jueves, 16 de enero de 2014

LO HUMANO

Job.12.10. En su mano está el alma de todo viviente, Y el hálito de todo el género humano. Job.12.11. Ciertamente el oído distingue las palabras, Y el paladar gusta las viandas. Job.12.12. En los ancianos está la ciencia, Y en la larga edad la inteligencia. Job.12.13. Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia. Job.12.14. Si él derriba, no hay quien edifique; Encerrará al hombre, y no habrá quien le abra. Job.12.15. Si él detiene las aguas, todo se seca; Si las envía, destruyen la tierra. Job.12.16. Con él está el poder y la sabiduría; Suyo es el que yerra, y el que hace errar. Job.12.17. Él hace andar despojados de consejo a los consejeros, Y entontece a los jueces. Job.12.18. Él rompe las cadenas de los tiranos, Y les ata una soga a sus lomos. Job.12.19. Él lleva despojados a los príncipes, Y trastorna a los poderosos. Job.12.20. Priva del habla a los que dicen verdad, Y quita a los ancianos el consejo. Job.12.21. Él derrama menosprecio sobre los príncipes, Y desata el cinto de los fuertes. Job.12.22. Él descubre las profundidades de las tinieblas, Y saca a luz la sombra de muerte. Job.12.23. Él multiplica las naciones, y él las destruye; Esparce a las naciones, y las vuelve a reunir. Job.12.24. Él quita el entendimiento a los jefes del pueblo de la tierra, Y los hace vagar como por un yermo sin camino. Sal.143.1. Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; Respóndeme por tu verdad, por tu justicia. Sal.143.2. Y no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano. Sal.143.3. Porque ha perseguido el enemigo mi alma; Ha postrado en tierra mi vida; Me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos. Sal.143.4. Y mi espíritu se angustió dentro de mí; Está desolado mi corazón. Sal.143.5. Me acordé de los días antiguos; Meditaba en todas tus obras; Reflexionaba en las obras de tus manos. Sal.143.6. Extendí mis manos a ti, Mi alma a ti como la tierra sedienta. Selah Sal.143.7. Respóndeme pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu; No escondas de mí tu rostro, No venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura. Sal.143.8. Hazme oír por la mañana tu misericordia, Porque en ti he confiado; Hazme saber el camino por donde ande, Porque a ti he elevado mi alma. Sal.143.9. Líbrame de mis enemigos, oh Jehová; En ti me refugio. Sal.143.10. Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. Sal.143.11. Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; Por tu justicia sacarás mi alma de angustia. Sal.143.12. Y por tu misericordia disiparás a mis enemigos, Y destruirás a todos los adversarios de mi alma, Porque yo soy tu siervo. 1Co.10.13. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. 1Co.10.14. Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. 1Co.10.15. Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. 1Co.10.16. La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 1Co.10.17. Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. 1Co.10.18. Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar? 1Co.10.19. ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos? 1Co.10.20. Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. 1Co.10.21. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. 1Co.10.22. ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él? 1Co.10.23. Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. 1Co.10.24. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. 1Co.10.25. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; 1Co.10.26. porque del Señor es la tierra y su plenitud. 1Co.10.27. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. 1Co.10.28. Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. 1Co.10.29. La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? 1Co.10.30. Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias? 1Co.10.31. Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. 1Co.10.32. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; 1Co.10.33. como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos. 1Pe.2.13. Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, 1Pe.2.14. ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. 1Pe.2.15. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; 1Pe.2.16. como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. 1Pe.2.17. Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey. 1Pe.2.18. Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. 1Pe.2.19. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. 1Pe.2.20. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. 1Pe.2.21. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 1Pe.2.22. el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 1Pe.2.23. quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 1Pe.2.24. quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 1Pe.2.25. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

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