sábado, 2 de noviembre de 2013

EL SER REVESTIDO

2Co.5.2. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 2Co.5.3. pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 2Co.5.4. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 2Co.5.5. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. 2Co.5.6. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 2Co.5.7. (porque por fe andamos, no por vista); 2Co.5.8. pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. 2Co.5.9. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. 2Co.5.10. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Gál.3.16. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Gál.3.17. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Gál.3.18. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa. Gál.3.19. Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Gál.3.20. Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno. Gál.3.21. ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. Gál.3.22. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Gál.3.23. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. Gál.3.24. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Gál.3.25. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, Gál.3.26. pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; Gál.3.27. porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Col.3.1. Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Col.3.2. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Col.3.3. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Col.3.4. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Col.3.5. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; Col.3.6. cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, Col.3.7. en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Col.3.8. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. Col.3.9. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, Col.3.10. y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, Col.3.11. donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.

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