viernes, 17 de enero de 2014

LA SILLA

Sal.122.1. Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos. Sal.122.2. Nuestros pies estuvieron Dentro de tus puertas, oh Jerusalén. Sal.122.3. Jerusalén, que se ha edificado Como una ciudad que está bien unida entre sí. Sal.122.4. Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, Conforme al testimonio dado a Israel, Para alabar el nombre de Jehová. Sal.122.5. Porque allá están las sillas del juicio, Los tronos de la casa de David. Sal.122.6. Pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman. Sal.122.7. Sea la paz dentro de tus muros, Y el descanso dentro de tus palacios. Sal.122.8. Por amor de mis hermanos y mis compañeros Diré yo: La paz sea contigo. Sal.122.9. Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios Buscaré tu bien. Mat.23.1. Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: Mat.23.2. En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Mat.23.3. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Mat.23.4. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Mat.23.5. Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; Mat.23.6. y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, Mat.23.7. y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. Mat.23.8. Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Mat.23.9. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Mat.23.10. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. Mat.23.11. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Mat.23.12. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Mar.11.15. Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; Mar.11.16. y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno. Mar.11.17. Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

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