domingo, 26 de enero de 2014

HERIDO

1Re.22.20. Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. 1Re.22.21. Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera? 1Re.22.22. Él dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; vé, pues, y hazlo así. 1Re.22.23. Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti. 1Re.22.24. Entonces se acercó Sedequías hijo de Quenaana y golpeó a Micaías en la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de Jehová para hablarte a ti? 1Re.22.25. Y Micaías respondió: He aquí tú lo verás en aquel día, cuando te irás metiendo de aposento en aposento para esconderte. 1Re.22.26. Entonces el rey de Israel dijo: Toma a Micaías, y llévalo a Amón gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey; 1Re.22.27. y dirás: Así ha dicho el rey: Echad a éste en la cárcel, y mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo vuelva en paz. 1Re.22.28. Y dijo Micaías: Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí. En seguida dijo: Oíd, pueblos todos. 1Re.22.29. Subió, pues, el rey de Israel con Josafat rey de Judá a Ramot de Galaad. 1Re.22.30. Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú ponte tus vestidos. Y el rey de Israel se disfrazó, y entró en la batalla. 1Re.22.31. Mas el rey de Siria había mandado a sus treinta y dos capitanes de los carros, diciendo: No peleéis ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel. 1Re.22.32. Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Ciertamente éste es el rey de Israel; y vinieron contra él para pelear con él; mas el rey Josafat gritó. 1Re.22.33. Viendo entonces los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se apartaron de él. 1Re.22.34. Y un hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la armadura, por lo que dijo él a su cochero: Da la vuelta, y sácame del campo, pues estoy herido. 1Re.22.35. Pero la batalla había arreciado aquel día, y el rey estuvo en su carro delante de los sirios, y a la tarde murió; y la sangre de la herida corría por el fondo del carro. Job.24.12. Desde la ciudad gimen los moribundos, Y claman las almas de los heridos de muerte, Pero Dios no atiende su oración. Job.24.13. Ellos son los que, rebeldes a la luz, Nunca conocieron sus caminos, Ni estuvieron en sus veredas. Job.24.14. A la luz se levanta el matador; mata al pobre y al necesitado, Y de noche es como ladrón. Job.24.15. El ojo del adúltero está aguardando la noche, Diciendo: No me verá nadie; Y esconde su rostro. Job.24.16. En las tinieblas minan las casas Que de día para sí señalaron; No conocen la luz. Job.24.17. Porque la mañana es para todos ellos como sombra de muerte; Si son conocidos, terrores de sombra de muerte los toman. Job.24.18. Huyen ligeros como corriente de aguas; Su porción es maldita en la tierra; No andarán por el camino de las viñas. Job.24.19. La sequía y el calor arrebatan las aguas de la nieve; Así también el Seol a los pecadores. Job.24.20. Los olvidará el seno materno; de ellos sentirán los gusanos dulzura; Nunca más habrá de ellos memoria, Y como un árbol los impíos serán quebrantados. Sal.102.4. Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan. Sal.102.5. Por la voz de mi gemido Mis huesos se han pegado a mi carne. Sal.102.6. Soy semejante al pelícano del desierto; Soy como el buho de las soledades; Sal.102.7. Velo, y soy Como el pájaro solitario sobre el tejado. Sal.102.8. Cada día me afrentan mis enemigos; Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado contra mí. Sal.102.9. Por lo cual yo como ceniza a manera de pan, Y mi bebida mezclo con lágrimas, Sal.102.10. A causa de tu enojo y de tu ira; Pues me alzaste, y me has arrojado. Sal.102.11. Mis días son como sombra que se va, Y me he secado como la hierba. Sal.102.12. Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria de generación en generación. Sal.102.13. Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado. Sal.102.14. Porque tus siervos aman sus piedras, Y del polvo de ella tienen compasión. Sal.102.15. Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová, Y todos los reyes de la tierra tu gloria; Sal.102.16. Por cuanto Jehová habrá edificado a Sion, Y en su gloria será visto; Sal.102.17. Habrá considerado la oración de los desvalidos, Y no habrá desechado el ruego de ellos. Sal.102.18. Se escribirá esto para la generación venidera; Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH, Sal.102.19. Porque miró desde lo alto de su santuario; Jehová miró desde los cielos a la tierra, Sal.102.20. Para oír el gemido de los presos, Para soltar a los sentenciados a muerte; Sal.102.21. Para que publique en Sion el nombre de Jehová, Y su alabanza en Jerusalén, Sal.102.22. Cuando los pueblos y los reinos se congreguen En uno para servir a Jehová. Hec.19.14. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Hec.19.15. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Hec.19.16. Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. Hec.19.17. Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. Hec.19.18. Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Hec.19.19. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. Hec.19.20. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor. Apo.13.1. Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Apo.13.2. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. Apo.13.3. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, Apo.13.4. y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? Apo.13.5. También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Apo.13.6. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Apo.13.7. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Apo.13.8. Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. Apo.13.9. Si alguno tiene oído, oiga.

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