lunes, 11 de noviembre de 2013

EL INQUIETAR

1Sa.10.1. Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? 1Sa.10.2. Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales te dirán: Las asnas que habías ido a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y está afligido por vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo? 1Sa.10.3. Y luego que de allí sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando uno tres cabritos, otro tres tortas de pan, y el tercero una vasija de vino; 1Sa.10.4. los cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que tomarás de mano de ellos. 1Sa.10.5. Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. 1Sa.10.6. Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. 1Sa.10.7. Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo. 1Sa.10.8. Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer. 1Sa.10.9. Aconteció luego, que al volver él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día. Hec.15.4. Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Hec.15.5. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. Hec.15.6. Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. Hec.15.7. Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Hec.15.8. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santolo mismo que a nosotros; Hec.15.9. y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Hec.15.10. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Hec.15.11. Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. Hec.15.12. Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. Hec.15.13. Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. Hec.15.14. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Hec.15.15. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Hec.15.16. Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, Hec.15.17. Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, Hec.15.18. Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. Hec.15.19. Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, Hec.15.20. sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. Hec.15.21. Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo. 1Te.3.1. Por lo cual, no pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, 1Te.3.2. y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe, 1Te.3.3. a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos. 1Te.3.4. Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis.

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