martes, 21 de enero de 2014

LA PISADA

Job.23.1. Respondió Job, y dijo: Job.23.2. Hoy también hablaré con amargura; Porque es más grave mi llaga que mi gemido. Job.23.3. ¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. Job.23.4. Expondría mi causa delante de él, Y llenaría mi boca de argumentos. Job.23.5. Yo sabría lo que él me respondiese, Y entendería lo que me dijera. Job.23.6. ¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza? No; antes él me atendería. Job.23.7. Allí el justo razonaría con él; Y yo escaparía para siempre de mi juez. Job.23.8. He aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; Y al occidente, y no lo percibiré; Job.23.9. Si muestra su poder al norte, yo no lo veré; Al sur se esconderá, y no lo veré. Job.23.10. Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro. Job.23.11. Mis pies han seguido sus pisadas; Guardé su camino, y no me aparté. Job.23.12. Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida. Job.23.13. Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar? Su alma deseó, e hizo. Job.23.14. El, pues, acabará lo que ha determinado de mí; Y muchas cosas como estas hay en él. Job.23.15. Por lo cual yo me espanto en su presencia; Cuando lo considero, tiemblo a causa de él. Job.23.16. Dios ha enervado mi corazón, Y me ha turbado el Omnipotente. Job.23.17. ¿Por qué no fui yo cortado delante de las tinieblas, Ni fue cubierto con oscuridad mi rostro? Sal.77.1. Con mi voz clamé a Dios, A Dios clamé, y él me escuchará. Sal.77.2. Al Señor busqué en el día de mi angustia; Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso; Mi alma rehusaba consuelo. Sal.77.3. Me acordaba de Dios, y me conmovía; Me quejaba, y desmayaba mi espíritu. Selah Sal.77.4. No me dejabas pegar los ojos; Estaba yo quebrantado, y no hablaba. Sal.77.5. Consideraba los días desde el principio, Los años de los siglos. Sal.77.6. Me acordaba de mis cánticos de noche; Meditaba en mi corazón, Y mi espíritu inquiría: Sal.77.7. ¿Desechará el Señor para siempre, Y no volverá más a sernos propicio? Sal.77.8. ¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado perpetuamente su promesa? Sal.77.9. ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades? Selah Sal.77.10. Dije: Enfermedad mía es esta; Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo. Sal.77.11. Me acordaré de las obras de JAH; Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Sal.77.12. Meditaré en todas tus obras, Y hablaré de tus hechos. Sal.77.13. Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? Sal.77.14. Tú eres el Dios que hace maravillas; Hiciste notorio en los pueblos tu poder. Sal.77.15. Con tu brazo redimiste a tu pueblo, A los hijos de Jacob y de José. Selah Sal.77.16. Te vieron las aguas, oh Dios; Las aguas te vieron, y temieron; Los abismos también se estremecieron. Sal.77.17. Las nubes echaron inundaciones de aguas; Tronaron los cielos, Y discurrieron tus rayos. Sal.77.18. La voz de tu trueno estaba en el torbellino; Tus relámpagos alumbraron el mundo; Se estremeció y tembló la tierra. Sal.77.19. En el mar fue tu camino, Y tus sendas en las muchas aguas; Y tus pisadas no fueron conocidas. Sal.77.20. Condujiste a tu pueblo como ovejas Por mano de Moisés y de Aarón. Rom.4.1. ¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Rom.4.2. Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué gloriarse, pero no para con Dios. Rom.4.3. Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Rom.4.4. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; Rom.4.5. mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Rom.4.6. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, Rom.4.7. diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Rom.4.8. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado. Rom.4.9. ¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. Rom.4.10. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. Rom.4.11. Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia; Rom.4.12. y padre de la circuncisión, para los que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham antes de ser circuncidado. 2Co.12.2. Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 2Co.12.3. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 2Co.12.4. que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. 2Co.12.5. De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. 2Co.12.6. Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. 2Co.12.7. Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 2Co.12.8. respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. 2Co.12.9. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 2Co.12.10. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 2Co.12.11. Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos grandes apóstoles, aunque nada soy. 2Co.12.12. Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros. 2Co.12.13. Porque ¿en qué habéis sido menos que las otras iglesias, sino en que yo mismo no os he sido carga? ¡Perdonadme este agravio! 2Co.12.14. He aquí, por tercera vez estoy preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos. 2Co.12.15. Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos. 2Co.12.16. Pero admitiendo esto, que yo no os he sido carga, sino que como soy astuto, os prendí por engaño, 2Co.12.17. ¿acaso os he engañado por alguno de los que he enviado a vosotros? 2Co.12.18. Rogué a Tito, y envié con él al hermano. ¿Os engañó acaso Tito? ¿No hemos procedido con el mismo espíritu y en las mismas pisadas? 2Co.12.19. ¿Pensáis aún que nos disculpamos con vosotros? Delante de Dios en Cristo hablamos; y todo, muy amados, para vuestra edificación. 1Pe.2.21. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 1Pe.2.22. el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 1Pe.2.23. quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 1Pe.2.24. quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 1Pe.2.25. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

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