viernes, 20 de septiembre de 2013

CUAL ES NUESTRA CONCIENCIA?

Sal.16.7. Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia. Jua.8.3. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, Jua.8.4. le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Jua.8.5. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Jua.8.6. Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Jua.8.7. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Jua.8.8. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Jua.8.9. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Jua.8.10. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Jua.8.11. Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. Hec.23.1. Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy. Rom.2.12. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; Rom.2.13. porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Rom.2.14. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, Rom.2.15. mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, Rom.2.16. en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. Rom.13.2. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Rom.13.3. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; Rom.13.4. porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Rom.13.5. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Rom.13.6. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Rom.13.7. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Rom.13.8. No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 1Co.8.6. para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él. 1Co.8.7. Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina. 1Co.8.8. Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. 1Co.8.9. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. 1Co.8.10. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? 1Co.8.11. Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. 1Co.8.12. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. 1Co.8.13. Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano. 1Co.10.25. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; 1Co.10.26. porque del Señor es la tierra y su plenitud. 1Co.10.27. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. 1Co.10.28. Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. 1Co.10.29. La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? 1Co.10.30. Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias? 1Co.10.31. Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. 1Co.10.32. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; 1Ti.1.5. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, 1Ti.1.6. de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, 1Ti.1.7. queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman. 1Ti.1.8. Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; 1Ti.1.9. conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 1Ti.1.10. para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, 1Ti.1.18. Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, 1Ti.1.19. manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, 1Ti.1.20. de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar. 1Ti.4.1. Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 1Ti.4.2. por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 1Ti.4.3. prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. 1Ti.4.4. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; 1Ti.4.5. porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. 1Ti.4.6. Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. Tit.1.15. Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Tit.1.16. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra. Heb.9.13. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, Heb.9.14. ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Heb.9.15. Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto [o, testamento], para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Heb.13.15. Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Heb.13.16. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. Heb.13.17. Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. Heb.13.18. Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo. 1Pe.2.18. Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. 1Pe.2.19. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. 1Pe.2.20. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. 1Pe.2.21. Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 1Pe.2.22. el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 1Pe.2.23. quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 1Pe.3.14. Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, 1Pe.3.15. sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; 1Pe.3.16. teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. 1Pe.3.17. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 1Pe.3.21. El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, 1Pe.3.22. quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.

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