sábado, 9 de noviembre de 2013

OFENDER

Hab.1.6. Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas. Hab.1.7. Formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad. Hab.1.8. Sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos, y sus jinetes se multiplicarán; vendrán de lejos sus jinetes, y volarán como águilas que se apresuran a devorar. Hab.1.9. Toda ella vendrá a la presa; el terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena. Hab.1.10. Escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén y la tomará. Hab.1.11. Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios. Mat.17.24. Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? Mat.17.25. Él dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Mat.17.26. Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Mat.17.27. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero [moneda correspondiente a cuatro dracmas]; tómalo, y dáselo por mí y por ti. Jua.6.47. De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Jua.6.48. Yo soy el pan de vida. Jua.6.49. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Jua.6.50. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Jua.6.51. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Jua.6.52. Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jua.6.53. Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. Jua.6.54. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Jua.6.55. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. Jua.6.56. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Jua.6.57. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Jua.6.58. Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. Jua.6.59. Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum. Jua.6.60. Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? Jua.6.61. Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? Jua.6.62. ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? Jua.6.63. El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. San.2.1. Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. San.2.2. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, San.2.3. y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; San.2.4. ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? San.2.5. Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? San.2.6. Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? San.2.7. ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? San.2.8. Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; San.2.9. pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. San.2.10. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. San.2.11. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.

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