domingo, 22 de diciembre de 2013

LIGERO

2Sa.2.18. Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai y Asael. Este Asael era ligero de pies como una gacela del campo. 2Sa.2.19. Y siguió Asael tras de Abner, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda. 2Sa.2.20. Y miró atrás Abner, y dijo: ¿No eres tú Asael? Y él respondió: Sí. 2Sa.2.21. Entonces Abner le dijo: Apártate a la derecha o a la izquierda, y echa mano de alguno de los hombres, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él. 2Sa.2.22. Y Abner volvió a decir a Asael: Apártate de en pos de mí; ¿por qué he de herirte hasta derribarte? ¿Cómo levantaría yo entonces mi rostro delante de Joab tu hermano? 2Sa.2.23. Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por la espalda, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se detenían. 2Sa.2.18. Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai y Asael. Este Asael era ligero de pies como una gacela del campo. 2Sa.2.19. Y siguió Asael tras de Abner, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda. 2Sa.2.20. Y miró atrás Abner, y dijo: ¿No eres tú Asael? Y él respondió: Sí. 2Sa.2.21. Entonces Abner le dijo: Apártate a la derecha o a la izquierda, y echa mano de alguno de los hombres, y toma para ti sus despojos. Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él. 2Sa.2.22. Y Abner volvió a decir a Asael: Apártate de en pos de mí; ¿por qué he de herirte hasta derribarte? ¿Cómo levantaría yo entonces mi rostro delante de Joab tu hermano? 2Sa.2.23. Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por la espalda, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se detenían. Pro.29.20. ¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él. Pro.29.19. El siervo no se corrige con palabras; Porque entiende, mas no hace caso. Amó.2.9. Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo. Amó.2.10. Y a vosotros os hice subir de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para que entraseis en posesión de la tierra del amorreo. Amó.2.11. Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice Jehová, hijos de Israel? Amó.2.12. Mas vosotros disteis de beber vino a los nazareos, y a los profetas mandasteis diciendo: No profeticéis. Amó.2.13. Pues he aquí, yo os apretaré en vuestro lugar, como se aprieta el carro lleno de gavillas; Amó.2.14. y el ligero no podrá huir, y al fuerte no le ayudará su fuerza, ni el valiente librará su vida. Amó.2.15. El que maneja el arco no resistirá, ni escapará el ligero de pies, ni el que cabalga en caballo salvará su vida. Amó.2.16. El esforzado de entre los valientes huirá desnudo aquel día, dice Jehová. Mat.11.25. En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Mat.11.26. Sí, Padre, porque así te agradó. Mat.11.27. Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar. Mat.11.28. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mat.11.29. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; Mat.11.30. porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

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