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Salmos 23:2 La
Biblia de las Américas (LBLA)
El Señor es mi
pastor
Salmo
de David.
23 El Señor es mi pastor,
nada me faltará[a].
2 En lugares de verdes pastos me hace descansar;
junto a aguas de reposo me conduce.
3 El restaura[b] mi alma;
me guía por senderos de justicia[c]
por amor de su nombre.
nada me faltará[a].
2 En lugares de verdes pastos me hace descansar;
junto a aguas de reposo me conduce.
3 El restaura[b] mi alma;
me guía por senderos de justicia[c]
por amor de su nombre.
4 Aunque pase por el valle de sombra de muerte[d],
no temeré mal[e] alguno, porque tú estás conmigo;
tu vara y tu cayado me infunden aliento[f].
5 Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos;
has ungido[g] mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
6 Ciertamente[h] el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré[i] por largos días.
no temeré mal[e] alguno, porque tú estás conmigo;
tu vara y tu cayado me infunden aliento[f].
5 Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos;
has ungido[g] mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
6 Ciertamente[h] el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré[i] por largos días.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cómo Llevar Tus
Sufrimientos a Jesús?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0
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SUFRIMIENTOS : UNA MUJER QUE HABÍA ESTADO SUFRIENDO (Mateo 9:20 Biblia de las Américas).
¿Hay aspectos de tu
vida por los que has estado sufriendo durante tanto tiempo que te han dejado
exhausto?. ¿Son como un recordatorio continuo de que has probado toda clase de
remedios y que nada ha funcionado?. ¿Te susurran al oído: “Estoy aquí para
quedarme, más vale que te acostumbres”. A lo mejor te has dicho: “Pensé que a
estas alturas mi matrimonio ya habría sido restaurado. Tal vez me habría sanado
de esta enfermedad, o ya habría salido de la deuda, o esa puerta a la que he
estado llamando se habría abierto. Pero nada de eso ha ocurrido y te sientes
desanimado. Si te hallas en esa situación, haz lo que hizo la mujer de la
Biblia:
He aquí, una mujer
que había estado sufriendo por doce años decía para sí: Si tan sólo toco su
manto, sanaré. (Mateo 9:20-21
Esta mujer llena de sufrimiento tenía tres alternativas; podía haberse dicho a sí misma:
Esta mujer llena de sufrimiento tenía tres alternativas; podía haberse dicho a sí misma:
1) Nada va a cambiar.
2) Con semejantes multitudes, Jesús no se va a dar cuenta de mí.
3) Si tan sólo toco su manto, sanaré. Y escogió la tercera; ¡tú debes hacer lo mismo! Rechaza los pensamientos negativos, acalla tus dudas, empieza a proclamar palabras de fe y muévete en la dirección de Dios.
2) Con semejantes multitudes, Jesús no se va a dar cuenta de mí.
3) Si tan sólo toco su manto, sanaré. Y escogió la tercera; ¡tú debes hacer lo mismo! Rechaza los pensamientos negativos, acalla tus dudas, empieza a proclamar palabras de fe y muévete en la dirección de Dios.
¿Cómo Llevar Tus
Sufrimientos a Jesús?
Escribe Mateo: Para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias (Mateo 8:17).
Escribe Mateo: Para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías: Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias (Mateo 8:17).
Jesús te ama y quiere
restaurarte completamente. Tu pasado no cuenta, ni tampoco las actuales
circunstancias. Lo único que importa es que lo toques por fe. Jesús te dice las
mismas palabras que a la mujer de la Biblia: “Tu fe te ha salvado. Vete en paz”
(Marcos 5:34). Por lo tanto, trae todos tus sufrimientos a Jesús y recibe su
toque divino.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
Y tú ¿De qué te ríes?
"Y no se
debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de
casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por
incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria
a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo
que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia.”
(Romanos 4: 19-22)
Conocemos a Abraham
como el padre de la fe, es el primer nombre que nos viene a la mente cuando
pensamos en alguien que realmente le creyó a Dios sin dudar. Sin embargo,
cuando Abraham recibió la promesa, de que sería padre de multitudes, no le fue
tan fácil creer considerando su edad y la esterilidad de su esposa:
“Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?” Génesis 17:17.
“Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir?” Génesis 17:17.
Esto al menos nos
muestra un Abraham un poco más terrenal, razonando o calculando como lo hacemos
nosotros, pero también sobreponiéndose a la duda hasta transformarse en un
verdadero campeón de la fe. Cuando Sara se enteró de la promesa también se rió:
“Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré
deleite, siendo también mi Señor ya viejo?” (Génesis 18:12).
Pablo no dice que
Abraham creyó "en" Dios, obviamente ya creía en Él, sino que le
"creyó a Dios". Había una actitud constante de creerle, se trataba de
una vida de fe, en fidelidad y obediencia. Siempre creía lo que Dios le decía y
por lo tanto le obedecía. (Hebreos 11:8-19).
El pasaje citado nos
dice que la fe de Abraham le fue contada por justicia. También encontramos casi
idéntica expresión en Génesis 15:6, Gálatas 3:6 y Santiago 2:23. En este último
caso se agrega un elemento más, que por haberle creído, Abraham fue llamado
amigo de Dios. Cuando Dios trataba con Abraham, todavía no existía la ley, ni
la circuncisión, pero Dios lo llamó y Abraham obedeció, le dio una promesa y él
la creyó. El resultado de esto es que Dios justificó a Abraham porque le creyó.
Sabemos que tenemos
preciosas promesas de parte de Dios, pero muchas veces reaccionamos como
Abraham o Sara, con una sonrisa de incredulidad, pensando ¿Cómo será posible
semejante cosa?, analizamos y evaluamos con nuestras capacidades humanas y
parece una locura.
Quizás alguien te dio
una palabra y nunca la terminaste de creer, te hablan de sueños grandes y
recibes el mensaje como si esto solo fuera aplicable a otros, pero no para ti.
Seguramente Abraham también tuvo este tipo de pensamientos, él mismo hizo un
análisis de situación que de ninguna manera alimentaba su esperanza de ser
padre. Sin embargo no se quedó con la duda ni con el temor, sino que de todo
corazón le creyó a Dios, le fue obediente, pudo ver las promesas cumplidas y
además por esto Dios se lo contó por justicia.
Por lo tanto,
abandonemos las sonrisas de incredulidad, no oigamos las palabras de quienes
pretenden venir a desanimarnos diciendo que es imposible, tomemos hoy el
ejemplo de Abraham que creyó en esperanza contra esperanza. (Romanos 4:18).
Daniel Zangaro
CVCLAVOZ
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