lunes, 30 de septiembre de 2013

EL HOMBRE

Gén.1.26. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Gén.1.27. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Gén.1.28. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Gén.1.29. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Gén.1.30. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. Job.7.17. ¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y para que pongas sobre él tu corazón, Job.7.18. Y lo visites todas las mañanas, Y todos los momentos lo pruebes? Sal.56.4. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? Sal.60.11. Danos socorro contra el enemigo, Porque vana es la ayuda de los hombres. Sal.90.2. Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios. Sal.90.3. Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, Y dices: Convertíos, hijos de los hombres. Sal.90.4. Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche. Sal.90.5. Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, Como la hierba que crece en la mañana. Sal.90.6. En la mañana florece y crece; A la tarde es cortada, y se seca. Sal.90.7. Porque con tu furor somos consumidos, Y con tu ira somos turbados. Sal.90.8. Pusiste nuestras maldades delante de ti, Nuestros yerros a la luz de tu rostro. Sal.90.9. Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; Acabamos nuestros años como un pensamiento. Sal.90.10. Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos. Sal.90.11. ¿Quién conoce el poder de tu ira, Y tu indignación según que debes ser temido? Sal.90.12. Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría. Isa.45.12. Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. Isa.45.13. Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos. Jer.10.23. Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos. Jer.17.5. Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Jer.17.6. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Jer.17.7. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Jer.17.8. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Mat.4.4. Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mat.16.13. Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Mat.16.14. Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Mat.16.15. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Mat.16.16. Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Mat.18.7. ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Mar.2.27. También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Mar.2.28. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. Jua.10.32. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Jua.10.33. Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Jua.10.34. Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Jua.10.35. Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), Jua.10.36. ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? Rom.1.26. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, Rom.1.27. y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Rom.1.28. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; Rom.1.29. estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; Rom.1.30. murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, Rom.1.31. necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; Rom.1.32. quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Rom.2.1. Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Rom.2.2. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. Rom.2.3. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? Rom.2.4. ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Rom.2.5. Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, Rom.2.6. el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: Rom.2.7. vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, Rom.2.8. pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; Rom.2.9. tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, Rom.2.10. pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; Rom.2.11. porque no hay acepción de personas para con Dios. Rom.2.12. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; Rom.2.13. porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Rom.5.8. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Rom.5.9. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Rom.5.10. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Rom.5.11. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación. Rom.5.12. Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. 1Co.2.10. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 1Co.2.11. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 1Co.2.12. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 1Co.2.13. lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 1Co.2.14. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1Co.2.15. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 1Co.2.16. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. 1Co.3.20. Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos. 1Co.3.21. Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro: 1Co.15.21. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 1Co.15.22. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 1Co.15.23. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Fil.2.5. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, Fil.2.6. el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, Fil.2.7. sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; Fil.2.8. y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Fil.2.9. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, Fil.2.10. para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; Fil.2.11. y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 1Te.2.3. Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, 1Te.2.4. sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones. 1Ti.2.5. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 1Ti.2.6. el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1Ti.6.11. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 1Ti.6.12. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. 2Ti.3.16. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 2Ti.3.17. a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Heb.2.6. pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, O el hijo del hombre, para que le visites? Heb.2.7. Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; Heb.2.8. Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. Heb.2.9. Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Heb.2.10. Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. Heb.2.11. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, Heb.2.12. diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la congregación te alabaré. Heb.9.27. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, Heb.9.28. así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

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