viernes, 27 de mayo de 2016

DEUTERONOMIO 11:10 OBEDIENCIA Y RECOMPENSA


facebook un encuentro con la palabra

Deuteronomio 11:10 La Biblia de las Américas (LBLA)

Obediencia y recompensa



Guardad, pues, todos los mandamientos que os ordeno hoy, para que seáis fuertes, y entréis y toméis posesión de la tierra a la cual entráis para poseerla; para que prolonguéis vuestros días en la tierra que elSeñor juró dar a vuestros padres y a su descendencia[h], una tierra que mana leche y miel. 10 Porque la tierra a la cual entras para poseerla, no es como la tierra de Egipto de donde vinisteis, donde sembrabas tu semilla, y la regabas con el pie[i] como una huerta de hortalizas, 11 sino que la tierra a la cual entráis para poseerla, tierra de montes y valles, bebe el agua de las lluvias del cielo. 12 Es una tierra que el Señor tu Dios cuida; los ojos del Señor tu Dios están siempre sobre ella, desde el principio[j] hasta el fin del año.
13 Y sucederá que si obedecéis mis mandamientos que os ordeno hoy, de amar al Señor vuestro Dios y de servirle con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, 14 El dará[k] a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia temprana y lluvia tardía[l], para que recojas tu grano, tu mosto y tu aceite. 15 Y El dará hierba en tus campos para tu ganado, y comerás y te saciarás. 16 Cuidaos, no sea que se engañe vuestro corazón y os desviéis y sirváis a otros dioses, y los adoréis. 17 No sea que la ira delSeñor se encienda contra vosotros, y cierre los cielos y no haya lluvia y la tierra no produzca su fruto, y pronto perezcáis en[m] la buena tierra que el Señor os da.
18 Grabad[n], pues, estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma; atadlas como una señal a vuestra mano, y serán por insignias[o]entre vuestros ojos. 19 Y enseñadlas a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. 20 Y escríbelas en los postes de tu casa y en tus puertas, 21 para que tus días y los días de tus hijos sean multiplicados en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, por todo el tiempo que los cielos[p] permanezcan sobre la tierra. 22 Porque si guardáis cuidadosamente todo este mandamiento que os ordeno para cumplirlo, amando al Señor vuestro Dios, andando en todos sus caminos y allegándoos[q] a El, 23 entonces el Señor expulsará[r] de delante de vosotros a todas estas naciones, y vosotros desposeeréis a naciones más grandes y más poderosas que vosotros. 24 Todo lugar donde pise la planta de vuestro pie será vuestro; vuestras fronteras serán[s] desde el desierto hasta el Líbano, y desde el río, el río Eufrates, hasta el mar occidental[t]. 25 Nadie os podrá hacer frente[u]; el Señor vuestro Dios infundirá, como El os ha dicho, espanto y temor de vosotros en toda la tierra que pise vuestro pie.
26 He aquí, hoy pongo delante de vosotros una bendición y una maldición: 27 la bendición, si escucháis los mandamientos del Señorvuestro Dios que os ordeno hoy; 28 y la maldición, si no escucháis los mandamientos del Señor vuestro Dios, sino que os apartáis del camino que os ordeno hoy, para seguir a otros dioses que no habéis conocido.29 Y acontecerá, que cuando el Señor tu Dios te lleve a la tierra donde entras para poseerla, pondrás la bendición sobre el monte Gerizim y la maldición sobre el monte Ebal. 30 ¿No están ellos al otro lado del Jordán, detrás del camino del poniente, en la tierra de los cananeos que habitan en el Arabá, frente a Gilgal, junto al encinar[v] de More? 31 Porque vais a pasar el Jordán para ir a poseer la tierra que el Señor vuestro Dios os da, y la tomaréis y habitaréis en ella; 32 y tendréis cuidado de cumplir todos los estatutos y decretos[w] que hoy pongo delante de vosotros.



UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
La Mayordomía Bíblica. ¿Que Es Mayordomía Cristiana?
Publicado por: Devocionales en Articulos Cristianos 0


DA CUENTA DE TU MAYORDOMÍA (Lucas 16:2)
Para entender la definición del concepto de la mayordomía bíblica, es preciso entender el concepto de propiedad. El mayordomo no es dueño de la propiedad que administra, por lo tanto tiene que dirigir los asuntos con vistas a agradar a su jefe, el dueño. Hoy en día esa definición nos incomoda, porque pensamos: Mi tiempo me pertenece. Mis capacidades son mías y las usaré para avanzar en mi carrera porque las he desarrollado con mi duro trabajo. Éstas son mis cosas, las he comprado y pagado yo. La Biblia dice: ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?. (1 Corintios 4:7). Todas las cosas buenas que tienes son un regalo de Dios, ¡no se te olvide!
Como inversor inteligente, el buen administrador hace tres cosas:
1) Mira al futuro.
No se deja influir o distraer por aquellos que queman todo lo que tienen en placeres inmediatos, viviendo sólo para el presente.
2) Es disciplinado y paciente.
Se mantiene firme en medio de los momentos buenos y malos de la vida, con el conocimiento de que a su tiempo segaremos, si no desmayamos (Gálatas 6:9).
3) Se arriesga a favor de su jefe.
No toma riesgos a la ligera, sino aquellos que ha sopesado bien y por los que ha orado. Ningún inversor puede tener la total seguridad de que su futuro financiero no se va a desplomar si ocurriera algo drástico. Pero aquí está la diferencia: cuando seguimos el plan de Dios para nuestras vidas, incluso si tuviéramos alguna pérdida en la tierra, de todas formas siempre vamos a ganar mucho más en el cielo.
EL SEÑOR DE AQUELLOS SIERVOS ARREGLÓ CUENTAS CON ELLOS (Mateo 25:19)
En la conocida parábola de los talentos, Jesús hizo hincapié en dos cosas en relación a nuestra mayordomía bíblica delante de Dios.
1) Dio a cada uno conforme a su capacidad(Mateo 25:15).
Dios sabe lo que eres capaz de manejar y no te va a dar más, así que no se lo pidas. Él sabe para lo que te ha llamado. El señor no le puso la carga de cinco talentos al siervo que sólo podía rendir con uno o viceversa. No quiere decir que aquellos que tienen muchos bienes sean los mejores administradores, o que los que tienen poco deben de ser malos mayordomos; Dios nos conoce a todos a la perfección y trata con nosotros de acuerdo a ese conocimiento. Así que no tendrás que rendir cuentas a Dios de lo que no te dio, ni de lo que dio a otra persona. Sólo respondes por ti mismo. Sea lo que sea que Dios te haya confiado, lo ha hecho sabiendo que eres capaz de ocuparte de ello.
2) Después de mucho tiempo regresó el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos (Mateo 25:19).
Puede que nos parezca algo lejano, pero ¡Jesús vuelve otra vez! No ha cambiado de opinión ni de planes. La primera vez vino a salvar, la segunda vez vendrá a reinar y a recompensar a sus mayordomos. ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, lo halle haciendo así (Lucas 12:42-43). No te canses ni te distraigas. Mantén tu mirada en el premio. Imagínate al Maestro diciéndote: ¡Buen siervo!. Eso es lo que quieres oír ¿verdad?
BIEN, BUEN SIERVO Y FIEL.. (Mateo 25:21)
En la parábola de los talentos, los dos primeros siervos fueron recompensados por multiplicar lo que se les había confiado. El primer mayordomo dijo:
He ganado (Mateo 25:20). Ahora bien, cuando Dios nos confía algo, no se sienta en el cielo y tira de las cuerdas como si fuéramos marionetas, controlando cómo dirigimos sus asuntos. Somos libres para escoger. Podemos echar a perder lo que nos ha confiado o sacar el máximo rendimiento. Los dos primeros siervos hicieron con el dinero de su señor exactamente lo que se esperaba de ellos. Dios nos lo da pero nosotros tenemos que administrarlo, porque Él no lo va a hacer por nosotros. Prueba de esto es lo que le ocurrió al tercer administrador, que dijo: “Señor, te conocía que eres hombre duro por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra” (Mateo 25:24-25). El tercer siervo se parecía a esos que dicen:
“Dios exige demasiado. Tengo miedo de que si le digo que sí, me va a demandar demasiado. Mejor me quedo aquí al otro lado de la barrera donde me siento seguro”. Eso es mala mayordomía y aun peor teología. No dejes que nadie te haga creer que no puedes hacer lo que Dios espera de ti, porque por su gracia, sí puedes. Los dos primeros siervos conocían las expectativas de su dueño; eso es lo que significa ser un buen mayordomo. Sabemos lo que Dios demanda de nosotros porque lo ha escrito en Su Palabra. El elogio del maestro era importante para los mayordomos, puesto que se habían esforzado en su labor. Se les había dado una responsabilidad y la habían llevado a cabo fielmente. Si tu fidelidad a Dios se reflejara en una gráfica, ¿dónde te encontrarías hoy? Si no estás seguro, ¡examínate!
QUE SI ALGUNO NO QUIERE TRABAJAR, TAMPOCO COMA (2 Tesalonicenses 3:10).
Se cuenta de un hombre que llegó a la iglesia con una expresión muy triste. ¿Qué te pasa? le preguntó el pastor. Pues que hace dos semanas se murió un tío y me dejó 75.000 euros. Hace una semana se murió mi tía y me dejó 50.000 euros. El pastor le preguntó: Pero entonces, ¿por qué estás tan triste?. Pues porque no se ha muerto nadie esta semana. Es un buen chiste, pero el problema es que la Biblia dice pide a este hombre que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. (Efesios 4:28). El primer trabajo que Dios le dio a Adán fue cuidar el jardín del Edén y ser productivo. Aunque se encontraba en un entorno perfecto, Adán tuvo que trabajar. Si quieres ser un buen mayordomo, usar los recursos de tu Señor y aumentarlos, tienes que hacer trabajo productivo para que tenga[s] qué compartir con el que padezca necesidad (2 Tesalonicenses 3:10). Por eso apostar es malo, no puedes sustituir la suerte por el trabajo; y no tienes por qué ayudar a aquellos que no quieran trabajar. Escribe Tony Evans: “En lugar de preguntarse dónde le van a regalar un pedazo de pan, el buen administrador se pone a hacer pan, disfruta del resultado y comparte lo que tiene con otros”. Algunos cuestionan si es correcto invertir, porque no encaja con su idea de lo que es trabajo. Pero no es así; Dios le dijo a Adán que plantara semillas. Plantar semillas es una inversión que se hace esperando una cosecha. Desde la caída, hemos estado inventando maneras de evitar el trabajo honrado y productivo. Tu trabajo es parte de tu mayordomía. ¿Lo estás realizando como si Dios fuera tu empleador? ¡Pues lo es!



UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
El engañador.

“Ni deis lugar al diablo…” Efesios 4:27 Versión Reina-Valera 1960
El apóstol Pablo escribe una carta a la iglesia de Éfeso advirtiéndoles que no debían dejar que el diablo se entrometa en su andar con Dios. ¿Pero cuál es la razón?
Hagamos un repaso rápido por varios momentos en los que el maligno logra causar daño: Adán y Eva caminaban todo el tiempo con Dios, hasta que la serpiente los engañó para que comieran el fruto prohibido y pecaran. Abraham, amigo de Dios, pecó con su esclava para que le diera un hijo aunque Dios ya le había prometido un heredero propio con su esposa Sara. David fue tentado para adulterar con Betsabé y terminó cometiendo asesinato. Varios reyes de Israel fueron arrastrados por una profunda idolatría que negaba por completo a Dios. Judas fue tentado por su codicia para vender a Jesús por 30 monedas de oro, etc. La lista de personas engañadas para ir en contra de las obras de Dios es interminable.
La Biblia incluso nos cuenta que llegará un día en el que satanás será encerrado durante mil años y Jesús reinará con justicia sobre la tierra, pero al cumplirse ese periodo de tiempo, el enemigo será liberado de su prisión y engañará a tantas personas que el número será similar a las arenas del mar, Apocalipsis 20:7-8. A través de este pasaje bíblico podemos comprender que su sagacidad para engañar no tiene límites.
Ahora bien, la única charla amistosa con el diablo registrada en la Biblia está en Job 1. En esa ocasión vinieron a presentarse todos los hijos de Dios entre los cuales también estaba satanás. En el relato se puede notar su arrogancia y soberbia, pero también la tranquilidad y pasividad de Dios en cada respuesta.
Muchos años después, Dios Hijo en forma de hombre fue llevado por el Espíritu Santo al desierto para ayunar, entonces el príncipe de las tinieblas se acercó para tentarlo, pero esta vez Jesús no trató de charlar como en la historia de Job, tampoco trató de entablar una batalla verbal, sólo respondió con firmeza usando la escritura. Lucas 4:1-13
Si Jesús, siendo el Ungido Hijo de Dios, no usó argumentos propios para contrarrestar las mentiras de satanás, sino que en cada respuesta empleó la Palabra Viva de Dios, cuánto más nosotros debemos tener la misma actitud en el momento de enfrentar sus engaños y maquinaciones.
Cuántas veces sus mentiras hicieron que dudemos de las promesas de Dios o nos engañó para que tropezáramos con el pecado o hizo que pongamos cualquier cosa antes que a Jesús o nos provocó para que digamos algo que no era correcto. Quizás se vienen a tu mente varios momentos en los que fallaste. Realmente el diablo nos engañó, pero para ser justos fuimos nosotros quienes decidimos darle lugar y tomamos la decisión final de escucharlo a él y no a Dios.
La buena noticia es que tenemos perdón y una nueva oportunidad todos los días. Pero no podemos confiarnos porque satanás anda como león rugiente viendo a quien devorar. Sus mentiras siempre tratarán de engañarnos, pero si nos resguardamos en Él y usamos la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, podremos vencer.
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7 Versión Reina-Valera 1960



Héctor Colque
CVCLAVOZ

No hay comentarios:

Publicar un comentario