lunes, 2 de septiembre de 2013

EL RESISTIR

Mat.5.39. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; Mat.5.40. y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; Mat.5.41. y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Mat.5.42. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Mat.5.43. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Mat.5.44. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; Mat.5.45. para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Mat.5.46. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Mat.5.47. Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Mat.5.48. Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Luc.21.12. Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Luc.21.13. Y esto os será ocasión para dar testimonio. Luc.21.14. Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; Luc.21.15. porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan. Rom.13.1. Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. Rom.13.2. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Rom.13.3. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; Rom.13.4. porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Rom.13.5. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 1Co.10.13. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. 1Co.10.14. Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. Efe.6.11. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Efe.6.12. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Efe.6.13. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Efe.6.14. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, Efe.6.15. y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Efe.6.16. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Efe.6.17. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; Efe.6.18. orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 2Ti.3.2. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 2Ti.3.3. sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 2Ti.3.4. traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 2Ti.3.5. que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 2Ti.3.6. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. 2Ti.3.7. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. 2Ti.3.8. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 2Ti.3.9. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos. Heb.12.2. puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Heb.12.3. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Heb.12.4. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; Heb.12.5. y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Heb.12.6. Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Heb.12.7. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Heb.12.8. Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Heb.12.9. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Heb.12.10. Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Heb.12.11. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Heb.12.12. Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; Heb.12.13. y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. Heb.12.14. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. San.1.12. Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. San.1.13. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; San.1.14. sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. San.1.15. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. San.1.16. Amados hermanos míos, no erréis. San.1.17. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. San.1.18. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas. San.1.19. Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; San.1.20. porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. San.1.21. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. San.1.22. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. San.1.23. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. San.1.24. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. San.1.25. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. San.4.5. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? San.4.6. Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. San.4.7. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. San.4.8. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. San.4.9. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. San.4.10. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. San.4.11. Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. San.4.12. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro? 1Pe.5.6. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; 1Pe.5.7. echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. 1Pe.5.8. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 1Pe.5.9. al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 1Pe.5.10. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 1Pe.5.11. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario