jueves, 19 de diciembre de 2013

EL MEDICO

2Cr.16.7. En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. 2Cr.16.8. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. 2Cr.16.9. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti. 2Cr.16.10. Entonces se enojó Asa contra el vidente, lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo. 2Cr.16.11. Mas he aquí, los hechos de Asa, primeros y postreros, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 2Cr.16.12. En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos. 2Cr.16.13. Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado. 2Cr.16.14. Y lo sepultaron en los sepulcros que él había hecho para sí en la ciudad de David; y lo pusieron en un ataúd, el cual llenaron de perfumes y diversas especies aromáticas, preparadas por expertos perfumistas; e hicieron un gran fuego en su honor. Job.13.3. Mas yo hablaría con el Todopoderoso, Y querría razonar con Dios. Job.13.4. Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; Sois todos vosotros médicos nulos. Job.13.5. Ojalá callarais por completo, Porque esto os fuera sabiduría. Jer.8.14. ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová. Jer.8.15. Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y he aquí turbación. Jer.8.16. Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a los moradores de ella. Jer.8.17. Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento, y os morderán, dice Jehová. Jer.8.18. A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí. Jer.8.19. He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas? Jer.8.20. Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. Jer.8.21. Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado. Jer.8.22. ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo? Mat.9.1. Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad. Mat.9.2. Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. Mat.9.3. Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema. Mat.9.4. Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Mat.9.5. Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Mat.9.6. Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. Mat.9.7. Entonces él se levantó y se fue a su casa. Mat.9.8. Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres. Mat.9.9. Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió. Mat.9.10. Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Mat.9.11. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Porqué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Mat.9.12. Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Mat.9.13. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario