jueves, 2 de enero de 2014

UNO

Gén.11.5. Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Gén.11.6. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Gén.11.7. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Gén.11.8. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Gén.11.9. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel [compárese al hebreo balal, “confundir”], porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra. Jua.10.14. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, Jua.10.15. así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. Jua.10.16. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Jua.10.17. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Jua.10.18. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. Jua.10.19. Volvió a haber disensión entre los judíos por estas palabras. Jua.10.20. Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís? Jua.10.21. Decían otros: Estas palabras no son de endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos? Jua.10.22. Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, Jua.10.23. y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. Jua.10.24. Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jua.10.25. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; Jua.10.26. pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Jua.10.27. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, Jua.10.28. y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Jua.10.29. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Jua.10.30. Yo y el Padre uno somos. Jua.16.32. He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Jua.16.33. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Jua.17.1. Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; Jua.17.2. como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Jua.17.3. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Jua.17.4. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Jua.17.5. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. Jua.17.6. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. Jua.17.7. Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; Jua.17.8. porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Jua.17.9. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, Jua.17.10. y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Jua.17.11. Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. Jua.17.14. Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Jua.17.15. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Jua.17.16. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Jua.17.17. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Jua.17.18. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Jua.17.19. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Jua.17.20. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, Jua.17.21. para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Jua.17.22. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Jua.17.23. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Jua.17.24. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Jua.17.25. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Jua.17.26. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. 1Co.8.5. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), 1Co.8.6. para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. 1Co.8.7. Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina. 1Co.8.8. Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. 1Co.8.9. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. 1Co.8.10. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? 1Co.8.11. Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. 1Co.8.12. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. 1Co.8.13. Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano. Gál.3.13. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), Gál.3.14. para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. Gál.3.15. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Gál.3.16. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Gál.3.17. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Gál.3.18. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. Gál.3.19. Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Gál.3.20. Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. Gál.3.21. ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Gál.3.22. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Gál.3.23. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. Gál.3.24. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Gál.3.25. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, Gál.3.26. pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; Gál.3.27. porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Gál.3.28. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Gál.3.29. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario