre y
de la espada; no habrá quien los entierre a ellos, ni a sus mujeres, ni a sus
hijos, ni a sus hijas, pues derramaré sobre ellos su maldad. 17 Y les dirás esta
palabra:
“Viertan lágrimas mis ojos noche y día,
y no cesen,
porque de gran quebranto ha sido quebrantada la virgen hija de mi pueblo,
de una dolorosa herida muy grave.
18 “Si salgo al campo,
he aquí, muertos a[f] espada;
y si entro en la ciudad,
he aquí, enfermedades por el hambre.
Porque tanto el profeta como el sacerdote
andan errantes[g] en una tierra que no conocen.”
y no cesen,
porque de gran quebranto ha sido quebrantada la virgen hija de mi pueblo,
de una dolorosa herida muy grave.
18 “Si salgo al campo,
he aquí, muertos a[f] espada;
y si entro en la ciudad,
he aquí, enfermedades por el hambre.
Porque tanto el profeta como el sacerdote
andan errantes[g] en una tierra que no conocen.”
19 ¿Has
desechado por completo a Judá,
o ha aborrecido tu alma a Sion?
¿Por qué nos has herido sin que haya curación para nosotros?
Esperábamos[h] paz, y no hubo bien alguno;
tiempo de curación, y he aquí, terror.
20 Reconocemos, oh Señor, nuestra impiedad,
la iniquidad de nuestros padres, pues hemos pecado contra ti.
21 No nos desprecies, por amor a tu nombre,
no deshonres el trono de tu gloria;
acuérdate, no anules tu pacto con nosotros.
22 ¿Hay entre los ídolos[i] de las naciones alguno que haga llover?
¿O pueden los cielos solos dar lluvia?
¿No eres tú, oh Señor, nuestro Dios?
En ti, pues, esperamos,
porque tú has hecho todas estas cosas.
o ha aborrecido tu alma a Sion?
¿Por qué nos has herido sin que haya curación para nosotros?
Esperábamos[h] paz, y no hubo bien alguno;
tiempo de curación, y he aquí, terror.
20 Reconocemos, oh Señor, nuestra impiedad,
la iniquidad de nuestros padres, pues hemos pecado contra ti.
21 No nos desprecies, por amor a tu nombre,
no deshonres el trono de tu gloria;
acuérdate, no anules tu pacto con nosotros.
22 ¿Hay entre los ídolos[i] de las naciones alguno que haga llover?
¿O pueden los cielos solos dar lluvia?
¿No eres tú, oh Señor, nuestro Dios?
En ti, pues, esperamos,
porque tú has hecho todas estas cosas.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cómo Vivir La Vida
Cristiana Con Sus Altibajos?
Posted by: Devocionales in Articulos Cristianos 0
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“ÉL HA HECHO TODO
APROPIADO A SU TIEMPO” (Eclesiastés 3:11 La Biblia de las Américas)
Decía un predicador:
“Amigos, si yo fuera Dios, tu cuerpo siempre tendría 18 años, podrías comer lo
que quisieras y mantenerte en el peso perfecto; tu esposa, ya no tan joven,
tendría la cara y la silueta de un ángel; tu esposo de años tendría todo su
cabello intacto y un torso de atleta; tus niños serían pequeños Einsteins; tus
hijos adolescentes serían cooperativos, lógicos y coherentes. Siempre haría 25
grados; la nieve sería cálida y se desharía por la noche y no habría gente
mala. ¡Pero qué lástima que yo no soy Dios! Y por eso envejecemos, engordamos,
nos cuesta educar a los hijos, tiritamos en invierno y sudamos en verano, y
tenemos que aguantar a la gente desagradable. ¡Bienvenido a la vida y sus
altibajos! Estas cosas no son ni castigos ni pruebas de que eres defectuoso por
naturaleza; tampoco son muestras de que el cielo o el infierno te hayan elegido
para “perseguirte” de manera especial, ni indican que tal vez no eres salvo.
No, ¡no son más que la realidad de la vida!” Jesús dijo: “…En el mundo tendréis
aflicción…” (Juan 16:33).
Al igual que ocurre
en el universo físico, hay en nosotros una ley subyacente de “ondas mecánicas”.
Según ésta, nuestra energía, emociones y creatividad se propagan y se contraen
continuamente. A veces parece que estuviéramos en la cima de una montaña,
otras, que la montaña está encima de nosotros. Pero ya sea que nos encontremos
en el punto más alto o en el más bajo, la ley de ondas mecánicas de Dios está
en acción y es para nuestro provecho. “Tiempo de llorar (punto bajo) y tiempo
de reír (punto alto), tiempo de hacer duelo (punto bajo) y tiempo de bailar
(punto alto)” (Eclesiastés 3:4). Aunque es mucho más divertido reír que llorar,
“Él ha hecho todo apropiado a su tiempo” (Eclesiastés 3:11 Biblia de las
Américas). Tranquilo; Dios, que es el Alfa y la Omega, ha predispuesto las
estaciones de tu vida. No importa en cuál te encuentres en estos momentos, su
Palabra para hoy es: “Bástate mi gracia” (2 Corintios 12:9).
“ÉL HA HECHO TODO
APROPIADO A SU TIEMPO” (Eclesiastés 3:11 La Biblia de las Américas)
Dice una conocida
canción: “Perdóname; nunca te prometí un jardín de rosas”. Ni Dios tampoco, así
que ten cuidado con la teología del “jardín de rosas”. La vida cristiana no es
una experiencia de “todo o nada”. Es decir, o bien eres cristiano y la vida es
de color de rosa o un no creyente y la vida es dura. No, sino que es una mezcla
de los dos, con momentos que disfrutar y momentos duros que soportar. Las
grandes figuras de la Biblia experimentaron tanto la emoción de la victoria
como el dolor de la derrota; algunos, como Elías, hasta desearon morir.
Considera las
paradojas de la Palabra de Dios. Jesús fue un “varón de dolores” (Isaías 53:3).
Pero también lo “ungió Dios” con óleo de alegría más que a [Sus] compañeros
(Hebreos 1:9). Pablo dijo que “entristecidos, pero siempre gozosos” pobres,
pero enriqueciendo a muchos “poseyéndolo todo” (2 Corintios 6:10). Eso era lo
que tenía en mente cuando escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
(Filipenses 4:13). En Proverbios 17:22, dice Salomón: “El corazón alegre es una
buena medicina” En Eclesiastés 7:3, se expresa así: “Mejor es el pesar que la
risa, porque con la tristeza” se enmienda el corazón. Según Eclesiastés 7:14:
“En el día del bien goza del bien, y en el día de la adversidad, reflexiona.
Dios hizo tanto el uno como el otro” ¡Alégrate! En este mundo de altibajos,
Dios sigue en el trono. Él decide la mezcla correcta de alegrías y tristezas,
paz y conflicto, ganancias y pérdidas, carencia y llenura, tragedias y
triunfos, con el único propósito de que con todo y en todo seas favorecido.
“ÉL HA HECHO TODO
APROPIADO A SU TIEMPO…” (Eclesiastés 3:11 La Biblia de las Américas)
La vida en la cúspide
es maravillosa, pero ¿qué pasa cuando pasamos por los valles oscuros? En
momentos de confusión, lucha, pesadez, duda, soledad y fracaso, ¿adónde
acudimos? En la famoso libro de C.S. Lewis Cartas del Diablo a Su Sobrino el
diablo mayor habla a su sobrino Wormwood acerca de su enemigo común, el Señor.
“No te engañes, querido Wormood. El mayor peligro para nuestra causa se
presenta cuando un humano que ya no siente el deseo de hacer la voluntad de
nuestro Enemigo, pero aún así se propone hacerla, mira a su alrededor y percibe
un universo del que parece haber desaparecido todo rastro de Él y se pregunta
por qué ha sido abandonado; pero con todo y con eso, ¡obedece!” Cuando nos
encontramos en un pozo profundo y no vemos a Dios por ningún lado; cuando
nuestras oraciones rebotan como el eco, ¿qué hacemos? “Que ya no siente el
deseo” –todas las emociones positivas se han desvanecido. “Pero aún así se
propone” –lo único que nos queda es la fe más pura e intrépida de la que
podamos echar mano para mantenernos a flote. Cuando hasta nos da la impresión
de estar viviendo una falacia, entonces confiamos en Dios, y por fe, y sólo por
fe, “obedecemos”.
