sábado, 21 de septiembre de 2013

QUE HAY EN NUESTRA MENTE ?

Jer.17.7. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Jer.17.8. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Jer.17.9. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Jer.17.10. Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jer.31.33. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Jer.31.34. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. Mat.22.36. Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Mat.22.37. Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Mat.22.38. Este es el primero y grande mandamiento. Mat.22.39. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mat.22.40. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. ¿De quién es hijo el Cristo? Rom.1.17. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Rom.1.18. Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; Rom.1.19. porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Rom.1.20. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Rom.1.21. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Rom.1.22. Profesando ser sabios, se hicieron necios, Rom.1.23. y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Rom.1.24. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, Rom.1.25. ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Rom.1.26. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, Rom.1.27. y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Rom.1.28. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; Rom.1.29. estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; Rom.1.30. murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, Rom.1.31. necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; Rom.1.32. quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Rom.7.21. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Rom.7.22. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; Rom.7.23. pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. Rom.7.24. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Rom.7.25. Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. Rom.11.30. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, Rom.11.31. así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Rom.11.32. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. Rom.11.33. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Rom.11.34. Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? Rom.11.35. ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Rom.11.36. Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. Rom.14.1. Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Rom.14.2. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. Rom.14.3. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. Rom.14.4. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Rom.14.5. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. Rom.14.6. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Rom.14.7. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Rom.14.8. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 1Co.2.9. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 1Co.2.10. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. 1Co.2.11. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 1Co.2.12. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 1Co.2.13. lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 1Co.2.14. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1Co.2.15. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 1Co.2.16. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. Efe.4.11. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, Efe.4.12. a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, Efe.4.13. hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; Efe.4.14. para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, Efe.4.15. sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, Efe.4.16. de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. Efe.4.17. Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, Efe.4.18. teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; Efe.4.19. los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Efe.4.20. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, Efe.4.21. si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. Efe.4.22. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, Efe.4.23. y renovaos en el espíritu de vuestra mente, Efe.4.24. y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Tit.1.15. Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Tit.1.16. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra. Heb.10.16. Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, Heb.10.17. añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Heb.10.18. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.

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