Levítico 19:24
La Biblia de las Américas (LBLA)
Varias leyes y ordenanzas
19 Entonces
habló el Señor a Moisés, diciendo: 2 Habla a toda la
congregación de los hijos de Israel y diles: “Seréis santos porque yo, elSeñor vuestro Dios, soy
santo. 3 “Cada uno de vosotros
ha de reverenciar[a] a su madre y a su
padre. Y guardaréis mis días de reposo; yo soy el Señor vuestro Dios. 4 “No os volváis a los
ídolos, ni hagáis para vosotros dioses de fundición; yo soy el Señor vuestro Dios.
5 “Cuando
ofrezcáis sacrificio de ofrendas de paz al Señor, ofrecedlo de tal
manera que seáis aceptos. 6 “Será comido el mismo
día que loofrezcáis
y al día siguiente; pero lo que quede hasta el tercer día será quemado en el
fuego. 7 “Y
si se come algo de él en el tercer día, es
una abominación; no será acepto. 8 “Y todo el que lo
coma llevará su iniquidad, porque ha profanado lo santo del Señor; y esa persona será
cortada de entre su pueblo[b].
9 “Cuando
siegues[c] la mies de tu[d] tierra, no segarás
hasta los últimos rincones de tu campo, ni espigarás el sobrante de tu mies. 10 “Tampoco rebuscarás
tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; lo dejarás para el pobre y
para el forastero. Yo soy el Señor vuestro Dios.
11 “No
hurtaréis, ni engañaréis, ni os mentiréis unos a otros. 12 “Y no juraréis en
falso por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios; yo soy el Señor.
13 “No
oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. El salario
de un jornalero no ha de quedar contigo toda la noche hasta la mañana. 14 “No maldecirás al
sordo, ni pondrás tropiezo delante del ciego, sino que tendrás temor de[e] tu Dios; yo soy el Señor.
15 “No
harás injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni complacerás al rico[f], sino que con justicia juzgarás
a tu prójimo. 16 “No
andarás de calumniador entre tu pueblo[g]; no harás nada[h] contra la vida[i] de tu prójimo; yo soy
el Señor.
17 “No
odiarás a tu compatriota[j] en tu corazón; podrás
ciertamente reprender a tu prójimo, pero no incurrirás en pecado a causa de él.18 “No
te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu
prójimo como a ti mismo; yo soy el Señor.
19 “Mis
estatutos guardaréis. No ayuntarás dos clases distintas de tu ganado; no
sembrarás tu campo con dos clases de semilla, ni te pondrás un vestido con
mezcla de dos clases de material. 20 “Si un hombre se
acuesta con una mujer que sea sierva adquirida para otro hombre, pero que no
haya sido redimida ni se le haya dado su libertad, habrá castigo;sin embargo no se les dará
muerte, porque ella no era libre. 21 “Y él traerá al Señor su ofrenda por la
culpa a la entrada de la tienda de reunión; traerá un carnero como
ofrenda por la culpa. 22 “Y el sacerdote hará
expiación por él con el carnero de la ofrenda por la culpa, delante del Señor, por el pecado que
ha cometido; y el pecado que ha cometido le será perdonado.
23 “Cuando
entréis en la tierra y plantéis toda clase de árboles frutales[k], tendréis por
prohibido[l] su fruto. Por tres
años os será prohibido[m]; nose comerá. 24 “Pero en el cuarto
año todo su fruto os será santo, una ofrenda de alabanza al Señor. 25 “Mas en el quinto año
comeréis de su fruto, para que os aumente su rendimiento; yo soy el Señor vuestro Dios.
26 “No
comeréis cosa alguna con su[n] sangre, ni seréis
adivinos ni agoreros. 27 “No cortaréis en
forma circular los extremos de vuestra cabellera[o], ni dañaréis[p] los bordes de vuestra[q] barba. 28 “No haréis sajaduras
en vuestro cuerpo[r] por un muerto[s], ni os haréis
tatuajes; yo soy el Señor.
29 “No
degradarás[t] a tu hija haciendo
que se prostituya[u], para que la tierra
no se entregue a la prostitución ni[v] se llene de
corrupción. 30 “Mis
días de reposo guardaréis y tendréis mi
santuario en reverencia; yo soy el Señor.
31 “No
os volváis a los médium ni a los espiritistas[w], ni los busquéis
para ser contaminados por ellos. Yo soy el Señor vuestro Dios.
32 “Delante
de las canas[x] te pondrás en pie;
honrarás al anciano[y], y a tu Dios
temerás[z]; yo soy el Señor.
33 “Cuando
un extranjero[aa] resida con vosotros
en vuestra tierra, no lo maltrataréis. 34 “El extranjero que
resida con vosotros os será como uno nacido[ab] entre vosotros, y lo
amarás como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de
Egipto; yo soy el Señorvuestro Dios.
35 “No
haréis injusticia en los juicios[ac], ni en las
medidas de peso ni de capacidad. 36 “Tendréis balanzas
justas, pesas justas, un efa[ad] justo y un hin[ae] justo. Yo soy el Señor vuestro Dios que os
saqué de la tierra de Egipto. 37 “Así pues,
observaréis todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y los cumpliréis[af]; yo soy el Señor.”
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cómo Aprender De La
Experiencias Según La Biblia?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0
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EXPERIENCIAS: “DESPUÉS DE HABER DEMOSTRADO SU PERFECCIÓN MEDIANTE ESTA EXPERIENCIA (Hebreos 5:9).
¿Te ha ocurrido
alguna vez que estás buscando trabajo y todos los anuncios que te interesan
requieren experiencia previa? Es frustrante; ¿cómo vas a conseguir la
experiencia si no te dan el trabajo?
Se cuenta que el
nuevo presidente de un banco le preguntó al antiguo el secreto del éxito. Éste
replicó: ‘Tomar buenas decisiones.’ ‘Sí, ¿pero cómo se toman?’ preguntó el
primero. El otro respondió: ‘Con la experiencia.’ Perplejo el nuevo presidente
insistió: ‘¿Cómo se consigue la experiencia?’ a lo que el otro respondió: ‘Por
medio de las malas decisiones.’
La experiencia es un
maestro exigente; primero te da el examen y luego te enseña la lección. ¡Dios
está buscando gente con experiencia! Cuando trabajas en su obra, Él usa todas
tus vivencias, por muy dolorosas que hayan sido. Para el Señor, todo son clases
que has pagado. Jesús “…a través del sufrimiento aprendió lo que es la
obediencia… habiendo sido perfeccionado…” (Hebreos 5:8-9).
La perspectiva lo
cambia todo, sobre todo cuando aprendes a ver las experiencias de la vida con
nuevos ojos. Por ejemplo, si has sufrido en un área determinada –como culpa,
temor, ira, adicción o inseguridad- eso te hace apto para entender y ayudar a
otros.
La experiencia no es tanto las cosas que te pasan, sino lo que tú haces con ellas. Teniendo esto en cuenta, pregúntate: ‘¿Puede mi sufrimiento ayudar a otros?, ¿puede de esta desgracia salir algo bueno que ministre a otros?’ Cuando pasas por momentos de prueba, tienes dos alternativas: rendirte o crecer.
La experiencia no es tanto las cosas que te pasan, sino lo que tú haces con ellas. Teniendo esto en cuenta, pregúntate: ‘¿Puede mi sufrimiento ayudar a otros?, ¿puede de esta desgracia salir algo bueno que ministre a otros?’ Cuando pasas por momentos de prueba, tienes dos alternativas: rendirte o crecer.
Pedro tembló cuando
le preguntaron: “…¿No eres tú de sus discípulos? Él negó y dijo: ¡No lo soy!”
(Juan 18:25). Pero luego se arrepintió y volvió a entablar una relación con
Jesús después de su resurrección, fue lleno del Espíritu Santo y acabó
dirigiendo la iglesia. ¡La experiencia no tiene sustituto!
“…EL SEÑOR DA LA
SABIDURÍA…” (Proverbios 2:6)
Contrariamente a la creencia popular, la experiencia no es el mejor maestro –lo es la experiencia “ponderada”. Todo el mundo tiene experiencias, pero lo que cuenta es cómo se usan.
Contrariamente a la creencia popular, la experiencia no es el mejor maestro –lo es la experiencia “ponderada”. Todo el mundo tiene experiencias, pero lo que cuenta es cómo se usan.
Todos empezamos
nuestras vidas como un cuaderno en blanco. Cada día que pasa tenemos la
oportunidad de anotar nuestras experiencias. A medida que pasamos las páginas,
adquirimos más entendimiento.
Lo ideal sería que al
progresar, nuestro cuaderno se llenara de observaciones. Pero no todos sacan el
mayor provecho de este cuaderno. Algunos dejan el cuaderno cerrado y raramente
escriben algo en él. Otros llenan las páginas pero nunca sacan tiempo para
leerlas, reflexionar sobre lo escrito y adquirir mayor sabiduría. Pero hay unos
pocos que no sólo dejan constancia de sus experiencias, sino que se detienen
para reflexionar acerca de ellas.
La reflexión se
convierte luego en entendimiento, de modo que no sólo vivimos la experiencia,
sino que también aprendemos de la misma.
Todos conocemos a
personas con muchos conocimientos pero poco entendimiento. Tienen los medios
pero no entienden el significado de las cosas. ¿Dónde radica el problema? Viven
la vida sin hacer ninguna reflexión ni evaluación.
Después de 25 años no
han adquirido 25 años de experiencia, sino que han ganado un año de experiencia
repetido 25 veces… Para triunfar en la vida tienes que dejar que tus
experiencias te aporten sabiduría. Por lo tanto, ralentiza la marcha; la
sabiduría se adquiere con el paso del tiempo, no de la noche a la mañana.
Luego, profundiza; el tesoro está en el fondo, pero tienes que ahondar para
conseguirlo. Por último, inclínate ante Dios. Ponte de rodillas y háblale
porque “…el Señor da la sabiduría…” (Proverbios 2:6).
“¡ADQUIERE
SABIDURÍA!… ENGRANDÉCELA, Y ELLA TE ENGRANDECERÁ…” (Proverbios 4:7-8)
En el tema de la
experiencia, se puede decir que todos experimentamos más de lo que entendemos.
El jugador de baloncesto Earl Wilson dijo: ‘La experiencia te permite reconocer
el error cuando lo vuelves a cometer’.
No nos engañemos,
pasan demasiadas cosas en nuestra vida para poder entenderlas todas. Por muy
inteligente que seamos, nuestro conocimiento nunca irá a la par de nuestra
experiencia. Por lo tanto, tenemos que sacarle el mayor provecho a lo que
entendemos. Al final de cada día deberíamos preguntarnos: ‘¿Qué he aprendido
hoy?’.
Nuestra actitud hacia
experiencias no planeadas o desagradables determinará nuestro crecimiento.
Steve Penny, director de S4 Leadership Network en Australia observó:
“La vida está llena
de desvíos inesperados. Ahí ocurren cosas que parecen dar al traste con
nuestros planes. Haz que estos desvíos se conviertan en algo positivo. Trátalos
como excursiones especiales y giras de aprendizaje. No te resistas a ellos,
porque si lo haces, nunca aprenderás su propósito. Disfruta de esos momentos, y
antes de que te des cuenta, estarás de nuevo en el camino que te habías
trazado, pero seguramente más sabio y fuerte gracias a ese pequeño desvío.”
La falta de
experiencia puede salir cara. Nuestra mayor ignorancia no es lo que todavía nos
falta por aprender sino lo poco que sabemos todavía.
Harry Golden
resaltaba: “La arrogancia de los jóvenes es consecuencia directa de no haber
sufrido suficientes consecuencias. El pavo que todos los días se acerca al
granjero para que le dé más grano, no está equivocado; lo que pasa es que nadie
le ha hablado de la Navidad.”
No puedes evitar
equivocarte pero puedes reducir el número de errores, crecer gracias a ellos y
no repetirlos.
“BIENAVENTURADO EL
HOMBRE… QUE ADQUIERE ENTENDIMIENTO” (Proverbios 3:13)
La experiencia tiene
un precio y no puedes ganar experiencia sin pagarlo. Sólo tienes que esperar
que el precio no sea mayor que el valor de la misma. Y a veces no sabrás cuál
es el precio hasta que hayas ganado la experiencia. Sin embargo, no aprender de
ella es aún más costoso.
Es trágico pagar el
precio y no aprender la lección, sin embargo eso ocurre a menudo. Cuando
vivimos una experiencia negativa, queremos salir corriendo y decir: ‘Nunca
volveré a hacer eso.’ Pero no, no huyas de tus experiencias; por el contrario,
evalúalas y aprende de ellas.
Recuerda que las
experiencias evaluadas hacen que te destaques entre la multitud. No hay muchos
que tienen por costumbre reflexionar sobre sus experiencias, pero cuando
conoces a alguien que sí lo hace, te percatas enseguida.
Se cuenta que un
zorro, un lobo y un oso fueron a cazar juntos. Cada uno de ellos cazó un ciervo
y el oso le preguntó al lobo cómo deberían dividir el botín. Éste dijo: ‘Cada
uno debería recibir un ciervo.’ En ese momento, el oso se comió al lobo. Luego
le hizo al zorro la misma pregunta. Éste ofreció darle su ciervo al oso y le
sugirió que también se comiera el ciervo cazado por el lobo. ‘¿De dónde sacaste
tanta sabiduría?’ le peguntó el oso. ‘Del lobo’ replicó el zorro.
En la escuela de la
vida hay asignaturas difíciles. En algunas nos matriculamos nosotros mismos, en
otras nos encontramos aprendiéndolas involuntariamente. Todas las cosas nos
pueden aportar enseñanzas de gran valor, pero sólo las aprenderemos si de
verdad anhelamos hacerlo y estamos dispuestos a reflexionar sobre ellas.
LUN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
A ciegas.
Dentro del gran
milagro que hizo Jesús con Bartimeo podemos ver algo muy interesante y digno de
imitar.
El libro de Marcos, desde el capítulo 10, versículo 46
en adelante, relata la historia cuando Jesús salía de Jericó y una gran
multitud lo seguía. Bartimeo (quien era ciego) sin dudar ni un solo instante al
oír que era Jesús, gritó y pidió su ayuda insistentemente diciendo “¡Jesús,
Hijo de David, ten misericordia de mí!”. Podemos ver que su fe era muy grande,
ya que si nos ponemos a pensar bien, Bartimeo nunca vio a Jesús haciendo un
milagro, no vio a las personas siendo sanadas, solo oyó que Él lo hacía y que
estaba por el lugar.
Ese hombre hubiera
podido dudar de lo que había oído, pero no lo hizo, aún sin verlo cara a cara
creyó en que Jesús podía sanarlo, que era hijo de Dios y que sólo pidiéndolo
podría recobrar la vista, por lo que dejó su capa y el lugar que ocupaba como
mendigo para buscar la sanidad que necesitaba.
Cuántos de nosotros
dudamos tanto de lo que Dios es capaz de hacer, aun cuando oímos su Palabra e
incluso habiendo experimentado su poder antes a través de milagros; al parecer
olvidamos lo que Dios hizo por nosotros y en el momento de que nuestras fuerzas
decaen nuestra fe en Él se va.
Comencemos a creer de
verdad en Jesucristo, activemos nuestra fe, debemos comenzar a confiar en lo
que no vemos para que podamos en verdad experimentar el poder de Dios en
nuestra vida. Oye lo que Dios te dice a través de su Palabra.
“Así que la fe es por
el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” Romanos 10:17 ( RVR-1960)
Considérate un Bartimeo que necesita creer que puede recibir ese milagro y
también poder disfrutarlo.
Telma Céspedes
CVCLAVOZ
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