En los momentos bajos
de la vida nuestras percepciones se distorsionan y los sentidos se entumecen.
Empezamos a dudar de la realidad de la Palabra de Dios y de nuestra posición en
Cristo, creyendo que nuestro dolor emocional es prueba de que estamos perdidos
y de que no hay esperanza. Estas estaciones áridas hacen que nos sintamos
distantes y separados de Dios. Lo lógico cuando nos encontramos en el hoyo es
tener tales sentimientos, mientras que pensar y hablar en fe parece forzado.
Sin embargo, el enemigo sabe que su causa nunca corre mayor peligro que cuando
un hijo de Dios “mira a su alrededor y percibe un universo del que parece haber
desaparecido todo rastro de Él y se pregunta por qué ha sido abandonado; pero
con todo y con eso, ¡obedece!”
“ÉL HA HECHO TODO
APROPIADO A SU TIEMPO…” (Eclesiastés 3:11 La Biblia de las Américas)
La vida tiene sus
altibajos en todo tiempo. A veces ocurren en la oscuridad, cuando es difícil
distinguir las cosas. “¿Quién de entre vosotros teme al Señor y escucha la voz
de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre del
Señor y apóyese en su Dios” (Isaías 50:10). En efecto, hasta los piadosos que
“temen al Señor” y que “escuchan la voz de su siervo”, caminarán a veces por
lugares donde no habrá luz para iluminar sus pasos ni calor para confortar sus
sentidos atribulados. Éstos no son tiempos de castigo, retribución ni abandono;
son tiempos en los que Dios está preparando las nuevas e importantes etapas de
tu desarrollo para que te dispongas a promover con mayor fuerza la causa de su
reino.
Sadrac, Mesac y Abed-Nego, hombres que temían al Señor y obedecían su Palabra, fueron condenados a ser quemados vivos por negarse a adorar la estatua de oro del propio rey (ver Daniel 3). Escucha sus confesiones:
1) “Nuestro Dios…puede librarnos…” (v.17). Nunca dudaron del poder de Dios.
Sadrac, Mesac y Abed-Nego, hombres que temían al Señor y obedecían su Palabra, fueron condenados a ser quemados vivos por negarse a adorar la estatua de oro del propio rey (ver Daniel 3). Escucha sus confesiones:
1) “Nuestro Dios…puede librarnos…” (v.17). Nunca dudaron del poder de Dios.
2) “…y… nos librará…”
(v.17) Nunca cuestionaron las intenciones de Dios.
3) “Y si no… tampoco
adoraremos la estatua…” (v.18)
Nunca consideraron
ninguna otra alternativa que no fuera su fidelidad a Dios. Tenían que pasar por
el fuego para no quemarse, ¡y así lo hicieron! Tú también puedes hacerlo.
Acepta la vida con sus altibajos. Confía en el nombre del Señor y aférrate a
Él, porque es Él quien tiene la última palabra y no el diablo, las
circunstancias o la gente. Como los tres jóvenes hebreos, saldrás refinado como
el oro que ha pasado por el fuego.
ÉL HA HECHO TODO
APROPIADO A SU TIEMPO (Eclesiastés 3:11 La Biblia de las Américas)
La vida es como una
“montaña rusa”. Cuando estás arriba del todo, bajarte no es una opción, ¡es una
locura! Un miembro de la congregación que estaba muy deprimido le dijo al pastor:
“Estoy harto de intentarlo. Llevo tanto tiempo deprimido que ya no puedo sacar
de dentro la fe de creer que Dios me va a liberar”. El pastor le replicó:
“Primero, darte por vencido no se justifica nunca, porque tienes al Señor de tu
lado. Él no te va a abandonar nunca. Ha prometido que “…no te dejará ni te
desamparará. No temas ni te intimides” (Deuteronomio 31:8). Segundo, su Palabra
dice: “Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí
mismo” (2 Timoteo 2:13). No es gracias a tu fe, sino a Su fidelidad. Cuando
parezca que no puedes creer, en lugar de examinar tu fe en Él (o la falta de
ella), piensa en Su fidelidad contigo.¡Qué consejo tan acertado para los
altibajos de la vida!
Añadamos otras observaciones positivas. Tercero, Dios no nos debe ninguna explicación, así que no busquemos una; pero sí nos ha prometido una salida. “Dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla” (1 Corintios 10:13).
Añadamos otras observaciones positivas. Tercero, Dios no nos debe ninguna explicación, así que no busquemos una; pero sí nos ha prometido una salida. “Dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla” (1 Corintios 10:13).
Mientras no te saque
de algo, te ayudará a pasar por ello. Tu responsabilidad es no bajarte de esa
montaña rusa que es la vida. Cuarto, Dios sacará algo bueno de todas las
circunstancias. “Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas
los ayudan a bien” a los que conforme a su propósito son llamados (Romanos
8:28). Dios pone en tu camino tanto las cúspides como los valles y de todo ello
se desprende tu bien. Quinto, mientras pasas por los altibajos, el Hijo y el
Espíritu Santo interceden delante del Padre por ti, a diario (ver Romanos
8:26-32 y 34-39). Con semejante apoyo, ¿cómo no lo vas a lograr?
UN ENCUENTRO CON LA PALBRA
·
REFLEXION
El melón amargo
Un relato cuenta que
el filósofo oriental Lookman fue, en su juventud, esclavo de un dueño muy
bondadoso, que lo trató como verdadero hijo.
Comentando este caballero la obediencia de su esclavo hizo una apuesta con algunos amigos para ponerlo a prueba, ordenándole comer un melón amargo; lo que el esclavo hizo sin mostrar la más pequeña contrariedad.
Comentando este caballero la obediencia de su esclavo hizo una apuesta con algunos amigos para ponerlo a prueba, ordenándole comer un melón amargo; lo que el esclavo hizo sin mostrar la más pequeña contrariedad.
- ¿Cómo es posible que hayas podido comer, tan
resignado y sonriente, semejante fruto que causa náuseas a todo el mundo? – le
dijo después su amo.
- Señor, he recibido
tantos favores de vuestra Alteza durante mi vida que no es ninguna maravilla
comer una vez un melón amargo de vuestra mano.
Esta cordial respuesta tocó de tal modo el corazón de su amo que le dio inmediatamente la libertad.
Esta cordial respuesta tocó de tal modo el corazón de su amo que le dio inmediatamente la libertad.
Todos hemos comido
melones amargos, pasamos por tiempos de pruebas, por momentos duros y
desagradables en nuestras vidas y es ahí cuando centramos tanto nuestra atención
en ese problema que solemos olvidar las bendiciones que diariamente recibimos
de Dios.
Las pruebas son
necesarias, no agradables pero sí imprescindibles para poder formar nuestro
carácter, revelan realmente quiénes somos y qué hay en nuestros corazones
porque nuestra memoria es tan frágil ante ciertas circunstancias que olvidamos
fácilmente que los bienes que recibimos de Dios son mucho más abundantes que
los tiempos de tribulación. Tener presentes las bendiciones de Dios en todo
tiempo te permitirá tener una perspectiva diferente en las pruebas porque
podrás atravesarlas con gozo y paz.
“Estén siempre llenos
de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense!... No se preocupen por nada; en
cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo
lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que
podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan
en Cristo Jesús” Filipenses 4:4, 6, 7 (NTV)
La preocupación, el
estrés y la ansiedad hacen que olvidemos que aún en medio de esas pruebas Dios
está con nosotros, que no nos abandona nunca y que no hay nada, ni la muerte,
que pueda separarnos de su amor.
Que la gratitud siempre reine en nuestros corazones y nos permita pasar por medio de los problemas con gozo y paz, sabiendo que aún en los momentos más difíciles, cuando nada parece tener sentido, Dios tiene el control y no nos abandonará.
Que la gratitud siempre reine en nuestros corazones y nos permita pasar por medio de los problemas con gozo y paz, sabiendo que aún en los momentos más difíciles, cuando nada parece tener sentido, Dios tiene el control y no nos abandonará.
Ana María Frege Issa
CVCLAVOZ
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