martes, 19 de noviembre de 2013

EL LECHO

Job.7.13. Cuando digo: Me consolará mi lecho, Mi cama atenuará mis quejas; Job.7.14. Entonces me asustas con sueños, Y me aterras con visiones. Sal.6.2. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. Sal.6.3. Mi alma también está muy turbada; Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? Sal.6.4. Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericordia. Sal.6.5. Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, ¿quién te alabará? Sal.6.6. Me he consumido a fuerza de gemir; Todas las noches inundo de llanto mi lecho, Riego mi cama con mis lágrimas. Sal.6.7. Mis ojos están gastados de sufrir; Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores. Isa.57.1. Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo. Isa.57.2. Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de Dios. Luc.5.17. Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Luc.5.18. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él. Luc.5.19. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Luc.5.20. Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Jua.5.1. Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Jua.5.2. Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. Jua.5.3. En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Jua.5.4. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Jua.5.5. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Jua.5.6. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Jua.5.7. Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jua.5.8. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Jua.5.9. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. Heb.13.4. Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. Heb.13.5. Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; Heb.13.6. de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.

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