martes, 28 de enero de 2014

EL RATIFICAR

Sal.119.105. [Nun] Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino. Sal.119.106. Juré y ratifiqué Que guardaré tus justos juicios. Sal.119.107. Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra. Sal.119.108. Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca, Y me enseñes tus juicios. Sal.119.109. Mi vida está de continuo en peligro, Mas no me he olvidado de tu ley. Sal.119.110. Me pusieron lazo los impíos, Pero yo no me desvié de tus mandamientos. Sal.119.111. Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, Porque son el gozo de mi corazón. Sal.119.112. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos De continuo, hasta el fin. Gál.3.15. Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. Gál.3.16. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Gál.3.17. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Gál.3.18. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. Gál.3.19. Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Gál.3.20. Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. Gál.3.21. ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Gál.3.22. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Gál.3.23. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. Gál.3.24. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Gál.3.25. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, Gál.3.26. pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; Gál.3.27. porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Gál.3.28. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Gál.3.29. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

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