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Zacarías 14:6-8 La
Biblia de las Américas (LBLA)
Reino universal de Dios
14 He
aquí, viene el día del Señor cuando serán
repartidos tus despojos en medio de ti. 2 Y yo reuniré a todas
las naciones en batalla contra Jerusalén; y será tomada la ciudad y serán saqueadas las
casas y violadas las mujeres; la mitad de la ciudad será desterrada, pero el
resto del pueblo no será cortado de la ciudad. 3 Entonces saldrá el Señor y peleará contra
aquellas naciones, como cuando El peleó[a] el día de la batalla. 4 Sus pies se posarán
aquel día en el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al oriente; y
el monte de los Olivos se hendirá por el medio, de oriente a occidente, formando un enorme valle, y
una mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.5 Y huiréis al valle de
mis montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis tal como
huisteis a causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Y vendrá el Señor mi Dios, y todos los santos con
El[b]. 6 Y sucederá que en
aquel día no habrá luz; las luminarias se oscurecerán[c]. 7 Será un día único,
conocido sólo del Señor, ni día ni noche; y
sucederá que a la hora de la tarde habrá luz. 8 En aquel día sucederá
que brotarán aguas vivas de Jerusalén, una mitad hacia el mar oriental y la
otra mitad hacia el mar occidental, será lo mismo en verano que en invierno.
9 Y
el Señor será rey sobre toda
la tierra; aquel día el Señor será uno, y uno su
nombre. 10 Toda
la tierra se volverá como una llanura desde Gebahasta Rimón, al sur de Jerusalén;
pero ésta se levantará y será
habitada en su lugar desde
la puerta de Benjamín hasta
el lugar de la puerta Primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de Hananeel
hasta los lagares del rey. 11 Y habitarán en ella y
no habrá más maldición; y Jerusalén habitará en seguridad.
12 Esta
será la plaga con que el Señor herirá a todos los
pueblos que han hecho guerra contra Jerusalén: se pudrirá su carne estando
ellos aún de pie, y se pudrirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se pudrirá
en su boca. 13 Y
sucederá aquel día que habrá entre ellos un gran pánico delSeñor; y cada uno agarrará
la mano de su prójimo, y levantará su mano contra la mano de su prójimo. 14 También Judá peleará
en Jerusalén; y se amontonarán las riquezas de todas las naciones
circunvecinas: oro, plata y vestidos en gran abundancia. 15 Como aquella plaga así será la plaga del
caballo, del mulo, del camello, del asno y de todos los animales que haya en
aquellos campamentos.
16 Y
sucederá que todo sobreviviente de todas las naciones que fueron contra
Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, Señor de los ejércitos, y
para celebrar la fiesta de los Tabernáculos[d]. 17 Y sucederá que los de
las familias de la tierra que no suban a Jerusalén para adorar al Rey, Señor de los ejércitos, no
recibirán lluvia sobre ellos. 18 Y si la familia de
Egipto no sube ni viene, entonces sobre ellos no habrá lluvia;
será la plaga con la cual el Señor herirá a las naciones que no suban a
celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 19 Este será el castigo[e] de Egipto y el castigo[f] de todas las naciones
que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 20 En aquel día estará grabado en los cascabeles de
los caballos: Santidad[g] al Señor. Y serán las ollas
en la casa del Señorcomo los tazones
delante del altar. 21 Y toda olla en
Jerusalén y en Judá será consagrada al Señor de los ejércitos;
todos los que ofrezcan sacrificios vendrán y tomarán de ellas y en ellas cocerán;
y no habrá más mercader[h] en la casa del Señor de los ejércitos en
aquel día.
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cómo Debe Ser Tu
Relación Entre Dios y El Dinero?
Publicado por: Devocionales en Preguntas y Respuestas Cristianas, Respuestas Cristianas 0
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DINERO: DONDE ESTÉ TU TESORO, ALLÍ ESTARÁ TAMBIÉN TU CORAZÓN (Mateo 6.21 NVI)
La Biblia nos relata
que Jesús miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca (Marcos 12:41).
Responde a esta pregunta con sinceridad: ¿Darías lo mismo si fuera Jesús el que
pasara el plato de las ofrendas?. Pues lo cierto es que Jesús lo ve. Cada vez
que Dios te pide que des, Él observa tu obediencia, tu regularidad y tu
generosidad – o la falta de ellas. No te mide por la cantidad que das, sino por
lo que das en relación a lo que guardas. Por eso dijo Jesús: donde esté tu
tesoro, allí estará también tu corazón (Mateo 6.21 NVI).
