viernes, 10 de enero de 2014

EL ABRAZAR

Gén.33.4. Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron. Gén.33.5. Y alzó sus ojos y vio a las mujeres y los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos? Y él respondió: Son los niños que Dios ha dado a tu siervo. Gén.33.6. Luego vinieron las siervas, ellas y sus niños, y se inclinaron. Gén.33.7. Y vino Lea con sus niños, y se inclinaron; y después llegó José y Raquel, y también se inclinaron. Gén.33.8. Y Esaú dijo: ¿Qué te propones con todos estos grupos que he encontrado? Y Jacob respondió: El hallar gracia en los ojos de mi señor. Gén.33.9. Y dijo Esaú: Suficiente tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo. Gén.33.10. Y dijo Jacob: No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos, acepta mi presente, porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanto favor me has recibido. Gén.33.11. Acepta, te ruego, mi presente que te he traído, porque Dios me ha hecho merced, y todo lo que hay aquí es mío. E insistió con él, y Esaú lo tomó. Pro.5.1. Hijo mío, está atento a mi sabiduría, Y a mi inteligencia inclina tu oído, Pro.5.2. Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia. Pro.5.3. Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite; Pro.5.4. Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como espada de dos filos. Pro.5.5. Sus pies descienden a la muerte; Sus pasos conducen al Seol. Pro.5.6. Sus caminos son inestables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida. Pro.5.7. Ahora pues, hijos, oídme, Y no os apartéis de las razones de mi boca. Pro.5.8. Aleja de ella tu camino, Y no te acerques a la puerta de su casa; Pro.5.9. Para que no des a los extraños tu honor, Y tus años al cruel; Pro.5.10. No sea que extraños se sacien de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño; Pro.5.11. Y gimas al final, Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo, Pro.5.12. Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión; Pro.5.13. No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído! Pro.5.14. Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación. Pro.5.15. Bebe el agua de tu misma cisterna, Y los raudales de tu propio pozo. Pro.5.16. ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, Y tus corrientes de aguas por las plazas? Pro.5.17. Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo. Pro.5.18. Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud, Pro.5.19. Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre. Pro.5.20. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, Y abrazarás el seno de la extraña? Ecl.3.5. tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; Ecl.3.6. tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; Ecl.3.7. tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; Ecl.3.8. tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. Ecl.3.9. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? Ecl.3.10. Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Ecl.3.11. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. Ecl.3.12. Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; Ecl.3.13. y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. Ecl.3.14. He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. Ecl.3.15. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. Hec.20.7. El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. Hec.20.8. Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; Hec.20.9. y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. Hec.20.10. Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. Hec.20.11. Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió. Hec.20.12. Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

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