miércoles, 18 de diciembre de 2013

MAJESTAD

Job.40.6. Respondió Jehová a Job desde el torbellino, y dijo: Job.40.7. Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás. Job.40.8. ¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú? Job.40.9. ¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Y truenas con voz como la suya? Job.40.10. Adórnate ahora de majestad y de alteza, Y vístete de honra y de hermosura. Dan.4.34. Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Dan.4.35. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? Dan.4.36. En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida. Dan.4.37. Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia. Heb.1.1. Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, Heb.1.2. en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; Heb.1.3. el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, Heb.1.4. hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. Heb.1.5. Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo? Heb.1.6. Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios. Heb.1.7. Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego. Heb.1.8. Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino. Heb.1.9. Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Heb.1.10. Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos. Heb.1.11. Ellos perecerán, mas tú permaneces; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura, Heb.1.12. Y como un vestido los envolverás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán. Heb.1.13. Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Heb.1.14. ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? Heb.2.1. Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Heb.2.2. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, Heb.2.3. ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, Heb.2.4. testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. 2Pe.1.16. Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 2Pe.1.17. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 2Pe.1.18. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. 2Pe.1.19. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 2Pe.1.20. entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 2Pe.1.21. porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. Jud.1.20. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, Jud.1.21. conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. Jud.1.22. A algunos que dudan, convencedlos. Jud.1.23. A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne. Jud.1.24. Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, Jud.1.25. al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.

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