sábado, 9 de noviembre de 2013

ACEPCION DE LA PERSONA

Deu.16.19. No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos. Deu.16.20. La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da. Pro.24.23. También estos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno. Pro.24.24. El que dijere al malo: Justo eres, Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones; Pro.24.25. Mas los que lo reprendieren tendrán felicidad, Y sobre ellos vendrá gran bendición. Pro.24.26. Besados serán los labios Del que responde palabras rectas. Luc.20.20. Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador. Luc.20.21. Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad. Luc.20.22. ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? Luc.20.23. Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Luc.20.24. Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. Luc.20.25. Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Hec.10.30. Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, Hec.10.31. y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. Hec.10.32. Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te hablará. Hec.10.33. Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado. Hec.10.34. Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, Hec.10.35. sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. Hec.10.36. Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. Hec.10.37. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: Hec.10.38. cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Hec.10.39. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. Hec.10.40. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; Hec.10.41. no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Hec.10.42. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. Hec.10.43. De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. Hec.10.44. Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Hec.10.45. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Hec.10.46. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Hec.10.47. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Hec.10.48. Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días. Hec.11.1. Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Rom.2.11. porque no hay acepción de personas para con Dios. Rom.2.12. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; Rom.2.13. porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Rom.2.14. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, Rom.2.15. mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, Rom.2.16. en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. Gál.2.6. Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron. Gál.2.7. Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión Gál.2.8. (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), Gál.2.9. y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. Gál.2.10. Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer. Gál.2.11. Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Gál.2.12. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Gál.2.13. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. Gál.2.14. Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? Gál.2.15. Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, Gál.2.16. sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. Efe.6.1. Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Efe.6.2. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; Efe.6.3. para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Efe.6.4. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Efe.6.5. Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; Efe.6.6. no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; Efe.6.7. sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, Efe.6.8. sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Efe.6.9. Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas. Col.3.17. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Col.3.18. Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Col.3.19. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Col.3.20. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. Col.3.21. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. Col.3.22. Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Col.3.23. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; Col.3.24. sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Col.3.25. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas. San.2.1. Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. San.2.2. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, San.2.3. y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; San.2.4. ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? San.2.5. Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? San.2.6. Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? San.2.7. ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? San.2.8. Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; San.2.9. pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. San.2.10. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. San.2.11. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. San.2.12. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. San.2.13. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. 1Pe.1.17. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; 1Pe.1.18. sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 1Pe.1.19. sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 1Pe.1.20. ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 1Pe.1.21. y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. 1Pe.1.22. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; 1Pe.1.23. siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 1Pe.1.24. Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; 1Pe.1.25. Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada. 1Pe.2.1. Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, 1Pe.2.2. desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, 1Pe.2.3. si es que habéis gustado la benignidad del Señor.

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