domingo, 29 de diciembre de 2013

LA CERTIDUMBRE

Pro.22.20. ¿No te he escrito tres veces En consejos y en ciencia, Pro.22.21. Para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad, A fin de que vuelvas a llevar palabras de verdad a los que te enviaron? Pro.22.22. No robes al pobre, porque es pobre, Ni quebrantes en la puerta al afligido; Pro.22.23. Porque Jehová juzgará la causa de ellos, Y despojará el alma de aquellos que los despojaren. Pro.22.24. No te entremetas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos, Pro.22.25. No sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma. Pro.22.26. No seas de aquellos que se comprometen, Ni de los que salen por fiadores de deudas. Pro.22.27. Si no tuvieres para pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti? Pro.22.28. No traspases los linderos antiguos Que pusieron tus padres. Pro.22.29. ¿Has visto hombre solícito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja condición. 1Te.1.4. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; 1Te.1.5. pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. 1Te.1.6. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo, 1Te.1.7. de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído. 1Te.1.8. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; 1Te.1.9. porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, 1Te.1.10. y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. 1Te.2.1. Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana; 1Te.2.2. pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición. 1Te.2.3. Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, 1Te.2.4. sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. 1Te.2.5. Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; 1Te.2.6. ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. 1Te.2.7. Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. 1Te.2.8. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. 1Te.2.9. Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios. 1Te.2.10. Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes; 1Te.2.11. así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, 1Te.2.12. y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria. Heb.10.1. Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. Heb.10.2. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Heb.10.3. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; Heb.10.4. porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Heb.10.5. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Heb.10.6. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Heb.10.7. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí. Heb.10.8. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), Heb.10.9. y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. Heb.10.10. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Heb.10.11. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; Heb.10.12. pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, Heb.10.13. de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; Heb.10.14. porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Heb.10.15. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Heb.10.16. Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, Heb.10.17. añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Heb.10.18. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. Heb.10.19. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, Heb.10.20. por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, Heb.10.21. y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, Heb.10.22. acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario