facebook un encuentro con la palabra
1 Crónicas 16:4 La Biblia de las Américas (LBLA)
16 Y trajeron el arca de Dios y la colocaron en
medio de la tienda que David había levantado para ella, y ofrecieron
holocaustos y ofrendas de paz delante de Dios. 2 Cuando David terminó de ofrecer el holocausto
y las ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre del Señor. 3 Y repartió a todos en Israel, tanto hombre
como mujer, a cada uno una torta de pan, una porción de carne y una torta de pasas.
4 Y designó a algunos
levitas como ministros
delante del arca del Señor,
para que celebraran, dieran gracias y alabaran al Señor, Dios de Israel: 5 Asaf el jefe, y segundo después de él,
Zacarías; después Jeiel[a], Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab,
Benaía, Obed-edom y Jeiel, con instrumentos musicales, arpas, liras; también
Asaf tocaba címbalos
muy resonantes, 6 y los
sacerdotes Benaía y Jahaziel tocaban trompetas
continuamente delante del arca del pacto de Dios.
UN ENCUENTRO
CON LA PALABRA
REFLEXION
La Fe Es
Publicado por: Devocionales en Articulos Cristianos 3 Comentarios
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La Fe Es. ¿Qué dice La Biblia?
“ES PUES LA FE LA SUSTANCIA DE LAS COSAS QUE SE ESPERAN, LA DEMOSTRACIÓN DE LAS COSAS QUE NO SE VEN” (Hebreos 11:1).
Fíjate en dos cosas importantes acerca de la fe:
(1) La fe es
una “…sustancia…” (Hebreos 11:1b).
En los
EE.UU., la gente comercializa con dólares y en Europa se hace con Euros. Pero
en el reino de Dios, la fe es la “moneda corriente”; es lo que se requiere para
“hacer negocios” con Él (lee Hebreos 11:6) y la fe puede crecer cuando te
alimentas con su Palabra (lee Romanos 10:17).
(2) La fe
debe estar relacionada con la esperanza.
Si no esperas
nada, no necesitas tener fe. Pero tu esperanza debe basarse en lo que la
Palabra de Dios dice. Cuando el Señor prometió a Abraham que iba a ser padre de
muchas naciones, él pasó los veinte años siguientes esperando tener un hijo,
aunque la situación parecía imposible. ¿Y cómo lo hizo” (a) Creyó en Dios, el
cuál llama las cosas que no son como si fueran (cfr. Romanos 4:17). El Señor lo
ve y luego te lo revela. Y su voluntad de bendecirte con eso es respaldada por
tu voluntad de creerlo; (b) “Él creyó en esperanza contra esperanza...,
conforme a lo que se le había dicho” (Román 4:18). ¿Qué te ha dicho Dios? En eso
debe estar edificada tu esperanza; (c) “…su fe no se debilitó al considerar su
cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años)…” (Romanos 4:19).
Es posible que digas: “Pero tomando en cuenta las circunstancias….”. No,
simplemente debes creer al Señor porque Él está por encima de cualquier
circunstancia; (d) “Tampoco dudó, por incredulidad…, sino que se fortaleció por
la fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso
para hacer todo lo que había prometido” (Romanos 4:20-21). Así que, vigoriza tu
fe a través de las Sagradas Escrituras, y con determinación, sigue dando la
gloria al Señor por lo que Él te ha prometido. Una fe así le honra, ¡y Él honra
una fe así!
ES PUES LA FE
LA SUSTANCIA DE LAS COSAS QUE SE ESPERAN, LA DEMOSTRACIÓN DE LAS COSAS QUE NO
SE VEN (Hebreos 11:1 Versión Reina Valera Antigua)
Antes de que
Israel entrara en batalla, los profetas preguntaban a Dios si les había dado la
ciudad. Eso es porque el Señor honra la fe cuando está en línea con lo que Él
ha prometido. Así que, debes luchar por lo que Dios te ha prometido. No digas
que te ha fallado si no te prometió algo en primer lugar. Y no te enfades
porque un deseo descaminado te hizo tratar de alcanzar lo que Él dio a otra
persona. Los creyentes de antes solían cantar: “Cada promesa en el Libro es
mía, cada capítulo, cada versículo y cada línea”. Así es, en el sentido de que
el Señor nos ama a todos por igual, pero hay ciertas promesas que quiere
realizar sólo contigo, porque tu llamado es distinto al de los demás; por eso
debes buscarlo a Él para obtener claridad y dirección.
“El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:29). No sólo
escucha al predicador, intenta oír lo qué Dios te está diciendo a través de él.
Podrás oír algo totalmente distinto de lo que Él esté diciendo al que tienes a
tu lado, porque el Señor lo está compartiendo contigo personalmente. A la
Biblia se la llama también la “Palabra viva”, porque de repente ciertas
Escrituras cobran vida y echan raíces dentro de ti. Puedes oír lo que nadie
puede oír, o incluso perder algunos de los planteamientos que dé el pastor , y
volver a casa con la respuesta que necesites. Cuando dices: “Lo entiendo y lo
he apropiado”, “la fe que viene…por el oír…” (Romanos 10:17) está haciendo su
trabajo especial dentro de ti.
AHORA…, LA FE ES LA CERTEZA DE LO QUE SE ESPERA… (Hebreos 11:1 Versión La Biblia de las Américas)
AHORA…, LA FE ES LA CERTEZA DE LO QUE SE ESPERA… (Hebreos 11:1 Versión La Biblia de las Américas)
Fíjate en las
palabras: “Ahora…, la fe…” (Hebreos 11:1). Da gracias a Dios por la fe de tus
antepasados y por las experiencias que tuviste tú como creyente. Sin embargo,
para que puedas hacer hoy lo que el Señor te ha llamado a hacer, necesitas la
“fe de ahora”.Jesús… dijo: “…si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a
este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará…” (Mateo 7:20). Puede que la fe
de tu abuela haya movido su “…monte…”, pero para que se mueva “…este monte…”
[el que tienes delante de ti] hace falta que ejercites la tuya. En nuestra
vida, todos tenemos algo que se puede llamar “…este monte…”, y Dios está
dispuesto a moverlo. Así que, ¿cuál es el problema? La incredulidad. Aunque Cristo
había dado a sus discípulos la autoridad para sanar a los enfermos, ellos no
supieron ponerla en práctica frente a un niño que estaba poseído por un
demonio, por lo que preguntaron a Jesús:¿Por qué nosotros no pudimos echarlo
fuera? (Mateo 17:19b). Apercíbete de lo que les enseñó aquél día:
(1) Empieza
con algo pequeño, o ni llegarás a empezar.
La fe del
tamaño de una semilla de mostaza, se convertirá como todas las semillas en algo
mucho más grande. Simplemente empieza donde te encuentras, y cree al Señor en
las cosas ordinarias y cotidianas. Cuando Él honre tu fe, reconócelo, dale las
gracias y edifica sobre ello.
(2) Protege
tu boca:
“…si tenéis
fe…, diréis a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará…” (Mateo 7:20) Tus
palabras transmiten la fuerza vivificadora que hay en tu fe, de modo que,
controla y corrige lo que sale de tu boca y asegúrate de que concuerda con la
Palabra de Dios.
(3) Algunas
veces necesitas algo extra.
Algunos “montes” necesitan más oración que
otros o, en el caso de aquel niño, el poder que viene a través del ayuno. Pero
verás que los “montes” se quitarán de tu vida si estás dispuesto a cumplir con
las condiciones del Señor.
UN ENCUENTRO
CON LA PALABRA
REFLEXION
Cuando las
palabras no son suficientes
Ana, esposa
de Elcana no podía tener hijos, la biblia no menciona las razones, simplemente
dice que el Señor no le había concedido ser mamá. Cuando la esterilidad forma
parte de una mujer, es devastadora, porque cada joven sueña con ser madre, y es
que es un anhelo que desde niña se observa cuando tiene muñecas y en sus
juegos, por así decirlo, las transforma en bebés donde ella las cuida y
alimenta. Cuán difícil era para Ana saber que no podía engendrar hijos, que ese
sueño tan añorado no se estaba cumpliendo. La palabra dice que ella tenía el
semblante decaído, vivía con tristeza, y lloraba por su situación hasta el
punto de no querer probar comida.
Elcana al ver a su esposa en ese estado,
quiso consolarla, en el versículo 8 de 1ra Samuel dice: Ana ¿Por qué lloras?
¿Por qué no comes? ¿Por qué esta afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que
diez hijos?
Palabras de
un hombre que en su intento trató de apaciguar el alma afligida de Ana pero que
no fueron suficientes. Como esposo quiso ayudarla a que pueda sentirse mejor, a
que no le de tanta importancia a este asunto pero fue en vano.
Cuántas veces
nos ha pasado que en los tiempos difíciles, muchas personas han intentado
darnos palabras de consuelo y aliento pero que no han llegado a ser capaces de
tranquilizar nuestro desesperado corazón. Y es que en varias ocasiones sucede
que el dolor es tan fuerte que no todos comprenden la magnitud de nuestro
sentir.
La historia
relata que Ana después de haber escuchado a su esposo, con amargura en el alma
fue a orar al templo, lloró abundantemente y le encomendó su causa al Señor.
Dice que oró largamente delante de Jehová; y desde ese momento comió y no
estuvo más triste.
Desconocemos
el dolor que aflige tu alma, aun la dimensión de tus congojas, y tal vez no
tenemos las palabras precisas para calmar tu corazón abatido; pero como Ana,
animarte a que al primer lugar donde puedas descargar y hablar con alguien de
lo que sientes, sea con Dios, él mejor que nadie conoce lo más profundo de tu
ser. Él entiende como estas, comprende tu enojo, sabe de tu tristeza y lo que
te llevó a vivir así. En su omnisciencia es quien mejor conoce lo que hay en
ti. Dice su palabra que “…Porque él conoce los secretos del corazón” (Salmos
44:21) La palabras del hombre pueden no ser suficientes para ayudarte pero el
consejo de Jehová puede transformar y restaurarte. Búscalo en intimidad,
encomienda tu causa y permite que pueda apaciguar tu afligido corazón. Él es
experto en estos asuntos.
En mi
angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y
mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. (Salmos 18:6)
Claudia
Carvajal
CVCLAVOZ
CVCLAVOZ
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