lunes, 23 de diciembre de 2013

EL SER OBEDIENTE

Zac.6.9. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Zac.6.10. Toma de los del cautiverio a Heldai, a Tobías y a Jedaías, los cuales volvieron de Babilonia; e irás tú en aquel día, y entrarás en casa de Josías hijo de Sofonías. Zac.6.11. Tomarás, pues, plata y oro, y harás coronas, y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac. Zac.6.12. Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová. Zac.6.13. Él edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos. Zac.6.14. Las coronas servirán a Helem, a Tobías, a Jedaías y a Hen hijo de Sofonías, como memoria en el templo de Jehová. Zac.6.15. Y los que están lejos vendrán y ayudarán a edificar el templo de Jehová, y conoceréis que Jehová de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Y esto sucederá si oyereis obedientes la voz de Jehová vuestro Dios. 2Co.2.1. Esto, pues, determiné para conmigo, no ir otra vez a vosotros con tristeza. 2Co.2.2. Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegre, sino aquel a quien yo contristé? 2Co.2.3. Y esto mismo os escribí, para que cuando llegue no tenga tristeza de parte de aquellos de quienes me debiera gozar; confiando en vosotros todos que mi gozo es el de todos vosotros. 2Co.2.4. Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas, no para que fueseis contristados, sino para que supieseis cuán grande es el amor que os tengo. 2Co.2.5. Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. 2Co.2.6. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; 2Co.2.7. así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. 2Co.2.8. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. 2Co.2.9. Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Fil.2.1. Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, Fil.2.2. completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Fil.2.3. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; Fil.2.4. no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Fil.2.5. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, Fil.2.6. el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, Fil.2.7. sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; Fil.2.8. y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 1Pe.1.13. Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 1Pe.1.14. como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 1Pe.1.15. sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 1Pe.1.16. porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 1Pe.1.17. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; 1Pe.1.18. sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 1Pe.1.19. sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 1Pe.1.20. ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 1Pe.1.21. y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. 1Pe.1.22. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; 1Pe.1.23. siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

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