martes, 4 de marzo de 2014

LA PARABOLA DE LOS OBREROS

Mateo 20 Parábola de los obreros de la viña 20 Porque el reino de los cielos es semejante a un hacendado que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña. 2 Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3 Y salió como a la hora tercera, y vio parados en la plaza a otros que estaban sin trabajo; 4 y a éstos les dijo: "Id también vosotros a la viña, y os daré lo que sea justo." Y ellos fueron. 5 Volvió a salir como a la hora sexta y a la novena, e hizo lo mismo. 6 Y saliendo como a la hora undécima, encontró a otros parados, y les dijo*: "¿Por qué habéis estado aquí parados todo el día sin trabajar?" 7 Ellos le dijeron*: "Porque nadie nos contrató." El les dijo*: "Id también vosotros a la viña." 8 Y al atardecer, el señor de la viña dijo* a su mayordomo: "Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta los primeros." 9 Cuando llegaron los que habían sido contratados como a la hora undécima, cada uno recibió un denario. 10 Y cuando llegaron los que fueron contratados primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno. 11 Y al recibirlo, murmuraban contra el hacendado, 12 diciendo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, pero los has hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor abrasador del día." 13 Pero respondiendo él, dijo a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿no conviniste conmigo en un denario? 14 "Toma lo que es tuyo, y vete; pero yo quiero darle a este último lo mismo que a ti. 15 "¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O es tu ojo malo porque yo soy bueno?" 16 Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos. Jesús anuncia su muerte por tercera vez 17 Cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los doce discípulos, y por el camino les dijo: 18 He aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y escribas, y le condenarán a muerte; 19 y le entregarán a los gentiles para burlarse de El, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará. Petición de los hijos de Zebedeo 20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante El y pidiéndole algo. 21 Y El le dijo: ¿Qué deseas? Ella le dijo*: Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. 22 Pero respondiendo Jesús, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber? Ellos le dijeron*: Podemos. 23 El les dijo*: Mi copa ciertamente beberéis, pero sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es mío el concederlo, sino que es para quienes ha sido preparado por mi Padre. 24 Al oír esto, los diez se indignaron contra los dos hermanos. 25 Pero Jesús, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. 26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor, 27 y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo; 28 así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos. Curación de dos ciegos de Jericó 29 Al salir de Jericó, le siguió una gran multitud. 30 Y he aquí, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que Jesús pasaba, gritaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! 31 Y la gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más aún, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! 32 Deteniéndose Jesús, los llamó, y dijo: ¿Qué queréis que yo haga por vosotros? 33 Ellos le dijeron*: Señor, deseamos que nuestros ojos sean abiertos. 34 Entonces Jesús, movido a compasión, tocó los ojos de ellos, y al instante recobraron la vista, y le siguieron. Un Encuentro Con la Palabra REFLEXION Si deseas aprovechar bien el tiempo El tiempo es un regalo de Dios. No se puede alterar la cantidad que El nos da. Las demandas sobre nuestro tiempo son menos o más según la etapa de nuestra vida. Cómo proporcionar las 24 horas de cada día es lo que a nosotros nos interesa. Jesús dijo, "Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar" (Juan 9:4). Jesús aquí nos da dos principios de cómo usar el tiempo. Primero, conoce lo que debes hacer. Como hijos de Dios, lo que nos corresponde a nosotros queda claro: fue dado a nosotros el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18). Son diferentes nuestros dones y cargos, pero al fondo la tarea es la misma. El mundo de hoy ofrece un sin fin de opciones. Vivimos en tiempos engañosos. Las cosas que parecen ser buenas no siempre son las mejores. Oremos por discernimiento. Invirtamos nuestro tiempo y vigor en lo que de veras cuenta para la eternidad. Segundo, haz los trabajos cuando necesitan ser hechos. No hay que trasmañanar. Yo me hallo en situaciones frustrantes cuando hago esto. Me pone a mí y a otros bajo presiones innecesarios. El peligro entonces es de no tener tiempo para las cosas más importantes. Tuve una vecina anciana que estaba muriendo del cáncer. Yo, por el hecho de diferir visitarla, casi perdí la oportunidad de orar con ella. Gracias a Dios, El siguió trayendo a mi memoria esta necesidad hasta que la visité. Ella encontró la paz con Dios una semana antes que murió. ¿Cuántas oportunidades más he perdido por no trabajar entre tanto que el día dura? Para cumplir el trabajo de Dios en su tiempo apropiado, debemos usar sabiamente cada momento. Lo dice muy bien una poema que a un amigo anciano mío le gusta citar: Aprovechando el Tiempo Tengo sólo un minuto, Sólo sesenta segundos, Sin pedirlo, sin buscarlo, No lo puedo rechazar, A mí me toca emplearlo; Sufro si lo pierdo, Doy cuenta por abusarlo; Solamente un minuto chiquito Pero contiene la eternidad. Autor desconocido ¡Que Dios nos ayude usar nuestros minutos para El!

No hay comentarios:

Publicar un comentario