jueves, 28 de noviembre de 2013

LO GRAVOSO

2Co.11.1. ¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. 2Co.11.2. Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 2Co.11.3. Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 2Co.11.4. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; 2Co.11.5. y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles. 2Co.11.6. Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo hemos demostrado. 2Co.11.7. ¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de Dios de balde? 2Co.11.8. He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros. 2Co.11.9. Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso. 1Te.2.1. Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana; 1Te.2.2. pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición. 1Te.2.3. Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, 1Te.2.4. sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. 1Te.2.5. Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; 1Te.2.6. ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. 1Te.2.7. Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. 1Te.2.8. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. 1Te.2.9. Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios. 1Ju.5.3. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 1Ju.5.4. Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 1Ju.5.5. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? 1Ju.5.6. Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. 1Ju.5.7. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. 1Ju.5.8. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. 1Ju.5.9. Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. 1Ju.5.10. El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. 1Ju.5.11. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. 1Ju.5.12. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. 1Ju.5.13. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. 1Ju.5.14. Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 1Ju.5.15. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. 1Ju.5.16. Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. 1Ju.5.17. Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte. 1Ju.5.18. Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. 1Ju.5.19. Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. 1Ju.5.20. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. 1Ju.5.21. Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario