viernes, 20 de septiembre de 2013

EL SER AMADO

Sal.127.1. Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Sal.127.2. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño. Can.1.13. Mi amado es para mí un manojito de mirra, Que reposa entre mis pechos. Can.1.14. Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi Es para mí mi amado. Can.2.3. Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar. Can.2.4. Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor. Can.2.16. Mi amado es mío, y yo suya; El apacienta entre lirios. Can.6.1. ¿A dónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿A dónde se apartó tu amado, Y lo buscaremos contigo? Can.6.2. Mi amado descendió a su huerto, a las eras de las especias, Para apacentar en los huertos, y para recoger los lirios. Can.6.3. Yo soy de mi amado, y mi amado es mío; El apacienta entre los lirios. Mat.3.15. Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Mat.3.16. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Mat.3.17. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mat.17.5. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Rom.9.25. Como también en Oseas dice: Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, Y a la no amada, amada. Rom.9.26. Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, Allí serán llamados hijos del Dios viviente. Rom.11.28. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Rom.11.29. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Efe.1.4. según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, Efe.1.5. en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, Efe.1.6. para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, Efe.1.7. en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, Efe.1.8. que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, Efe.1.9. dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo, Efe.1.10. de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. 1Ti.6.1. Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. 1Ti.6.2. Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta. 2Ti.1.2. a Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor. 2Ti.1.3. Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; 2Ti.1.4. deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; 2Ti.1.5. trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. 2Ti.1.6. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 2Ti.1.7. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2Ti.1.8. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, 2Ti.1.9. quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, 2Ti.1.10. pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, 2Pe.1.16. Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 2Pe.1.17. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 2Pe.1.18. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. 2Pe.1.19. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; 2Pe.1.20. entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 2Pe.1.21. porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. 1Ju.3.1. Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 1Ju.3.2. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 1Ju.3.3. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. Jud.1.20. Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, Jud.1.21. conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.

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