domingo, 20 de octubre de 2013

DE QUIEN SE DEJA ACONSEJAR ?

Éxo.18.17. Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces. Éxo.18.18. Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. Éxo.18.19. Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios. Éxo.18.20. Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. Éxo.18.21. Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Éxo.18.22. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo. Éxo.18.23. Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar. Éxo.18.24. Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo. 1Re.12.6. Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían estado delante de Salomón su padre cuando vivía, y dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo? 1Re.12.7. Y ellos le hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre. 1Re.12.8. Pero él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él. 1Re.12.9. Y les dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros? 1Re.12.10. Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron diciendo: Así hablarás a este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminúyenos algo; así les hablarás: El menor dedo de los míos es más grueso que los lomos de mi padre. 1Re.12.11. Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones. Sal.16.7. Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia. Sal.16.8. A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Sal.16.9. Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente; Sal.16.10. Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción. Sal.16.11. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre. Ecl.8.2. Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. Ecl.8.3. No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere. Ecl.8.4. Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces? Isa.40.12. ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? Isa.40.13. ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? Isa.40.14. ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? Isa.40.15. He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. Isa.40.16. Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. Isa.40.17. Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es. Isa.40.18. ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis? Isa.40.19. El artífice prepara la imagen de talla, el platero le extiende el oro y le funde cadenas de plata. Isa.40.20. El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que no se mueva. Isa.40.21. ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? Isa.40.22. Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar. Isa.40.23. Él convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. Isa.40.24. Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. Isa.40.25. ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. Isa.40.26. Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. Isa.40.27. ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? Isa.40.28. ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Isa.40.29. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Isa.40.30. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; Isa.40.31. pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Apo.3.18. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Apo.3.19. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. Apo.3.20. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apo.3.21. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. Apo.3.22. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

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