martes, 18 de marzo de 2014

LA CUARTA PLAGA LOS INSECTOS

Éxodo 8 Cuarta plaga: los insectos 20 Y el SEÑOR dijo a Moisés: Levántate muy de mañana y ponte delante de Faraón cuando vaya al agua, y dile: "Así dice el SEÑOR: 'Deja ir a mi pueblo para que me sirva. 21 'Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aquí, enviaré enjambres de insectos sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y dentro de tus casas; y las casas de los egipcios se llenarán de enjambres de insectos, y también el suelo sobre el cual están. 22 'Mas en aquel día yo pondré aparte la tierra de Gosén en la que mora mi pueblo, para que no haya allí enjambres de insectos, a fin de que sepas que yo, el SEÑOR, estoy en medio de la tierra; 23 y yo haré distinción entre mi pueblo y tu pueblo. Mañana tendrá lugar esta señal.'" 24 Y así lo hizo el SEÑOR. Y entraron grandes enjambres de insectos en la casa de Faraón y en las casas de sus siervos, y en todo el país de Egipto la tierra fue devastada a causa de los enjambres de insectos. 25 Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón, y dijo: Id, ofreced sacrificio a vuestro Dios dentro del país. 26 Pero Moisés respondió: No conviene que lo hagamos así, porque es abominación para los egipcios lo que sacrificaremos al SEÑOR nuestro Dios. Si sacrificamos lo que es abominación para los egipcios delante de sus ojos, ¿no nos apedrearán? 27 Andaremos una distancia de tres días de camino en el desierto, y ofreceremos sacrificios al SEÑOR nuestro Dios, tal como El nos manda. 28 Y Faraón dijo: Os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificio al SEÑOR vuestro Dios en el desierto, sólo que no vayáis muy lejos. Orad por mí. 29 Entonces dijo Moisés: He aquí, voy a salir de tu presencia y rogaré al SEÑOR que los enjambres de insectos se alejen mañana de Faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que Faraón no vuelva a obrar con engaño, no dejando ir al pueblo a ofrecer sacrificios al SEÑOR. 30 Y salió Moisés de la presencia de Faraón y oró al SEÑOR. 31 Y el SEÑOR hizo como Moisés le pidió, y quitó los enjambres de insectos de Faraón, de sus siervos y de su pueblo; no quedó ni uno solo. 32 Pero Faraón endureció su corazón también esta vez y no dejó salir al pueblo. Un Encuentro Con la Palabra Reflexiones - La historia de mi vida La carta terminaba así: “esta es la historia de mi vida, un error tras de otro, una tontería tras otra ¿y que resta? Solo harapos; pedazos que nadie puede juntar. La vida terminó para mi, ya no tengo futuro nadie más cree en mi todos me condenan”. Quedé allí con la carta sobre la mesa mirando a través de la ventana de mi sala, y entonces me acordé de otra chica que vivió casi 2,000 años, su nombre María. Había hecho tantas cosas equivocadas en la vida, se había golpeado, se había herido tanto que nadie era capaz de creer que pudiera levantarse. Pero un día se encontró con Jesús y ese día marcó la diferencia. Tu puedes haber vivido la vida más negra, puedes haber corrido muy, muy lejos de Dios, puedes haber descendido a las profundidades más oscuras. Pero si desde allí clamas a Jesús, el vendrá a tu encuentro, y cuando llegues a él tu pasado no existe más. El te declara una nueva criatura, te entrega una página en blanco, naciste de nuevo.

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