viernes, 20 de diciembre de 2013

EL VENENO

Sal.58.1. Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres? Sal.58.2. Antes en el corazón maquináis iniquidades; Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra. Sal.58.3. Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Sal.58.4. Veneno tienen como veneno de serpiente; Son como el áspid sordo que cierra su oído, Sal.58.5. Que no oye la voz de los que encantan, Por más hábil que el encantador sea. Sal.58.6. Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos. Sal.58.7. Sean disipados como aguas que corren; Cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos. Sal.58.8. Pasen ellos como el caracol que se deslíe; Como el que nace muerto, no vean el sol. Sal.58.9. Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos, Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad. Sal.58.10. Se alegrará el justo cuando viere la venganza; Sus pies lavará en la sangre del impío. Sal.58.11. Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra. Sal.140.1. Líbrame, oh Jehová, del hombre malo; Guárdame de hombres violentos, Sal.140.2. Los cuales maquinan males en el corazón, Cada día urden contiendas. Sal.140.3. Aguzaron su lengua como la serpiente; Veneno de áspid hay debajo de sus labios. Selah Sal.140.4. Guárdame, oh Jehová, de manos del impío; Líbrame de hombres injuriosos, Que han pensado trastornar mis pasos. Sal.140.5. Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios; Han tendido red junto a la senda; Me han puesto lazos. Selah Sal.140.6. He dicho a Jehová: Dios mío eres tú; Escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos. Sal.140.7. Jehová Señor, potente salvador mío, Tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla. Sal.140.8. No concedas, oh Jehová, al impío sus deseos; No saques adelante su pensamiento, para que no se ensoberbezca. Selah Sal.140.9. En cuanto a los que por todas partes me rodean, La maldad de sus propios labios cubrirá su cabeza. Sal.140.10. Caerán sobre ellos brasas; Serán echados en el fuego, En abismos profundos de donde no salgan. Sal.140.11. El hombre deslenguado no será firme en la tierra; El mal cazará al hombre injusto para derribarle. Sal.140.12. Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, Y el derecho de los necesitados. Sal.140.13. Ciertamente los justos alabarán tu nombre; Los rectos morarán en tu presencia. San.3.2. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. San.3.3. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. San.3.4. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. San.3.5. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! San.3.6. Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. San.3.7. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; San.3.8. pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. San.3.9. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. San.3.10. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. San.3.11. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? San.3.12. Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

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