Isaías 44:23 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Dios perdona y redime
21 Recuerda estas cosas, Jacob,
y tú Israel, porque mi siervo eres.
Yo te he formado, siervo mío eres;
Israel, no me olvidaré de ti.
22 He disipado como una densa nube tus transgresiones,
y como espesa niebla[y] tus pecados.
Vuélvete a mí, porque yo te he redimido.
23 Gritad de júbilo, cielos, porque el Señor lo ha hecho.
Gritad de alegría, profundidades de la tierra.
Prorrumpid, montes, en gritos de júbilo,
y el bosque, y todo árbol que en él hay,
porque el Señor ha redimido a Jacob
y ha mostrado su gloria[z] en Israel.
y tú Israel, porque mi siervo eres.
Yo te he formado, siervo mío eres;
Israel, no me olvidaré de ti.
22 He disipado como una densa nube tus transgresiones,
y como espesa niebla[y] tus pecados.
Vuélvete a mí, porque yo te he redimido.
23 Gritad de júbilo, cielos, porque el Señor lo ha hecho.
Gritad de alegría, profundidades de la tierra.
Prorrumpid, montes, en gritos de júbilo,
y el bosque, y todo árbol que en él hay,
porque el Señor ha redimido a Jacob
y ha mostrado su gloria[z] en Israel.
24 Así dice el Señor, tu Redentor,
el que te formó desde el seno materno:
Yo, el Señor, creador de todo,
que extiendo los cielos yo solo
y afirmo[aa] la tierra sin ayuda[ab];
25 hago fallar los pronósticos[ac] de los impostores[ad],
hago[ae] necios a los adivinos,
hago retroceder a los sabios,
y convierto[af] en necedad su sabiduría.
26 Yo soy el que confirmo la palabra de su siervo,
y cumplo[ag] el propósito de sus mensajeros;
el que dice de Jerusalén: “Será habitada”;
y de las ciudades de Judá: “Serán reedificadas,
y sus ruinas levantaré”;
27 el que dice a la profundidad del mar: “Sécate”;
y yo secaré tus ríos.
28 El que dice de Ciro: “El es mi pastor,
y él cumplirá todos mis deseos”,
y dice[ah] de Jerusalén: “Será reedificada”,
y al templo: “Serán echados tus cimientos.”
el que te formó desde el seno materno:
Yo, el Señor, creador de todo,
que extiendo los cielos yo solo
y afirmo[aa] la tierra sin ayuda[ab];
25 hago fallar los pronósticos[ac] de los impostores[ad],
hago[ae] necios a los adivinos,
hago retroceder a los sabios,
y convierto[af] en necedad su sabiduría.
26 Yo soy el que confirmo la palabra de su siervo,
y cumplo[ag] el propósito de sus mensajeros;
el que dice de Jerusalén: “Será habitada”;
y de las ciudades de Judá: “Serán reedificadas,
y sus ruinas levantaré”;
27 el que dice a la profundidad del mar: “Sécate”;
y yo secaré tus ríos.
28 El que dice de Ciro: “El es mi pastor,
y él cumplirá todos mis deseos”,
y dice[ah] de Jerusalén: “Será reedificada”,
y al templo: “Serán echados tus cimientos.”
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cómo Es La Economía
De Dios Para Los Tiempos Difíciles?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0
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“…NO OS ANGUSTIÉIS POR EL DÍA DE MAÑANA…” (Mateo 6:34)
Un presentador dijo recientemente con humor: ‘A propósito de la economía, si no fuera por las malas noticias, ¡ya no habría noticias!” Cada vez que aparece una nueva crisis económica nos olvidamos de que ya ha habido otras y de que las hemos superado con la gracia de Dios. Nos parecemos al pueblo de Israel, y nos ponemos a vaticinar cosas negativas, acrecentamos el desánimo, nos unimos a los que se quejan del gobierno o anhelamos siempre “antaño, cuando las cosas eran mejores”.
¿Cómo espera el Dios
que hizo salir agua de la roca, que envió el maná del cielo y cuervos para
alimentar al profeta hambriento, que su pueblo reaccione ante la importante
crisis financiera?
La respuesta es:
¡Elige la economía correcta!
Como creyente que
eres, tienes que elegir entre dos economías.
La primera es el Reino de Dios, donde Él dirige y controla, es dueño de todos los recursos y los dispensa generosamente para suplir las necesidades de su pueblo, sea cual sea la coyuntura económica mundial.
La primera es el Reino de Dios, donde Él dirige y controla, es dueño de todos los recursos y los dispensa generosamente para suplir las necesidades de su pueblo, sea cual sea la coyuntura económica mundial.
La segunda es la
economía de los reinos de este mundo donde los hombres compiten de manera
egoísta para ser los primeros.
En el Reino atípico de Dios las reglas están al revés. Él dice: “Así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:9).
En el Reino atípico de Dios las reglas están al revés. Él dice: “Así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:9).
En el reino de este
mundo, en el que el lema es: “Consigue todo lo que puedas y usa todo lo que consigas”,
siempre serás propenso a la avaricia y a la manipulación. Dios dijo a su
pueblo: “…Escogeos hoy a quién sirváis…” (Josué 24:5).
¿Qué economía vas a
elegir? Si eres sabio, depositarás tu fe en la economía de Dios, confiarás en
Él y “no te angustiarás por el día de mañana.”
¿Cómo Es La Economía
De Dios Para Los Tiempos Difíciles?
“…NO OS ANGUSTIÉIS POR EL DÍA DE MAÑANA…” (Mateo 6:34)
A menos que seas uno de los que vivió la Gran Depresión, la situación económica actual no tiene precedente: el colapso de los bancos y las ayudas gubernamentales para rescatarlos, el embargo de los inmuebles, el desempleo, etc.… Puedes ver el miedo en el rostro de la gente y palparlo en sus palabras.
“…NO OS ANGUSTIÉIS POR EL DÍA DE MAÑANA…” (Mateo 6:34)
A menos que seas uno de los que vivió la Gran Depresión, la situación económica actual no tiene precedente: el colapso de los bancos y las ayudas gubernamentales para rescatarlos, el embargo de los inmuebles, el desempleo, etc.… Puedes ver el miedo en el rostro de la gente y palparlo en sus palabras.
¿Adónde acudimos? ¿A
los políticos, los economistas, a nuestros propios recursos? Ninguna
institución humana es capaz de ofrecernos respuestas. Por lo tanto, ¡conoce la
fuente de tus recursos!
La Biblia ya predijo
que los reinos y las entidades del mundo serían zarandeados “…para que queden
las [cosas] inconmovibles”
(Hebreos 12:27). Pero
mientras que las burocracias, las empresas y los bancos han sido sacudidos
hasta el fondo, nuestro Rey y Su Reino siguen siendo las rocas sólidas.
La Biblia dice que
“…poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena
obra” (2 Corintios 9:8).
Fíjate cuántas veces
la abundancia absoluta de esta promesa, se refleja en palabras como “todo”,
“todas”, “toda”. ¿Qué más se puede pedir?
Tu familia, tu salud,
todo lo espiritual, todo lo material, tu seguridad presente y futura están
garantizadas en las cláusulas de “la póliza de seguros” emitida por el Reino
inamovible de Dios.
Tu fuente de ingresos
no es la economía del hombre. Ésta no es más que un conducto que el Rey decide
usar, o no usar, para suplir tus necesidades como ciudadano de Su Reino.
Tranquilízate, sabiendo que Dios, tu fuente inagotable “suplirá todo lo que os
falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:9).
¿Cómo Es La Economía De Dios Para Los Tiempos Difíciles?
¿Cómo Es La Economía De Dios Para Los Tiempos Difíciles?
“…NO OS ANGUSTIÉIS
POR EL DÍA DE MAÑANA…” (Mateo 6:34)
El temor hace que reaccionemos de forma irracional y que nos equivoquemos. Abandonamos los principios de la Escritura y acaparamos todo lo que podemos, reteniéndolo, por si acaso empeoran las cosas.
El temor hace que reaccionemos de forma irracional y que nos equivoquemos. Abandonamos los principios de la Escritura y acaparamos todo lo que podemos, reteniéndolo, por si acaso empeoran las cosas.
No sucumbas ante el
temor prevaleciente en la cultura en que vivimos, cada vez más materialista y
atea. Por el contrario, sigue los principios de la economía de Dios en todo
tiempo. Cuando los israelitas seguían las normas divinas, sus cosechas eran muy
abundantes. Pero cuando acaparaban y retenían lo que Dios había provisto, éste
les dijo: “Malditos sois con maldición…, la nación toda…” (Malaquías 3:9).
La clave de su
escasez o de su abundancia, estaba en su actitud y sus actos respecto a la
economía de Dios. Sus principios demandaban: “Traed todos los diezmos al
alfolí…” (Malaquías 3:10); el diezmo de todo, no de una parte. Si hubieran
cumplido con “Honra al Señor… con las primicias de todos tus frutos”, entonces
sus graneros habrían sido colmados con abundancia y sus lagares habrían
rebosado de mosto (Ver Proverbios 3:9-10).
Jesús enseñó “Dad y
se os dará… porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir”
(Lucas 6:38). Eres tú mismo, y no la economía, quien determina la abundancia de
tu cosecha, de acuerdo a la semilla que siembras.
La Biblia dice: “El
que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará” (2 Corintios 9:6).
La forma en que opera
la economía de Dios es que los que “…retienen más de lo justo… acaban en la
miseria”, sin embargo “quienes reparten les es añadido más…”. Dios promete que
“…el alma generosa será prosperada, el que sacie a otros, también él será
saciado” (Proverbios 11:24-25). ¡Pruébalo! Los principios de Dios funcionan en
cualquier coyuntura económica.
“…NO OS ANGUSTIÉIS
POR EL DÍA DE MAÑANA…” (Mateo 6:34)
Para prosperar en momentos económicamente difíciles, haz lo siguiente: 1) Resiste la tentación de la avaricia: “No codiciarás…” (Éxodo 20:17).
Para prosperar en momentos económicamente difíciles, haz lo siguiente: 1) Resiste la tentación de la avaricia: “No codiciarás…” (Éxodo 20:17).
El procurar estar a
la altura de los vecinos nos agobia y esclaviza. Tocante a la codicia, Jesús
aplica la ley de “rendimientos decrecientes” (a la larga se obtiene menos, no
más, a pesar de invertir cada vez más en ello).
“Mirad, guardaos de
toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los
bienes que posee” (Lucas 12:15).
En definitiva: tu valía personal nunca debe depender de tu patrimonio, sobre todo en la economía de Dios. Juan dice: “Porque nada de lo que hay en el mundo… proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:16).
En definitiva: tu valía personal nunca debe depender de tu patrimonio, sobre todo en la economía de Dios. Juan dice: “Porque nada de lo que hay en el mundo… proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:16).
Lo que produce
verdadera satisfacción y un gozo duradero es compartir los bienes, no
acapararlos.
2) No seas fiador de
nadie.
“No seas de aquellos que salen fiadores de deudas ajenas. Si luego no tienes con qué pagar, ¿por qué habrán de quitar tu cama de debajo de ti?” (Proverbios 22:26-27).
“No seas de aquellos que salen fiadores de deudas ajenas. Si luego no tienes con qué pagar, ¿por qué habrán de quitar tu cama de debajo de ti?” (Proverbios 22:26-27).
Éste no es sólo un
buen consejo, sino una directiva divina. Cualquiera que se haya “pillado los
dedos” por avalar a alguien, te dirá lo mismo. Dios no está diciendo que no
ayudes a los demás, porque Él bendice a los que ayudan a los necesitados. Pero
la forma correcta de colaborar es por medio de la oración, de ofrendas, de
prestar sin esperar a que sea devuelto, de un consejo sabio, etc, pero no
asumiendo su deuda.
3) Trabaja duro.
“La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece” (Proverbios 10:4).
“La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece” (Proverbios 10:4).
“La fortuna obtenida
con fraude disminuye, pero el que la recoge con trabajo la aumenta” (Proverbios
13:11, Biblia de las Américas). “¿Has visto un hombre cuidadoso en su trabajo?
Delante de los reyes estará, no delante de gente de baja condición” (Proverbios
22:29). Aun en medio de una coyuntura económica difícil, Dios hará que los
honrados, los hábiles y los buenos trabajadores asciendan a puestos de mayor
prosperidad.
¿Cómo Es La Economía
De Dios Para Los Tiempos Difíciles?
NO OS ANGUSTIÉIS POR EL DÍA DE MAÑANA (Mateo 6:34)
NO OS ANGUSTIÉIS POR EL DÍA DE MAÑANA (Mateo 6:34)
El Dr. Adams cuenta
la historia de un hombre que decidió dejar de preocuparse. Cuando un amigo notó
lo relajado que estaba, le preguntó cómo había superado la preocupación, a lo
que el otro contestó: Muy fácil, he contratado a un hombre para que se preocupe
por mí. ¿Y cuánto te ha costado eso? insistió el amigo. Pues 10.000 euros al
mes replicó el primero. ¿Y de dónde vas a sacar el dinero?, continuó el amigo.
Con mucha calma, el otro respondió: Ése es su problema, no mío.
Jesús nos dice que le
entreguemos nuestras preocupaciones. Él sabe que estamos angustiados por las
finanzas y que nos preocupa el pensar que no vamos a poder comprar lo
necesario.
Así que nos pide: No
os angustiéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué
vestiremos?” (Mateo 6.31). Fíjate bien que lo que conlleva a la ansiedad es la
combinación de “preocuparse” y “expresarlo”.
Tus monólogos y las
palabras que dices a otros acerca de tus temores son factores negativos que
reafirman tus sentimientos, distorsionan tu percepción, aumentan tu temor y
hacen que te sientas desesperanzado e impotente respecto a las circunstancias y
al futuro. ¡No hagas eso! Aprópiate del pasaje de “mucho más” que Jesús nos dio
en Mateo 6. Mirad las aves del cielo vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No
valéis vosotros mucho más que ellas? (v.26). Y si a la hierba del campo Dios la
viste así, ¿no hará mucho más por vosotros? (v.30). Los no creyentes son los
que se tienen que preocupar, no los ciudadanos del Reino:
Porque los gentiles
se angustian por todas estas cosas [comida, bebida y ropa] (v.32). Que su Reino
y su justicia sean el foco de tu atención, no la economía humana impredecible,
a fin de que “todas estas cosas os [sean] añadidas” (v.33).
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Qué hago con el
restos?
Cuando hemos pasado
por circunstancias dolorosas, ya sea en lo personal, con familiares, etc., y
deseamos comenzar de nuevo dejando todo atrás, creemos que olvidando todo
podremos comenzar y reanudar nuestra vida sin problema. Si bien es cierto que
debemos dejar de mirar atrás si queremos avanzar, debemos tomar en cuenta que
no todos los restos de lo que fue nuestra vida anterior son desperdicios que no
sirven.
Quizás quieres deshacerte y olvidarte de todo aquello
que te hizo sufrir, llorar y que te lastimó, empezar de nuevo como si fueras
otra persona, pero ¿sabías que con los restos puedes hacer algo bueno?.
Hubo un hombre que
tuvo una gran idea cuando vio que los empleados de una fábrica de muebles
botaban el aserrín que salía de la madera en proceso. Comenzó a juntar esos
restos de madera y con ayuda de resina empezó a formar hermosas esculturas que
después pudo vender y con las que salió adelante.
“Aunque fuiste
abandonada y aborrecida, y nadie transitaba por tus calles, haré de ti el
orgullo eterno y la alegría de todas las generaciones” Isaías 60:15 (NVI)
Todo lo difícil o
malo que nos sucede, nos ayuda a bien si confiamos en Dios, todas las malas
experiencias nos hacen más fuertes y sabios para poder ayudar a otros. No todo
lo pasado es malo, puedes usarlo para tu bien y el de otros, es un testimonio
vivo de cómo Dios te levanta y hace nuevas criaturas a quienes creen en Él.
“Lo que hemos visto y
oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con
nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo
Jesucristo.” 1Juan 1:3 (RVR-1960)
Las cosas que vivimos
y atravesamos nos sirven, nos ayudan y son un instrumento muy bueno para
evangelizar a otros. Usa tu pasado para ayudar a otros y a ti mismo.
Telma Céspedes
CVCLAVOZ
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