facebook un encuentro con la palabra
2 Corintios 1:11
La Biblia
de las Américas (LBLA)
Saludo
1 Pablo, apóstol de
Cristo Jesús por la voluntad de
Dios, y el hermano Timoteo:
A
la iglesia de Dios que
está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya: 2 Gracia y paz a
vosotros de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
El Dios de toda consolación
3 Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 el cual nos consuela
en toda tribulación nuestra,
para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con
el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios. 5 Porque así como los
sufrimientos de Cristo son nuestros en abundancia[a], así también
abunda nuestro consuelo por medio de Cristo. 6 Pero si somos
atribulados, es para vuestro consuelo y salvación; o si somos consolados, es
para vuestro consuelo, que obra al soportar las mismas aflicciones que nosotros
también sufrimos. 7 Y nuestra esperanza
respecto de vosotros está firmemente
establecida, sabiendo que como sois copartícipes de los sufrimientos, así
también lo sois de la consolación. 8 Porque no queremos
que ignoréis, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida[b] en Asia[c], porque fuimos
abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos
la esperanza de salir con vida. 9 De hecho[d], dentro de
nosotros mismos ya teníamos la sentencia
de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que
resucita a los muertos, 10 el cual nos libróde
tan gran peligro de muerte y nos librará, y en quien hemos puesto
nuestra esperanza de
que El aún nos ha de librar, 11 cooperando también
vosotros con nosotros con la oración, para que por muchas personas sean dadas
gracias a favor nuestro por el don que nos ha sido impartido por medio de las oraciones de muchos.
LUN ENCUENTRO CON LA PALBRA
REFLEXION
¿Por que Los Hermanos
de Jesús No Creían En ÉL?
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Articulos Cristianos 0
Publicado por: Pastor Carlos Vargas Valdez en Articulos Cristianos 0
¿Y Tu has creído?
A veces se puede leer
algo cien veces antes de que el significado real se muestra ante nuestros ojos.
Esto es exactamente lo que me pasó cuando volví a leer lo que Juan escribe en
su evangelio acerca de Jesús en Juan 7:5:
Porque ni aun sus
hermanos creían en él.
He aquí por qué esto
es sorprendente.
Los hermanos carnales
de Jesús (Santiago, José, Simón y Judas estos son los nombres de los hermanos
de Jesús de Nazaret nombrados en Mateo 13:55), habían crecido con el hijo del
Dios vivo bajo el mismo techo:
Algunos de ellos tenían la edad suficiente para recordar a su hermano mayor, Jesús, a la edad de 12, cuando iba al templo y enseñaba a los líderes religiosos (Lucas 2:39-52). También fueron probablemente invitados a la misma boda cuando Jesús realizó su primer milagro de convertir el agua en vino (Juan 2: 1-11).
Algunos de ellos tenían la edad suficiente para recordar a su hermano mayor, Jesús, a la edad de 12, cuando iba al templo y enseñaba a los líderes religiosos (Lucas 2:39-52). También fueron probablemente invitados a la misma boda cuando Jesús realizó su primer milagro de convertir el agua en vino (Juan 2: 1-11).
Algunos de ellos
probablemente habrían estado presente, o por lo menos habrían estado al tanto
de cuando su hermano mayor leyó el rollo de Isaias en el templo, y con este
acto la audaz declaración mesiánica que el templo “era la casa de mi padre”.
También habrían
sabido que Jesús sanó al hijo de un funcionario (Juan 4:46-54), sanó al hombre
el día sábado en el estanque de Betesda (Juan 5:1-17), alimentado a 5.000
personas con cinco panes y dos peces (Juan 6: 1-14) y caminó sobre las agua
(Juan 6: 16-21).
En el evangelio de
Juan, todos estos eventos se llevan a cabo antes de la declaración de Juan que
dice: “… ni siquiera sus hermanos creían en él”.
¿Por qué Los Hermanos
de Jesús No Creían En El?
Es fácil preguntarse
cómo los hermanos de Jesús siendo testigos, o al menos habiendo oído hablar de
todas estas cosas, no creían que Jesús era el Hijo de Dios. Somos tentados a
pensar que seguramente nosotros lo habríamos entendido, y creído en Él. La
verdad es que probablemente no habríamos creído tampoco.
Jesús era 100% hombre
y 100% Dios. Del mismo modo que no podemos comprender plenamente este misterio,
los hermanos de Jesús hijos de María tampoco. Debido a que Jesús caminó entre
ellos, habrían tenido problemas para creer quien Jesús era, por lo menos, un
hombre muy especial, o un profeta increíble. Pero no llegaron a esta conclusión
fundamental que establece a Jesús como Dios, aparte de cualquier otra persona
que habría venido antes o vendría después – Jesús era Dios encarnado. Dios
estaba verdaderamente caminando entre ellos.
Es posible que nos
llamemos a nosotros mismos amigos de Jesús, asistimos a la iglesia, somos
testigos incluso de sus milagros, pero aún así no creemos que Jesús es
exactamente quien dijo que es. Si este fue el caso para los propios hermanos de
Jesús, ¿cuánto más lo podría ser para nosotros?
¿Estás buscando una
señal?
En Lucas 11:16,
leemos que el pueblo había estado probando a Jesús, por “la búsqueda de una
señal del cielo”. Jesús responde a su pregunta, pero no de la forma en que
habían esperado.
Habla sobre el
Antiguo Testamento del profeta Jonás, que pasó tres días en el interior de un
GRAN pez. Jesús les dice que la respuesta a su pregunta será similar; una
referencia a su propia muerte y resurrección tres días después. Podría ser
exactamente por esta razón que Jesús dijo en Lucas 11:29:
Esta generación es una generación malvada. Demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás.
Esta generación es una generación malvada. Demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás.
¿Cuántas veces nos
dedicamos en buscar de señales para confirmar que Jesús es Dios? A veces oramos
pidiendo a Dios que se prueba a si mismo a través de un milagro, como si Dios
tuviera algo que demostrarnos. Es evidente que Jesús no está diciendo que toda
oración por milagros está mal, pero es un error, si nuestra intención es querer
que Dios haga “un truco” como si estuviera con una pelota de baloncesto en la
mano para hacer algo grandioso.
Tener fe en
Jesucristo significa creer que Él es exactamente quien dijo que Él es. Los
Milagros, señales y maravillas sin duda pueden ayudar a aumentar nuestra fe,
pero no nos llevarán por todo el camino de esta. Como cristianos, no deberíamos
decir: “Veo milagros, así que creo que Jesús es el Hijo de Dios”. En lugar de
ello, nuestra actitud debe ser: “Jesús es el Hijo de Dios, y debido a esta
verdad, yo creo que él puede hacer milagros’.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9)
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9)
UN ENCUENTRO CON LA PALBRA
REFLEXION
La mayor expresión de
amor
Más Jehová cargó en
él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca;
como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus
trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Isaías 53:6-7
Cuando llevaron a Jesús al Gólgota, iban dos
criminales más para ser ejecutados con él. Al llegar al lugar llamado “La
Calavera”, lo clavaron en la cruz y a estos dos hombres los crucificaron
también, uno a su derecha y otro a su izquierda.
En ese momento Jesús
dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y los soldados
sortearon su ropa, tirando los dados.
La multitud observaba
y los líderes se burlaban. “Salvó a otros –decían-, que se salve a sí mismo si
de verdad es el Mesías de Dios, el Elegido”. Los soldados también se burlaban
de él, al ofrecerle vino agrio para beber. Y exclamaron: “Si eres el rey de los
judíos, ¡sálvate a ti mismo!”. Encima de su cabeza, colocaron un letrero que
decía: “Este es el Rey de los judíos”.
Uno de los criminales colgados junto a él se burló diciendo: “¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!”. El otro ladrón le respondió: ”¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte? Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo”. Luego dijo: -Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
Uno de los criminales colgados junto a él se burló diciendo: “¿Así que eres el Mesías? Demuéstralo salvándote a ti mismo, ¡y a nosotros también!”. El otro ladrón le respondió: ”¿Ni siquiera temes a Dios ahora que estás condenado a muerte? Nosotros merecemos morir por nuestros crímenes, pero este hombre no ha hecho nada malo”. Luego dijo: -Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
Jesús respondió: -Te
aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Nuestro Salvador no sólo pidió al Padre que perdonara a las personas que lo habían golpeado, insultado y se habían burlado de Él sino que también tuvo misericordia de uno de los criminales, de aquel que había reconocido que Él era el Hijo de Dios, un inocente que no merecía estar en ese lugar y quien le pidió humildemente que no se olvidara de él cuando volviera al paraíso.
Nuestro Salvador no sólo pidió al Padre que perdonara a las personas que lo habían golpeado, insultado y se habían burlado de Él sino que también tuvo misericordia de uno de los criminales, de aquel que había reconocido que Él era el Hijo de Dios, un inocente que no merecía estar en ese lugar y quien le pidió humildemente que no se olvidara de él cuando volviera al paraíso.
No hay ni habrá
persona que ame tanto a la humanidad como lo hizo Jesús, porque Él vino al
mundo con el único propósito de morir por nosotros para que fuéramos salvos.
Hasta el último segundo de vida, demostró amor, misericordia y otorgó perdón.
Este día te invito a
reconocer a quien te demostró la mayor expresión de amor, al dar su vida por
ti, su nombre es Jesús, sólo necesitas reconocer que le fallaste, pídele perdón
por todos tus pecados y confiesa con tus propios labios que lo recibes como tu
único Señor y Salvador, sentirás una paz indescriptible en tu corazón y nunca
más te sentirás solo.
Dios mostró cuánto
nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por
medio de él. En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como
sacrificio para quitar nuestros pecados. 1 Juan 4:9-10 (NTV)
Este día que es tan
especial reconozcamos, agradezcamos y celebremos el incomparable amor que
nuestro Señor Jesús tuvo y tiene por cada uno de nosotros.
Brisna Bustamante
CVCLAVOZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario