viernes, 8 de noviembre de 2013

REGAR

Sal.65.9. Visitas la tierra, y la riegas; En gran manera la enriqueces; Con el río de Dios, lleno de aguas, Preparas el grano de ellos, cuando así la dispones. Sal.65.10. Haces que se empapen sus surcos, Haces descender sus canales; La ablandas con lluvias, Bendices sus renuevos. Sal.65.11. Tú coronas el año con tus bienes, Y tus nubes destilan grosura. Sal.65.12. Destilan sobre los pastizales del desierto, Y los collados se ciñen de alegría. Sal.65.13. Se visten de manadas los llanos, Y los valles se cubren de grano; Dan voces de júbilo, y aun cantan. Sal.104.13. Él riega los montes desde sus aposentos; Del fruto de sus obras se sacia la tierra. Sal.104.14. Él hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre, Sacando el pan de la tierra, Sal.104.15. Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre. Sal.104.16. Se llenan de savia los árboles de Jehová, Los cedros del Líbano que él plantó. Sal.104.17. Allí anidan las aves; En las hayas hace su casa la cigüeña. Sal.104.18. Los montes altos para las cabras monteses; Las peñas, madrigueras para los conejos. Sal.104.19. Hizo la luna para los tiempos; El sol conoce su ocaso. Sal.104.20. Pones las tinieblas, y es la noche; En ella corretean todas las bestias de la selva. Sal.104.21. Los leoncillos rugen tras la presa, Y para buscar de Dios su comida. Sal.104.22. Sale el sol, se recogen, Y se echan en sus cuevas. Sal.104.23. Sale el hombre a su labor, Y a su labranza hasta la tarde. Sal.104.24. ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios. Isa.16.4. Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del devastador; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra. Isa.16.5. Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia. Isa.16.6. Hemos oído la soberbia de Moab; muy grandes son su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes. Isa.16.7. Por tanto, aullará Moab, todo él aullará; gemiréis en gran manera abatidos, por las tortas de uvas de Kir-hareset. Isa.16.8. Porque los campos de Hesbón fueron talados, y las vides de Sibma; señores de naciones pisotearon sus generosos sarmientos; habían llegado hasta Jazer, y se habían extendido por el desierto; se extendieron sus plantas, pasaron el mar. Isa.16.9. Por lo cual lamentaré con lloro de Jazer por la viña de Sibma; te regaré con mis lágrimas, oh Hesbón y Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá el grito de guerra. 1Co.3.6. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. 1Co.3.7. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. 1Co.3.8. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. 1Co.3.9. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 1Co.3.10. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 1Co.3.11. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 1Co.3.12. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 1Co.3.13. la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 1Co.3.14. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 1Co.3.15. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. 1Co.3.16. ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 1Co.3.17. Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

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