jueves, 31 de octubre de 2013

LA OCASION

Ecl.9.11. Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos. Rom.14.1. Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Rom.14.2. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. Rom.14.3. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. Rom.14.4. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Rom.14.5. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. Rom.14.6. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Rom.14.7. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Rom.14.8. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Rom.14.9. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Rom.14.10. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Rom.14.11. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. Rom.14.12. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Rom.14.13. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. 2Co.11.3. Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 2Co.11.4. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; 2Co.11.5. y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles. 2Co.11.6. Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo hemos demostrado. 2Co.11.7. ¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de Dios de balde? 2Co.11.8. He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros. 2Co.11.9. Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso. 2Co.11.10. Por la verdad de Cristo que está en mí, que no se me impedirá esta mi gloria en las regiones de Acaya. 2Co.11.11. ¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe. 2Co.11.12. Mas lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión a aquellos que la desean, a fin de que en aquello en que se glorían, sean hallados semejantes a nosotros. 2Co.11.13. Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 2Co.11.14. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 2Co.11.15. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras. 1Te.5.1. Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. 1Te.5.2. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; 1Te.5.3. que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 1Te.5.4. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. 1Te.5.5. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 1Te.5.6. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 1Te.5.7. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 1Te.5.8. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. 1Te.5.9. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, 1Te.5.10. quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. 1Ti.5.4. Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. 1Ti.5.5. Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. 1Ti.5.6. Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta. 1Ti.5.7. Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles; 1Ti.5.8. porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. 1Ti.5.9. Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido, 1Ti.5.10. que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra. 1Ti.5.11. Pero viudas más jóvenes no admitas; porque cuando, impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo, quieren casarse, 1Ti.5.12. incurriendo así en condenación, por haber quebrantado su primera fe. 1Ti.5.13. Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran. 1Ti.5.14. Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia. 1Ti.5.15. Porque ya algunas se han apartado en pos de Satanás.

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