miércoles, 4 de diciembre de 2013

EL UNGUENTO

Job.41.1. ¿Sacarás tú al leviatán con anzuelo, O con cuerda que le eches en su lengua? Job.41.2. ¿Pondrás tú soga en sus narices, Y horadarás con garfio su quijada? Job.41.3. ¿Multiplicará él ruegos para contigo? ¿Te hablará él lisonjas? Job.41.4. ¿Hará pacto contigo Para que lo tomes por siervo perpetuo? Job.41.5. ¿Jugarás con él como con pájaro, O lo atarás para tus niñas? Job.41.6. ¿Harán de él banquete los compañeros? ¿Lo repartirán entre los mercaderes? Job.41.7. ¿Cortarás tú con cuchillo su piel, O con arpón de pescadores su cabeza? Job.41.8. Pon tu mano sobre él; Te acordarás de la batalla, y nunca más volverás. Job.41.9. He aquí que la esperanza acerca de él será burlada, Porque aun a su sola vista se desmayarán. Job.41.10. Nadie hay tan osado que lo despierte; ¿Quién, pues, podrá estar delante de mí? Job.41.11. ¿Quién me ha dado a mí primero, para que yo restituya? Todo lo que hay debajo del cielo es mío. Job.41.12. No guardaré silencio sobre sus miembros, Ni sobre sus fuerzas y la gracia de su disposición. Job.41.13. ¿Quién descubrirá la delantera de su vestidura? ¿Quién se acercará a él con su freno doble? Job.41.14. ¿Quién abrirá las puertas de su rostro? Las hileras de sus dientes espantan. Job.41.15. La gloria de su vestido son escudos fuertes, Cerrados entre sí estrechamente. Job.41.16. Él uno se junta con el otro, Que viento no entra entre ellos. Job.41.17. Pegado está el uno con el otro; Están trabados entre sí, que no se pueden apartar. Job.41.18. Con sus estornudos enciende lumbre, Y sus ojos son como los párpados del alba. Job.41.19. De su boca salen hachones de fuego; Centellas de fuego proceden. Job.41.20. De sus narices sale humo, Como de una olla o caldero que hierve. Job.41.21. Su aliento enciende los carbones, Y de su boca sale llama. Job.41.22. En su cerviz está la fuerza, Y delante de él se esparce el desaliento. Job.41.23. Las partes más flojas de su carne están endurecidas; Están en él firmes, y no se mueven. Job.41.24. Su corazón es firme como una piedra, Y fuerte como la muela de abajo. Job.41.25. De su grandeza tienen temor los fuertes, Y a causa de su desfallecimiento hacen por purificarse. Job.41.26. Cuando alguno lo alcanzare, Ni espada, ni lanza, ni dardo, ni coselete durará. Job.41.27. Estima como paja el hierro, Y el bronce como leño podrido. Job.41.28. Saeta no le hace huir; Las piedras de honda le son como paja. Job.41.29. Tiene toda arma por hojarasca, Y del blandir de la jabalina se burla. Job.41.30. Por debajo tiene agudas conchas; Imprime su agudez en el suelo. Job.41.31. Hace hervir como una olla el mar profundo, Y lo vuelve como una olla de ungüento. Job.41.32. En pos de sí hace resplandecer la senda, Que parece que el abismo es cano. Job.41.33. No hay sobre la tierra quien se le parezca; Animal hecho exento de temor. Job.41.34. Menosprecia toda cosa alta; Es rey sobre todos los soberbios. Pro.27.9. El ungüento y el perfume alegran el corazón, Y el cordial consejo del amigo, al hombre. Ecl.7.1. Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento. Ecl.9.7. Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios. Ecl.9.8. En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. Ecl.9.9. Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. Ecl.9.10. Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría Luc.23.50. Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo. Luc.23.51. Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos, Luc.23.52. fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Luc.23.53. Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie. Luc.23.54. Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. Luc.23.55. Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Luc.23.56. Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento. Luc.24.1. El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Luc.24.2. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; Luc.24.3. y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Luc.24.4. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; Luc.24.5. y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? Luc.24.6. No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, Luc.24.7. diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. Luc.24.8. Entonces ellas se acordaron de sus palabras, Luc.24.9. y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. Luc.24.10. Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. Luc.24.11. Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. Luc.24.12. Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario