viernes, 29 de noviembre de 2013

EL ABRIGO

Sal.91.1. El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Sal.91.2. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. Sal.91.3. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Sal.91.4. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. Sal.91.5. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Sal.91.6. Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Sal.91.7. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. Sal.91.8. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. Sal.91.9. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, Sal.91.10. No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Sal.91.11. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. Sal.91.12. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. Sal.91.13. Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. Sal.91.14. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Sal.91.15. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Sal.91.16. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación. Isa.4.2. En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel. Isa.4.3. Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes, Isa.4.4. cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación. Isa.4.5. Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel, Isa.4.6. y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero. 1Ti.6.6. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 1Ti.6.7. porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. 1Ti.6.8. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. 1Ti.6.9. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 1Ti.6.10. porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 1Ti.6.11. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 1Ti.6.12. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. 1Ti.6.13. Te mando delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, 1Ti.6.14. que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, 1Ti.6.15. la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, 1Ti.6.16. el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén. 1Ti.6.17. A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 1Ti.6.18. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 1Ti.6.19. atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna. 1Ti.6.20. Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, 1Ti.6.21. la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.

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