domingo, 13 de octubre de 2013

LA LLAVE

Isa.22.20. En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías, Isa.22.21. y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá. Isa.22.22. Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. Isa.22.23. Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su padre. Isa.22.24. Colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores, desde las tazas hasta toda clase de jarros. Isa.22.25. En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado; será quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se echará a perder; porque Jehová habló. Mat.16.13. Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Mat.16.14. Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Mat.16.15. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Mat.16.16. Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Mat.16.17. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Mat.16.18. Y yo también te digo, que tú eres Pedro [griego Petros], y sobre esta roca [griego petra, “piedra”] edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Mat.16.19. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Mat.16.20. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo. Luc.11.38. El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer. Luc.11.39. Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. Luc.11.40. Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro? Luc.11.41. Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio. Luc.11.42. Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello. Luc.11.43. ¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas. Luc.11.44. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben. Luc.11.45. Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros. Luc.11.46. Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. Luc.11.47. ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres! Luc.11.48. De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros. Luc.11.49. Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán, Luc.11.50. para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo, Luc.11.51. desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación. Luc.11.52. ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Apo.1.13. y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Apo.1.14. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; Apo.1.15. y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Apo.1.16. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Apo.1.17. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; Apo.1.18. y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. Apo.1.19. Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas. Apo.1.20. El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias. Apo.3.7. Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Apo.9.1. El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Apo.9.2. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Apo.9.3. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Apo.9.4. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Apo.9.5. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Apo.9.6. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos. Apo.9.7. El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; Apo.9.8. tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; Apo.9.9. tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; Apo.9.10. tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. Apo.9.11. Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión [“destructor”]. Apo.9.12. El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto. Apo.20.1. Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Apo.20.2. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; Apo.20.3. y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

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