Ahora bien, puesto
que toda empresa humana está destinada a acabar esfumándose, pero el Reino de
Dios “no tendrá fin” (Isaías 9:7). No es difícil entender cuál es el mejor
sitio para invertir, ¿verdad? No obstante, ¿quién no se has sentido más
emocionado con la idea de una casa de ensueño aquí en la tierra que con una
mansión eterna en el cielo? Por eso Jesús nos reta una y otra vez a que
nuestros valores y orden de prioridades sean correctos. Resulta curioso ver
cuánta gente se apresura a dar donativos para la obra de Dios cuando está cerca
de su muerte. ¡A lo mejor es porque desde el coche fúnebre se tiene una mejor
perspectiva de la vida! “Haceos tesoros en el cielo” (Mateo 6:20).
Lo que Jesús nos está diciendo es: “No te lo puedes llevar contigo, pero puedes mandarlo al cielo antes de que llegues”. Damos gracias a Dios por los legados financieros de benefactores, pero ¿no piensas que sería mejor darlo en vida, para que puedas experimentar la doble bendición de ver cómo tu dinero ayuda a expandir el Evangelio, mientras tú todavía estás vivo para verlo?
Moraleja: Si quieres saber lo que de verdad es importante para ti, observa tu comportamiento con el dinero.
Lo que Jesús nos está diciendo es: “No te lo puedes llevar contigo, pero puedes mandarlo al cielo antes de que llegues”. Damos gracias a Dios por los legados financieros de benefactores, pero ¿no piensas que sería mejor darlo en vida, para que puedas experimentar la doble bendición de ver cómo tu dinero ayuda a expandir el Evangelio, mientras tú todavía estás vivo para verlo?
Moraleja: Si quieres saber lo que de verdad es importante para ti, observa tu comportamiento con el dinero.
HONRA AL SEÑOR CON
LAS PRIMICIAS DE TODOS TUS FRUTOS. (Proverbios 3:9)
Para vivir de acuerdo
a los principios de la Palabra de Dios y ser bendecido en tus finanzas, debes
tener en cuenta tres cosas.
Primera: Dios es el dueño de todo. Es cierto que tu nombre figura en la cuenta, pero no te engañes, “pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Crónicas 29:14). Tú eres el albacea del testamento de Dios. Por lo tanto, cuando te pide que des cierta cantidad, no digas: “Déjame pensarlo y luego te respondo”. Y no intentes negociar, porque al final de cada acto de obediencia, te espera una bendición. “Si queréis y escucháis, comeréis de lo mejor de la tierra” (Isaías 1:19 Biblia de las Américas).
Primera: Dios es el dueño de todo. Es cierto que tu nombre figura en la cuenta, pero no te engañes, “pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (1 Crónicas 29:14). Tú eres el albacea del testamento de Dios. Por lo tanto, cuando te pide que des cierta cantidad, no digas: “Déjame pensarlo y luego te respondo”. Y no intentes negociar, porque al final de cada acto de obediencia, te espera una bendición. “Si queréis y escucháis, comeréis de lo mejor de la tierra” (Isaías 1:19 Biblia de las Américas).
Segunda: Recuerda que
Dios es tu fuente de provisión. No tienes nada que Él no te haya dado: “Toda
buena dádiva” desciende de lo alto, del Padre (Santiago 1.17). Está bien que
disfrutes del dinero, lo inviertas y lo repartas, siempre y cuando tengas
puesta tu confianza sólo en “el Dios vivo, que nos da todas las cosas en
abundancia para que las disfrutemos” (1 Timoteo 6:17).
Tercero: Recuerda que
cada decisión de gastar en algo es una decisión espiritual. La forma en cómo
gastes el dinero reflejará tu escala de valores. ¿Qué revelan tus extractos
bancarios? Los cristianos de Macedonia eran maestros en el arte de dar: “Dieron
todo lo que podían, y aún más de lo que podían” Primero se entregaron a sí
mismos al Señor, y después a nosotros. De este modo, hicieron lo que Dios
esperaba de ellos (2 Corintios 8:3-5 Biblia en Lenguaje Sencillo).
Cuando le das a Dios
tu corazón, no te costará nada luego darle cualquier otra cosa.
PERO EL NECIO TODO LO
DESPILFARRA (Proverbios 21:20 NVI)
Si quieres ser un buen administrador de lo que Dios te ha confiado, haz lo siguiente.
Si quieres ser un buen administrador de lo que Dios te ha confiado, haz lo siguiente.
Primero, reduce las
deudas que has contraído.
Déjate guiar por la
sabiduría, no por los impulsos; la clave de la seguridad financiera es gastar
menos de lo que ganas. Cuando estás endeudado hasta los ojos, eso te ata y
dicta lo que vas a poder hacer, o no hacer, en el futuro. Tu modo de
administrarte ahora tendrá repercusiones para el día de mañana.
Segundo, recuerda que
lo mejor es el dinero en efectivo.
No inviertas en
esquemas financieros sofisticados hasta que no tengas unos ahorros en el banco
que te permitan al menos vivir de tres a seis meses. De esa forma, estarás
preparado si surge alguna emergencia ¡y seguro que surgirá! La Biblia dice:
“Tesoro preciado” hay en la casa del sabio, pero el hombre insensato todo lo
disipa (Proverbios 21:20).
Tercero, trázate unas
metas financieras a largo plazo y revísalas regularmente.
Los domadores de
leones usan un taburete para controlarlos. ¿Por qué? Porque si no lo hacen, el
león tratará de poner su atención en sus cuatro patas a la vez y acabará
confundido. No pierdas de vista tu meta a largo plazo.
Cuarto, no te limites
a ahorrar, siembra, porque “el que siembra generosamente, generosamente también
segará” (2 Corintios 9:6).
No disfrutarás verdadera libertad financiera hasta que tu sentido de seguridad ya no se vea amenazado. Entonces habrás entendido que la siembra continua en el Reino de Dios siempre produce una cosecha segura. ¡No hay mejor forma de vivir que estar siempre sembrando!
No disfrutarás verdadera libertad financiera hasta que tu sentido de seguridad ya no se vea amenazado. Entonces habrás entendido que la siembra continua en el Reino de Dios siempre produce una cosecha segura. ¡No hay mejor forma de vivir que estar siempre sembrando!
UN ENCUENTRO CON LA PALABRA
REFLEXION
¿Cuánto pesa tu yugo?
“Venid a mí todos los
que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre
vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo
11:25-30).
Comencemos por definir qué se entiende por yugo: se
trata de un madero que se coloca en los bueyes para unirlos. Solo los animales
con un fuerte cuello pueden soportarlo ya que es allí donde se apoya todo el
trabajo, aunque el peso se divide entre los dos animales. El yugo es sinónimo
de carga pasada o trabajo forzado, pero también nos da la idea de “estar
atado”, ya que la autonomía de estos animales se reduce solo a poder caminar.
El pasaje citado nos
habla de un yugo que es de Cristo. Esto debe entenderse como las instrucciones
que Él nos da para que vivamos de acuerdo a Su voluntad y de tal manera podamos
permanecer en el camino que Jesús preparó para nosotros. Efesios 2:10 dice:
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”
Muchas veces vemos
personas que piensan que están soportando el yugo de Cristo, cuando en realidad
solo se trata de un pesado yugo de esclavitud que ellos mismos han tomado o alguien
más les ha impuesto. La Biblia dice que el yugo de Cristo, no es pesado, por lo
tanto si tu carga lo es y te sientes agobiado, ¿No será que estás cargando un
yugo extraño?. Dice la Biblia: “Ahora, pues, ¿Por qué tentáis a Dios, poniendo
sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros
hemos podido llevar?” (Hechos 15:10).
Parece que en aquella
época algunos se encargaban de poner pesadas cargas sobre otros, exigiéndole lo
que ni ellos mismos podían lograr. Por lo tanto, pudiera haber personas que
quisieran imponernos yugos que no nos corresponden llevar. ¿Conoces alguno? La
culpa, altas exigencias, comparaciones son ejemplos de algunos de los yugos mas
sutiles que alguien podría poner sobre tu vida. El apóstol Pablo nos da un
importante consejo en relación a esto: “Estad, pues, firmes en la libertad con
que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de
esclavitud.” (Gálatas 5:1)
Por lo cual es
necesario comenzar a revisar si nuestro yugo realmente es el de Cristo o se
trata de alguna pesada carga que no nos correspondía llevar. Es posible también
que nuestra carga se haya aumentado por causa del pecado o la rebeldía. La
Biblia dice que todo pecado trae consecuencias y en muchos casos es de amargura
de corazón, ese sentimiento que nos hace sentir oprimidos, cansados y sin ganas
de seguir.
Por lo cual, si te
sientes agotado con las presiones de la vida, si piensas que estás llevando una
pesada carga, entonces hoy es una buena oportunidad para aceptar la invitación
de Cristo e ir delante de Él para entregar toda carga y hallar verdadero
descanso.
Daniel Zangaro
CVCLAVOZ
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