sábado, 14 de diciembre de 2013

EL CONSERVAR

Deu.6.24. Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy. Deu.6.25. Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado. Sal.36.5. Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia, Y tu fidelidad alcanza hasta las nubes. Sal.36.6. Tu justicia es como los montes de Dios, Tus juicios, abismo grande. Oh Jehová, al hombre y al animal conservas. Sal.36.7. ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. Sal.36.8. Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias. Sal.36.9. Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz. Pro.4.5. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; Pro.4.6. No la dejes, y ella te guardará; Amala, y te conservará. Pro.4.7. Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. Pro.4.8. Engrandécela, y ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. Pro.4.9. Adorno de gracia dará a tu cabeza; Corona de hermosura te entregará. Ecl.2.1. Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. Ecl.2.2. A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? Ecl.2.3. Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. Ecl.2.4. Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; Ecl.2.5. me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. Ecl.2.6. Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. Ecl.2.7. Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Ecl.2.8. Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. Ecl.2.9. Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. Ecl.2.10. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. Ecl.2.11. Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. Luc.5.36. Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Luc.5.37. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Luc.5.38. Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan. Luc.5.39. Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor. Jud.1.3. Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Jud.1.4. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Jud.1.5. Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. Jud.1.6. Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; Jud.1.7. como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno. Jud.1.8. No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores. Jud.1.9. Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. Jud.1.10. Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales. Jud.1.11. ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. Jud.1.12. Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; Jud.1.13. fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. Jud.1.14. De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, Jud.1.15. para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él. Jud.1.16. Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho. Jud.1.17. Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; Jud.1.18. los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Jud.1.19. Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. Jud.1.20. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, Jud.1.21. conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario