lunes, 9 de diciembre de 2013

LA EDAD

Sal.90.3. Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, Y dices: Convertíos, hijos de los hombres. Sal.90.4. Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche. Sal.90.5. Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, Como la hierba que crece en la mañana. Sal.90.6. En la mañana florece y crece; A la tarde es cortada, y se seca. Sal.90.7. Porque con tu furor somos consumidos, Y con tu ira somos turbados. Sal.90.8. Pusiste nuestras maldades delante de ti, Nuestros yerros a la luz de tu rostro. Sal.90.9. Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; Acabamos nuestros años como un pensamiento. Sal.90.10. Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos. Jua.9.1. Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Jua.9.2. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Jua.9.3. Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Jua.9.4. Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Jua.9.5. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. Jua.9.6. Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, Jua.9.7. y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Jua.9.8. Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Jua.9.9. Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. El decía: Yo soy. Jua.9.10. Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? Jua.9.11. Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. Jua.9.12. Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: No sé. Jua.9.13. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Jua.9.14. Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos. Jua.9.15. Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. Él les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo. Jua.9.16. Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales? Y había disensión entre ellos. Jua.9.17. Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo: Que es profeta. Jua.9.18. Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, Jua.9.19. y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora? Jua.9.20. Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego; Jua.9.21. pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo. Jua.9.22. Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. Jua.9.23. Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él. Jua.9.24. Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. Jua.9.25. Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. Jua.9.26. Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? Jua.9.27. Él les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? Jua.9.28. Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés somos. Jua.9.29. Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos de dónde sea. Jua.9.30. Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. Jua.9.31. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. Jua.9.32. Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego. Jua.9.33. Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer. Jua.9.34. Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron. Jua.9.35. Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? Jua.9.36. Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? Jua.9.37. Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es. Jua.9.38. Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. 1Co.7.25. En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. 1Co.7.26. Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está. 1Co.7.27. ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte. 1Co.7.28. Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar. 1Co.7.29. Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; 1Co.7.30. y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; 1Co.7.31. y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa. 1Co.7.32. Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; 1Co.7.33. pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. 1Co.7.34. Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 1Co.7.35. Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor. 1Co.7.36. Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case. 1Co.7.37. Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace. 1Co.7.38. De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor. Efe.3.8. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, Efe.3.9. y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; Efe.3.10. para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, Efe.3.11. conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, Efe.3.12. en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él; Efe.3.13. por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria. Efe.3.14. Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Efe.3.15. de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, Efe.3.16. para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; Efe.3.17. para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, Efe.3.18. seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, Efe.3.19. y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Efe.3.20. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, Efe.3.21. a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario