viernes, 24 de enero de 2014

EL CONSIERVO

Mat.18.21. Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Mat.18.22. Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Mat.18.23. Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Mat.18.24. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Mat.18.25. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Mat.18.26. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mat.18.27. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Mat.18.28. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Mat.18.29. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mat.18.30. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Mat.18.31. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Mat.18.32. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. Mat.18.33. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Mat.18.34. Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Mat.18.35. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. Mat.24.37. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Mat.24.38. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, Mat.24.39. y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Mat.24.40. Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Mat.24.41. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Mat.24.42. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Mat.24.43. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Mat.24.44. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. Mat.24.45. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Mat.24.46. Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. Mat.24.47. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. Mat.24.48. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; Mat.24.49. y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, Mat.24.50. vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, Mat.24.51. y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes. Apo.19.1. Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; Apo.19.2. porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Apo.19.3. Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. Apo.19.4. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! Apo.19.5. Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes. Apo.19.6. Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Apo.19.7. Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Apo.19.8. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Apo.19.9. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Apo.19.10. Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. Apo.19.11. Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Apo.19.12. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Apo.19.13. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Apo.19.14. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. Apo.19.15. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Apo.19.16. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Apo.22.1. Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. Apo.22.2. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Apo.22.3. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, Apo.22.4. y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Apo.22.5. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Apo.22.6. Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. Apo.22.7. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Apo.22.8. Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Apo.22.9. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

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